¿Puede el autónomo contratar a familiares como indefinidos? Se puede ampliar la plantilla con miembros del núcleo familiar siempre que no se haya despedido durante el año anterior. El contrato debe ser, al menos, de seis meses.

A la pregunta de ¿puede un autónomo contratar a familiares directos como indefinidos? La respuesta es sí,gracias a la entrada en vigor de la nueva Ley de Autónomos de forma íntegra, hace apenas unos días. Así, los empleadores que deseen pueden incorporar a sus filas a familiares directos y hasta de segundo grado de consanguinidad, siempre que cumplan una serie de requisitos; el principal, que no haya reducido la plantilla por despidos improcedentes o colectivos el año anterior a la firma del contrato. A continuación te avanzamos los siguientes:

Se puede contratar tanto a tiempo parcial como completo. La relación laboral debe ser de, al menos, seis meses.

Como novedad principal, se amplía al segundo grado de consanguinidad las posibilidades de hacer indefinido a un empleado. Es decir, pueden ser cónyuges, ascendientes, descendientes y abuelos, nietos; hermanos o cuñados, tal y como recoge en un comunicado la Agencia EFE. Además, en el caso de los hijos, se pueden beneficiar de este cambio en la normativa los menores de 30 años que compartan vivienda y los mayores de 30, hasta 35, que estén en riesgo de exclusión social, esto es, discapacitados, víctimas de terrorismo o violencia de género o pertenezcan a colectivos desfavorecidos.

Ventajas fiscales

Además de la posibilidad de generar empleo entre los familiares más cercanos que lo necesiten, los autónomos que se acojan a esta modalidad de contratación tendrán una serie de beneficios fiscales durante el primer año de duración del contrato. Y es que, la nueva ley permite a los mismos ahorrarse el 100% del pago de la cuota por contingencias comunes a la que tiene que hacer frente por cualquiera de sus trabajadores.

Todas estas novedades están recogidas en la Guía de Contratos, publicada por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).

Fuente: Cinco Días