Y las redes sociales de la empresa que las lleve mi sobrino que está todo el día enganchado al móvil

No es obligatorio estar en las redes sociales en las empresas. Repito, no es obligatorio abrir redes sociales con el perfil de la empresa. Si se abre un canal de comunicación con los clientes tiene que ser con un plan y un objetivo claro. En caso contrario no merece la pena. Pero la realidad es que todavía hay muchas compañías que creen que las redes sociales las puede llevar el sobrino del jefe que está todo el día enganchado al móvil y envía unos memes muy graciosos.

Tal vez son las mismas empresas que en su día crearon su página web y cinco o seis años después ahí sigue, igual que el primer día. La realidad es que muchas compañías tienen como único objetivo estar en las redes sociales. Porque está la competencia, porque están sus clientes y porque todo el mundo habla de ellas.

Pero no hay un plan claro. Ni siquiera un plan en muchos casos. Las redes sociales se reducen a poner algún mensaje de vez en cuando de buenos días, por fin es viernes o intentar colar algún comunicado de prensa, con novedades sobre los productos o servicios que ofrecen. Y claro, lo normal es que no funcionen.

Si a esto le sumamos que en muchos casos se manejan como si fueran redes personales, se bloquea clientes que nos han hecho una mala crítica, nos centramos más en buscar un like que en ofrecer valor y crear una comunidad en torno a nuestra organización, al final el resultado no es otro que una gran pérdida de tiempo y de inversión.

Porque contratar a un profesional que nos lleve las redes sociales, que nos ofrezca un plan a medio plazo de objetivos a conseguir, al final es una inversión que tendrá un retorno. Pero claro, para qué pagar a alguien y si poner cuatro mensajes lo hace cualquiera. Al final es una cuestión de respeto por el trabajo de los demás.

Y no ocurre solo con redes sociales. En muchas ocasiones tiene que ver con las nuevas tecnologías y el trabajo que hay detrás del desarrollo de una aplicación, la creación de una web, una campaña de marketing online o el diseño de un logotipo. Todos pensamos que sabemos hacerlo, pero no sabemos y claro no valoramos este trabajo.

La analogía sería similar a cuando alguien decide montar un bar porque al fin y al cabo ha sido cliente de muchos de ellos. Y cree que es lo mismo estar a un lado de la barra que detrás de ella. Y luego vienen los fracasos, los bandazos en el plan de negocios y a poco que vaya mal se acaba por cerrar más pronto que tarde.

Fuente: Pymes y Autónomos