La empresa Los Pastoreros lleva más de medio siglo dedicada a la producción de leche fresca en Granada

Granada es provincia de tradición lechera. Son numerosas las vaquerías que repartidas por todo el territorio dan soporte a este sector. Uno de los embajadores de la leche granadina son Los Pastoreros, que llevan décadas dedicados a la producción de leche. Pero una muy especial para diferenciarse del resto: leche del día y sobre todo, muy natural.

Los Pastoreros tienen repartido su trabajo entre Santa Fe, donde está la vaquería, y Fuente Vaqueros, donde comenzó la actividad de esta cooperativa y donde está ahora su centro de pasteurización y envasado. Este centro ahora ocupa una parte mínima de los miles de metros cuadrados que llegó a ocupar la cooperativa, que nació dedicada al sector agrícola y que después se especializó en la leche. En este recinto todavía se ven abandonadas las naves donde antiguamente estaban los animales hasta que la expansión del pueblo les obligó a buscar otro recinto. También las calles de pequeñas casitas donde dentro del propio recinto vivían los cooperativistas y sus familias. Entre ellos la actual presidenta de la cooperativa, María Cano, la primera mujer al frente de la organización. «El origen de Los Pastoreros están en la unión de un grupo de agricultores de Granada que decidieron ponerse a trabajar en común para obtener más beneficio». «Todos eran dueños de todo pero nadie por sí solo era dueño de nada», matiza la presidenta. Así, se constituye en el 1967 como Cooperativa Santiago Apóstol, que se conocía como Los Pastoreros por el grupo primero de pastores que en los años 50 comenzó con esa filosofía de trabajo. Los primeros años el trabajo era de agricultura -exportaban incluso a Brasil- pero ya en los años 70 comenzaron con la producción de la primera leche en bolsa y desde entonces no han parado. De los más de 100 socios que llegó a tener la cooperativa, ahora hay unos 30, de los que 17 son activos.

El alma máter del centro de pasteurización y envasado es Francisco Fernández, que se encarga todos los días de preparar la leche para el reparto. Lo primero que hacen en recibir los camiones con la leche recién ordeñada de las vacas que tienen en Santa Fe. Una vez realizadas las pruebas oportunas al producto, se envía al tanque de recepción de leche cruda, con capacidad para 36.000 litros. Ahí es donde se realiza el proceso de higienización, homogeneización y pasteurización para eliminar cualquier germen y darle el tratamiento obligado para el consumo. En el caso de Los Pastoreros, al tratarse de una leche natural del día no es el mismo proceso que la mayoría de leches comerciales, las UHT, que aguantan más tiempo pero que no tienen la misma calidad ya que se someten a tratamientos más agresivos. «Aquí se mantiene la leche viva», asegura Fernández, que presume de que su leche «es más natural, sin conservantes y sin la química de otras marcas».

Con su producción, Los Pastoreros realiza dos tipos de leche, la entera y la semidesnatada. En cuanto a presentación, tienen la tradicional bolsa de 1 litro, el cartón tipo americano (más estrecho, cuadrado y largo) de 1 litro y la garrafa de 5 litros. La semidesnatada sólo la hacen en cartón. Envasan unos 1.260 litros a la hora de leche que se reparte por toda la provincia y también por Málaga, donde hay mucha tradición de leche fresca, «sobre todo en la Costa del Sol, para extranjeros, que la aprecian mucho por su sabor», remarca el jefe de la planta, que en el día de la visita acababa de envasar 12.230 litros de leche: 6.300 en bolsa, 3.120 en cartones, 1.470 en garrafas y 1.280 de semidesnatada.

En total, Los Pastoreros produce unos 3 millones de kilos de leche al año con una facturación que ronda los tres millones de euros.

En 2010 se trasladaron los animales a una granja de explotación ganadera en Santa Fe. Allí, su encargado, José Luis Alberto, se dedica junto un equipo de profesionales de cuidar de las 580 vacas que tienen, de las que 270 son para ordeño. El tipo de animal que tienen es la vaca frisona, una raza seleccionada por el tipo de leche que produce.

En las instalaciones se vive por y para las vacas. Desde que nacen y las crían hasta que las inseminan para parir más animales y comienza su etapa de ordeño. Todo organizado como un circuito en el que todo gira en torno a ellas aunque su única actividad sea comer, tumbarse y ser ordeñadas. Y se las cuida ya que en sus ‘habitaciones’ cuentan incluso con colchones de latex para que estén más cómodas y no sufran las patas y las ubres. En la granja la actividad comienza muy temprano para limpiar las instalaciones y preparar a los animales para los dos ordeños que hacen al día. Antes, darles la comida, una mezcla de piensos, maíz y cebada para las lecheras, que comen unos 47 kilos de comida al día, ya que lo importante es que no engorden sino que lo que comen lo transformen en leche. José Luis las conoce a todas y dedica su vida a ellas. No en vano, no se pueden estresar para que la producción sea buena. Cada animal puede dar unos 33 litros de leche al día.

La vida de la vaca en la granja comienza con su nacimiento, donde ya son seleccionadas para enseñarles a comer, destetarlas y criarlas para que a los 14 meses las inseminen. Una vez preñadas el parto llega a los 9 meses. Una vez que la vaca ha parido, ya comienza a dar leche y a servir para el ordeño. Y así en una cadena que se repite sin parar. La media es de tres partos por animal hasta que alcanzan una edad que ya se envían al sacrificio para alimentación. Todo un proceso que se repite desde antaño para llevar un buen vaso de leche a nuestras mesas, un alimento de ayer, hoy y siempre.

Fuente: Granada Hoy (31/03/2014)