¿Emprender solo o con socios y amigos?

Muchos ríos de tinta corren sobre el tema emprendimiento hoy día en informativos, libros, conferencias, internet, blogging, prensa… que si promesas electorales por un lado que ayudarán a la creación de tejido empresarial -tan deteriorado por la actual crisis- en cuanto a PyMes, que si incentivos a la creación de empresa nueva para jóvenes que se lancen a la aventura… 

No voy a ser yo quien diga lo que muchos creen: si alguien va a ayudar a retomar la senda del crecimiento en medio de modelos de negocio obsoletos e improductivos que no hacen más que descuartizar los recursos del Estado que tanto nos cuesta capta, eses serán los emprendedores. Hecha la introducción pertinente a mi tesis… entremos en materia. 

¿Qué es lo mas importante de un proyecto?: ¿La idea?, ¿El modelo de negocio?, ¿El saber ver una oportunidad donde otros no?… Permítenme que lo dude… quizás preguntas del tipo como las que acabo de citar, si acaso no representen el 30 o 40% de la futura supervivencia de una empresa. Entonces, ¿qué es lo que hace un proyecto tenga más garantías que otro de que sobreviva en un entorno cada vez más hostil en cuanto a competencia para una nueva empresa?

El/los promotor/es. El promotor de un proyecto es de largo el factor de éxito (o de fracaso, como algunos apuntan) más influyente en los primeros años para una empresa de nueva creación, y máxime en la actualidad, cuando los proyectos que se abarcan suelen ser de naturaleza no convencional; o sea, que atienden una necesidad que antes no se podía por temas de tecnología o porque nadie antes lo hacía a través de ese modelo de negocio. Quiero hacer esta distinción porque para montar una cafetería, una panadería, una peluquería y similares, no hace falta un modelo de negocio innovador, o alguien con unas competencias por encima del resto; “simplemente bastará” con dar un mejor producto o servicio, o más barato, o más cerca que el de la competencia. 

Quizás en su día a mi me hubieran podido dar el plan de negocio totalmente desarrollado en 1000 páginas de Microsoft o Apple pero no lo hubiera implementado ni por asomo como Steve Wozniak o Bill Gates por aquel entonces. En cambio podría aumentar sustancialmente las probabilidades de éxito si alguien me escribe en una hoja cuales son las líneas generales de funcionamiento de un compraventa de coches. 

Vale, lo hemos argumentado rápido pero podrá valer: el promotor o promotores de una idea, más si se trata de algo “innovador” en cuanto a empresa, es de lo más importante. Un momento. Promotor… ¿O promotores? Es aquí donde quería hacer hincapié con mi artículo. Hay que tener muy claro con quien se embarca uno en un proyecto, pues es de las decisiones que menos se sopesan y que más trascendencia tienen para la futura empresa. 

Algo que se suele escuchar mucho es: “Monté el negocio con fulanito pero al final acabamos separándonos y a mal”. En cambio pocas veces escucho: “Me fue tan bien por libre que me terminé asociando con esta otra empresa y acabó entrando en el capital de mi PyMe”. De esto se deduce que un error típico de los emprendedores es su tendencia a pensar que necesitan lanzar un negocio con más socios cuando realmente podrían hacerlo en solitario. Quizás debido a nuestra naturaleza humana tenemos miedo a quedarnos solos ante el fracaso. O porque pensamos que las penas entre varios se llevan mejor. O porque nuestro socio tiene competencias que nosotros no para fundamentar una ventaja competitiva de la empresa. O porque el proyecto, por dimensión, no es abarcable por una sola persona como único administrador. No lo sé. 

Otra forma de no empezar bien un proyecto es ofreciendo entrar al capital de la empresa (poner “pasta”) a un amigo para que nos ayude con la inversión inicial. Mal. Mal porque el socio ya sea un amigo, o vaya a ser administrador de la empresa, o a trabajar en ella, es el recurso más caro, pero de largo. No entiendo cómo muchos no pueden ver esto. Si alguien necesita financiar una empresa debería hacerlo mediante deuda, o intentarlo al menos, antes que escriturar a nadie en el capital. Si lo que necesitamos es un “amigo” que nos deje dinero a medio plazo para echar a andar la empresa, lo que debemos es hablar con un business angel o similares; son empresas/fondos que se dedican a eso y no tendremos que discutir con ellos a la mínima. Y si lo que necesitamos es alguien competente para el cuadro organizativo de la empresa porque el proyecto se nos escapa a la gestión de una sola persona, entonces, contratar. 

Me asombra como a poca gente le incomoda la pregunta de: ¿Podrías “pasar” de tu socio y emprender tú solo?. Los que lo tengan claro, adelante y mucha suerte y, los que duden lo mínimo deberían volver a leer el artículo otra vez y preguntarse si lo que quiero es convertir a un amigo en discusiones diarias, o tener que repartir los beneficios en proporción a la participación de mi socio en el capital, o renunciar a tener el total control de toma de decisiones en mi empresa.

Fuente: Qué aprendemos hoy (22/05/2013)