El gusanillo de emprender desde el aula

Saben que lanzar una empresa no es cosa fácil. Y sin embargo, muchos lo tienen en la cabeza e incluso ya se han puesto manos a la obra. Buena parte de los universitarios ganadores del concurso Consejero delegado por un día, una iniciativa organizada por EL PAÍS y las consultoras Ray Human Capital y Odgers Berndtson, creen que su futuro pasará por ser sus propios jefes. Gracias a este proyecto, 15 estudiantes brillantes han tenido la oportunidad de pasar un día con un alto ejecutivo de una gran empresa en España, tras pasar una compleja prueba de selección. Para todos ha sido una experiencia valiosa. Para algunos, porque sueñan con ocupar un día esos mismos puestos. Para otros, porque han podido ver de cerca una gran compañía con un mentor de lujo, su consejero delegado o su director general, y quizá eso les ayude a lanzar sus propias ideas al mercado.

“Lo importante es trabajar duro, porque eso es lo que al final da resultados”, recordó Belén Frau, directora general de Ikea, a la universitaria que le acompañaba. José Miguel García Fernández, consejero delegado de Jazztel, considera que lo que hace falta para montar una empresa es una buena idea. Sin embargo, también cree básico que en España se genere un buen clima de emprendimiento, como el que hay en Estados Unidos o Australia, para que florezca el espíritu emprendedor. Un espíritu que el estudiante que le acompañó, empresario tecnológico ya a sus 20 años, tiene claramente. 

También al estudiante que pasó el día con Julián López Zaballos, consejero delegado de la aseguradora Zurich España, le ha picado ya el gusanillo de crear algún día su propia empresa. El ejecutivo le recordó que, incluso si eso ocurre, deberá ser capaz de mantener los pies en el suelo, y ser consciente de que, cuando se dirige una empresa, se tiene una gran responsabilidad sobre los empleados que forman parte de ella. 

¿Y dónde están los mejores nichos para emprender o convertirse en directivo? Los sectores tradicionales y la industria, recordó el consejero delegado en España de Ford, José Manuel Machado, todavía tienen mucho que ofrecer. Ánimo.

“La meritocracia hoy en día funciona” 

“Cuando empecé a estudiar arquitectura ya era consciente de que no iba a conseguir trabajar de lo mío nada más acabar. ¿Qué le voy a hacer? Pues esforzarme más todavía”. A María Eugenia Diego no le da miedo el futuro. Esta universitaria de 23 años tiene la mente abierta. En sus planes está salir al extranjero, trabajar en otro sector, montar su propia empresa… ¿Quién sabe? “No creo que nada sea imposible. Si te apasiona, pues adelante”, lanza.  

De momento, ha sido la consejera delegada por un día de Ikea en España. Lo que más le ha gustado ha sido la reunión de dirección a la que asistió por la mañana. “Me ha sorprendido, porque se tratan temas del más alto nivel hasta lo que parece más básico, como un detalle sobre una estantería”, cuenta en la sala de descanso de la sede de la multinacional en Madrid, decorada, por supuesto, con sus propios productos. A su lado, Belén Frau, directora general en España de Ikea, aprovecha hasta el último momento para darle consejos. Mantener el optimismo, le dice, es básico. Y también tener claro qué es lo realmente importante. “Los valores son fundamentales. No se trata de tener eslóganes en la cabeza, sino valores de verdad. Los conocimientos técnicos se adquieren con la experiencia, pero hay que llevar dentro lo básico: la humildad, el respeto, el trabajo en equipo…”, le aconseja. 

María Eugenia ha disfrutado en su día entre despachos, pero también ha visto de cerca el trabajo en tienda. “Aquí todos los directivos pasan en las tiendas algunos días al año, para no perder la perspectiva. Creíamos que era básico que ella lo experimentara también unas horas”, dice Frau. A la directora general de Ikea no le gusta demasiado que se hable todo el tiempo de la crisis que nos rodea. “Creo que tengo suerte de estar en una empresa que piensa en el largo plazo. Tenemos las cosas claras y eso hace que seamos flexibles”, considera. “Cuando se viven tiempos complicados como los de ahora, la gente aprende a valorar más cosas como el esfuerzo, el trabajo bien hecho o la creatividad”, le recuerda a la estudiante. “En la empresa la meritocracia funciona. Quizá hubo tiempos donde el dinero se movía con facilidad, y algunos prosperaron fácilmente. Hoy, en general, lo que cuenta es la constancia y el trabajo”, le asegura.

“No siempre es fácil captar talento joven” 

Guillermo Jönas no disimula su perplejidad. Una jornada codo con codo con el consejero delegado en España de Ford, José Manuel Machado, le ha servido para darse cuenta de algunas de las dificultades que conlleva el cargo. “Has de estar continuamente cambiando el chip: hay que tocar muchos palos y ajustar mucho los tiempos”, comenta después de asistir a diferentes reuniones con el máximo responsable de la empresa de automoción.

El presupuesto de publicidad para este año, la situación que atraviesan los concesionarios o la asistencia al comité cívico (un nuevo programa de responsabilidad social que promueve la compañía) fueron algunos de los temas que trataron. Además, Jönas, de 21 años, tuvo también la oportunidad de asistir a primera hora de la mañana a un desayuno con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en el que participaron directivos de diferentes empresas españolas para hablar sobre la situación económica del país. Un día completo. 

