Prepara la mejor carta para abrir tu propio restaurante

La hostelería sigue siendo una de las opciones más atractivas para emprender. Crear un ambiente agradable, una oferta gastronómica diferente y una gestión exquisita son los factores para el éxito. 

Para explotar su vena artística, su don de gentes o sus habilidades culinarias, ésas que siempre sorprenden a amigos y familiares, ¿quién no ha pensado en alguna ocasión en montar su propio restaurante? En el caso de Tony Gratacós, directivo de Disney Channel y productor cinematográfico, fue su habilidad para hacer hamburguesas y su determinación para crear algo diferente lo que le animó a fundar Gin Table: “En el fondo montar un restaurante es como rodar una película: en ambos casos lo haces con la intención de llenar el mayor número de localidades. Dar con el producto adecuado para captar a un público determinado es la clave”. Gratacós tenía claro el perfil de su cliente: treintañeros y cuarentañeros con familia. Por eso optó por una combinación ganadora: “Hamburguesas de calidad, gin tonics y una carta clara y breve que no apabulle a los comensales”. 

Gin Table abrió sus puertas el pasado mes de julio en Montecarmelo –barrio madrileño de reciente creación–, un espacio en el que Gratacós ha logrado marcar la diferencia no sólo en el producto: “Crear un ambiente agradable es parte del éxito. La decoración es fundamental para convertir el local en un espacio confortable sin descuidar, por supuesto, una atención exquisita”. 

De la mesa al fogón

Pasar de cliente a gerente es uno de los retos que tienen estos nuevos empresarios, más acostumbrados a estar en la mesa que al frente de un restaurante; como Jesús Pombo, artífice y propietario de Poncelet Cheese Bar. Cuando abrió las puertas de su nuevo negocio ya tenía otra empresa a sus espaldas: TCO Outsourcing, dedicada a la consultoría y asesoría de empresas y especializada en el área concursal y en situaciones de crisis. Antes de embarcarse en la restauración, analizó el mercado y detectó algunas necesidades no cubiertas. Así nació hace ocho años Poncelet, como tienda especializada en quesos. “A partir de ahí establecimos una hoja de ruta que incluía la apertura de un centro afinador del derivado de la leche y un restaurante, también especializado en el producto. Este último adquirió forma hace cuatro años y abrió sus puertas en julio de 2011”. Pombo añade que esa planificación ha permitido que el proyecto siga su rumbo: “Nuestro objetivo es difundir la cultura del queso, acercarlo a un público cada vez mayor”. 

Miguel Kindler Von Knobloch se crió en el Il Salotto, el restaurante italiano que desde 1986 regentaba su padre. Pero hasta hace año y medio no se ha metido de lleno en el negocio. Diseñador de páginas web, ha sido boxeador y empresario de tiendas de ropa multimarca. “Cuando decidí llevar las riendas del negocio familiar lo hice empezando desde cero. Cambié el local para darle un toque más actual y opté por la gastrococtelería”. De esta manera creó el Upper Club, una zona lounge, un espacio destinado al afterwork que pretende captar otro tipo de público y convertir el local en cita de moda. 

Trabajar, trabajar y trabajar son las tres ‘t’ que comparten estos emprendedores. Gratacós asegura que se ha dejado el alma en su negocio y que, si hubiera seguido las recomendaciones de alguno de sus amigos y del mundo de la restauración, nunca lo habría hecho. Pero reconoce que es una experiencia muy gratificante, que desea seguir compaginando con su faceta de productor cinematográfico.

Fuente: Expansión (29/11/2012)