Un plan financiero para hacer más sólido tu negocio
Planificar con rigor la previsión de ventas y de costes, las vías de financiación, la situación de tesorería y cuándo llegarán los beneficios son aspectos fundamentales para que tu nueva empresa salga adelante.
Conseguir que un proyecto empresarial llegue a ser una compañía estable no sólo depende de tener una idea brillante y original. El emprendedor necesita elaborar un detallado plan de negocio y uno de los apartados más importantes es el financiero y económico. Sin embargo, la realidad refleja que en muchas ocasiones es una materia a la que no se presta la debida atención.
Un plan económico y financiero debe evaluar cuánto dinero necesitamos para poner en marcha nuestra idea, cuáles son nuestras fuentes de financiación y cuál es el potencial económico del proyecto. Alejandro Suárez, empresario y vicepresidente de la Asociación de Inversores y Emprendedores de Internet (AIEI), explica en su libro Ha llegado la hora de montar tu empresa, que «se trata es de cuantificar en dinero la calidad de la idea de negocio y qué cantidad se necesitará para cada etapa de crecimiento».
Pasos a seguir
Hay que tener presente que habitualmente el nuevo empresario debe recurrir a distintas fuentes de financiación, y el plan financiero es la documentación que estudiarán los inversores para evaluar la viabilidad del proyecto y en cuánto tiempo podrán obtener beneficios. Según explica Suárez en su libro estos son los puntos que debe contener:
Previsión de ventas y consumos. Lo primero que hay que averiguar es si la empresa es viable. Para ello hay que tener una visión aproximada de cuánto se prevé vender, el precio de cada unidad o servicio y los costes de producción.
Plan de inversión inicial. En este apartado se tiene que calcular las inversiones imprescindibles para la puesta en funcionamiento de la empresa. Hay que tener en cuenta que no todo desembolso cuenta como inversión. Por ejemplo, los bienes como el inmobiliario y la maquinaria sí se consideran inversión, pero los gastos de notario no.
Presupuesto de financiación. Consiste en definir cómo se va a financiar la inversión. Los expertos recuerdan que cuando este apartado se presenta ante los posibles socios capitalistas es fundamental demostrar plena confianza en la iniciativa.
Previsión de tesorería. Este es un punto de vital importancia. Por eso, es recomendable recoger de la manera más realista posible los plazos de cobro a los clientes y de pago a los proveedores. Suárez avisa de que «una estimación incorrecta del calendario de pagos puede limitar el crecimiento de tu proyecto, o incluso llegar a provocar su cierre».
Cuenta de pérdidas y ganancias provisionales. Es una tarea en la que se debe restar a las ventas o ingresos los gastos y pérdidas que se estiman. De esta forma, se obtiene una base para calcular otros ratios que permiten valorar la solidez del negocio y estimar si el proyecto generará beneficios.
La realización de este ejercicio también permite conocer el punto de equilibrio –cuando las ventas cubren los gastos y empiezan los beneficios– y el cash flow –flujo de caja–. Aspecto éste último que permite calcular cuándo se tendrá capacidad de autofinanciación.
Balance provisional. En este apartado se representa la situación provisional para la empresa. Se muestran los bienes y derechos que posee la firma (activo) y el conjunto de obligaciones y deudas contraídas frente a propietarios o socios (patrimonio neto) y frente a terceros (pasivo). Con este balance el emprendedor podrá tomarle el pulso a la salud financiera de su empresa.
Los gastos de la puesta en marcha
1. Establecimiento de la empresa: Trámites de legalización, registro de patentes y registro de la razón social.
2. Bienes de inmovilizado: Adquisición o alquiler de terrenos, construcciones, instalaciones, herramientas y utensilios, equipos informáticos y de oficina.
3. Recursos humanos: Contratación de personal, pago de salarios e impuestos sociales.
4. Dinero en efectivo para los tres primeros meses.
5. Gastos para la compra de materia prima y pago de servicios, como la luz o el teléfono.
Fuente: Expansión (12/11/2012)