Que ser valiente no salga tan caro

Quizás la diferencia está en las gafas con las que se mira. Donde hay una crisis, también hay una oportunidad. Donde hay riesgos, también hay retos. Un emprendedor tiene claro las gafas con las que mirar. Lo único que pide es que no le empañen los cristales. En una economía deprimida como la española, los emprendedores ofrecen esperanza. Dinamizan la economía, crean empleo. Su importancia fue destacada por el embajador de EE.UU. en España, Alan Solomont, en una mesa redonda celebrada en honor de los finalistas del Venture Days del Instituto de Empresa (IE), un evento que pone en contacto a emprendedores e inversores. 

Unos finalistas con diferentes estilos de vestir -desde trajes grises hasta sudaderas con capucha- pero con un mismo diagnóstico: en España hay talento para emprender, pero falla el entorno. Condiciones como el acceso a la financiación, la formación emprendedora o las cargas burocráticas y tributarias. Francisco Polo, fundador de la plataforma de activismo Actuable.es y director en España de Change.org, habla tajante: «España es uno de los peores entornos para emprender de todos los países occidentales». Polo reclama una «visión clara» a los líderes políticos para adoptar las medidas necesarias. Entre ellas, «una fiscalidad que no penalice los planes de opciones, no castigar la inversión de los “business angels”, o eliminar la necesidad de licencias para cualquier cosa». 

Un diagnóstico con el que coincide el informe Doing Business 2012 del Banco Mundial, que analiza las regulaciones nacionales para hacer negocios. Este estudio coloca a España en la posición 44 de la clasificación mundial de facilidad para crear empresas. Uno de los aspectos en los que más tiene que mejorar España es precisamente en el proceso de apertura de un negocio. Señala, por ejemplo, que se necesitan 10 procedimientos (trámites con terceras partes) y un total de 28 días para arrancar. El doble que la media de los países que forman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En lo que se refiere al coste burocrático que supone el pago de impuestos, España está en la posición 34. Y el tiempo empleado en esta tarea asciende a 167 horas al año. O lo que es igual: el horario laboral de veinte días de trabajo. 

Juan José Güemes, vicepresidente económico del IE y presidente de su Centro Internacional de Gestión Emprendedora, destaca el buen momento que vive este colectivo. «España reúne condiciones para que se produzca una explosión de emprendedores. Hay talento, es un mercado grande y tiene afinidad con Iberoamérica. Solo hay que hacer un ajuste fino», afirma. Güemes argumenta que «no hay nada cultural en España que nos haga menos emprendedores». No está en el ADN. «Lo que hay son obstáculos como la complejidad burocrática, o una carga impositiva alta», explica. Por ello, pide que las administraciones públicas se retiren a un lado y dejen el camino de los negocios libre. «Hay que reducir la abundancia de normas». También lamenta que la ley estigmatice el fracaso y propone que «haya separación del patrimonio personal respecto al empresarial, incluidas las deudas tributarias y de la seguridad social». 

En EE.UU., los fracasos se coleccionan. Los empresarios presumen de ellos. Son las medallas de los valientes. En España, los emprendedores piden lo que decía la canción de Joaquín Sabina: «Que ser valiente no salga tan caro. Que ser cobarde no valga la pena».

Fuente: ABC (26/11/2012)