Emprendedores en serie que retan al fracaso

Tropezar forma parte del proceso emprendedor. No hay que temer los errores, sino aprender de ellos para no repetirlos. Matthieu Heusch no le teme al fracaso. Tropezó en su primera aventura empresarial, cuando puso en marcha Doctor Doctor, una plataforma digital que agilizaba el proceso de búsqueda de médicos.

Una buena idea galardonada, además, con el primer premio del Venture Lab 2010 de IE Business School y finalista como mejor start up del año en Madrid por la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE). Estos reconocimientos no sirvieron, sin embargo, para mantener en pie a la empresa. “En verano de 2012 nos dimos cuenta de que no podíamos levantar más capital y decidimos deshacer el proyecto”, admite Heusch.

Esta pequeña mancha en su expediente no ha puesto freno a su espíritu emprendedor. Junto a Jorge Bodas se ha lanzado ahora a poner en marcha dos aplicaciones: Camare.ro y Socialpostman.com. Cuenta que ha aprendido de su fracaso, que cuando desarrollas un producto nuevo “tienes que ser ágil, tomar decisiones rápidas para testear si funciona en el mercado”, explica Heusch. Aprendizaje En general, se suele decir que se aprende más de los fracasos que de los éxitos. Sébastien Chartier, fundador del Salón MiEmpresa, también lo cree así. “Cada uno debe desarrollar su propia experiencia y estos tropiezos, si están bien analizados, no se volverán a repetir. Soy de la opinión de que hasta que no los cometes tú es complicado evitarlos”.

Para Chartier, hay muchos factores que intervienen a la hora de que un negocio sea un éxito o un error: “la calidad del equipo humano, lanzarlo en el momento oportuno, el hecho de que los mercados cambian cada vez más rápidamente, tu compentencia, etcétera”. Javier Echaleku, CEO de Kuombo, cree que “es importante no hablar sólo del fracaso, sino del miedo”. El temor, en resumen, de no ser capaz de reponerse de la caída. Y es que en esta situación sólo existen dos opciones: tirar la toalla o sacar coraje y buscar soluciones: “Si eres honesto y das todo de ti mismo volverás a levantarte mejorado”, dice Echaleku.

Del error al éxito solo hay un paso Javier Echaleku llegó a facturar cuatro millones de euros con una empresa de diseño y fabricación de calzado que tuvo que liquidar en 2006. Cuenta que cometió tantos errores que podría escribir un libro, pero que uno de los principales fue creerse el mejor y pensar que estaba por encima de los demás por el mero hecho de tener una empresa. Según Echaleku, “el hecho de haberme arruinado, haber pasado varios años pagando deudas y reflexionar sobre mis errores me dio el aprendizaje de varios másteres a la vez, por lo que salí reforzado”. Tanto es así que ahora ha logrado el éxito con Kuombo.

Fuente: Expansión (04/06/2013)