El joven cursa el tercer año de Administración y Dirección de Empresas e Ingeniería en Tecnologías Industriales en la Universidad de Deusto. Por sus estudios, el aprendiz de directivo se mostraba encantado con la experiencia. “Desde que he empezado la carrera, el mundo de la automoción me ha llamado mucho la atención y me gustaría trabajar en una empresa del sector”, asegura. Machado escucha sus palabras con agrado, preocupado por la dificultad que en los últimos años han tenido las empresas de su sector “para captar talento joven”. No ha sido “el sector de moda en la última década, había otros más glamurosos”, dice. Por eso, Machado apuesta por “un cambio de imagen de la automoción, para que la gente vea todos los proyectos que se sacan adelante”. 

El carácter internacional de Ford es un aliciente más para Jönas, atraído por la forma de entretejer relaciones industriales con fábricas de otros puntos del mundo. “Es muy enriquecedor estar conectado a los requerimientos de todos los países”, explica. La guinda a una jornada llegó de los cambios de última hora, ya que Guillermo pudo asistir a una reunión “que no estaba en la agenda” con directivos de otros lugares de Europa.

“Hacen falta ideas y confianza” 

Que a nadie le engañe su edad. Javier Agüera tiene solo 20 años, pero es un empresario. Es universitario, estudiante de ingeniería de Telecomunicación en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, es cofundador de una start-up, Geeksphone, la primera marca europea en lanzar un terminal Android al mercado, el Geeksphone Zero. Así que, el día en el que se convirtió en el consejero delegado por un día de Jazztel aprovechó para compartir experiencias con José Miguel García Fernández, consejero delegado de esta empresa. “Me gustó este proyecto, porque me ha dado la oportunidad de trabajar con alguien que trabaja en lo mismo que yo, pero multiplicado por 1.000”, explica Javier. 

García Fernández apunta que pasar el día con Javier no es como estar con cualquier universitario. “Él ya tiene una empresa. En su caso, lo importante no es aconsejarle sobre cómo empezar, sino cómo avanzar”, recuerda. Al consejero delegado de Jazztel le sorprende que en España haya tan pocos perfiles como el de este estudiante y emprendedor. “Su trayectoria recuerda a Silicon Valley. Yo creo que tenía un perfil similar a su edad. Javier habla y trabaja como alguien de sesenta años que conoce bien el sector. Tiene las ideas más claras que muchos consejeros delegados a los que conozco”, alaba el ejecutivo. 

En España, cree José Miguel García, hacen falta ecosistemas para impulsar a los pequeños empresarios. “La industria, el Gobierno y la banca deberían ayudar”, aconseja. “Para emprender hacen falta ideas y confianza. Y hay que saber buscar apoyos que crean en esas ideas”, opina. “La innovación debe aplicarse a los productos, no a la estructura empresarial. Ahí ya están inventados los sistemas”, recomienda el directivo. 

Javier dice que se siente muy motivado siendo emprendedor. No le da miedo el fracaso, señala, y recuerda que, antes de tener éxito con Geeksphone, participó en otros tres proyectos que no salieron bien. “Me gustan los retos y la creatividad. Poder crecer cada día”, explica. “Busco cosas estimulantes”, resume. De su día en Jazztel lo que más le ha gustado ha sido la eficiencia a la hora de tomar decisiones. “En las reuniones participan personas de todos los departamentos y no se pierde el tiempo: se sale con resultados concretos”, valora.

“Nunca creas que la empresa es tuya” 

Finaliza la jornada y el rostro de David Bardalet, con Administración y Dirección de Empresas (ADE) en ESADE finalizado a sus 22 años, muestra cansancio. Acumula 11 horas ininterrumpidas a la sombra de Julián López Zaballos, consejero delegado de la aseguradora Zurich España. Y persigue, como él, el sueño de “ser líder de una organización para poner en vigor mis ideas; yo quería ser el primero”. Para lograrlo, el directivo señala como indispensable “la ambición”. Para mantenerse, “la resistencia” ante las presiones que llegan de todos los flancos e incluso la capacidad de renunciar a la vida familiar, una premisa que asegura que quizá ahora cambiaría 

Para facilitar ese camino, cree Bardalet, lo imprescindible es “la capacidad de relación con las personas y saberlas escuchar, además de la capacidad de adaptación”. López asiente, pero siempre matiza. Considera que entre la dirección basada en el consenso y la que depende de la imposición ha de existir “un equilibrio que es tan bueno como peligroso”. ¿Y la figura del ejecutivo tiburón? “Te la puedes plantear, pero estoy seguro de que puedes llegar a ser consejero delegado con una actitud distinta, más humana”, explica el joven aspirante. Ese bien común lo defiende López con otra idea: “El orgullo de un directivo al ver que la empresa da de comer a centenares de familias y el temor a tener que tomar decisiones difíciles, pero que al final asumes porque esto es una empresa privada y los accionistas te piden un margen de beneficio que hay que cumplir cada año”. 

A David Bardalet le gustaría algún día ser el jefe, pero a poder ser hacerlo para su propia empresa. “Ahora estoy trabajando muchas horas —está realizando unas prácticas en una consultora— y no sé si podré aguantar así muchos años, pero creo que si es para tu propia empresa, todo es más gratificante”, señala. El primer ejecutivo de Zurich en España le otorga parte de razón, aunque recupera las cualidades que debe tener un primer ejecutivo para aconsejar a Bardalet. “Nunca creas que la empresa es tuya”, asegura, por el riesgo que entraña perder el mundo de vista. Y le muestra otra máxima: “Para hacer carrera hay que salir fuera”.

Fuente: El País (25/02/2013)