El arte se gana un sitio en los hoteles
Dormir, descansar y, como mucho, cenar. Estas son las actividades que suelen desarrollar la mayor parte de los clientes de hoteles urbanos. Y eso que la mayoría de cadenas se esfuerzan por crear espacios agradables y sugerentes en sus establecimientos para fomentar las relaciones entre los clientes. Se intenta que se sientan bien, que valoren su estancia como una experiencia, más allá de la calidad del desayuno o la textura de las sábanas.
Con ese objetivo en el punto de mira, varios son los hoteles que se han lanzado a sembrar sus estancias con obras de arte. Los hay que exponen cuadros en sus habitaciones, como los Atrio. En el caso de Le Méridien, perteneciente a la cadena estadounidense Starwood, han ido algo más lejos. Acaban de iniciar en su establecimiento de Barcelona, situado en plenas Ramblas, el corazón de la ciudad, una experiencia piloto que irán trasladando poco a poco al resto de locales que gestionan en Europa y que ha tenido éxito en Estados Unidos y Asia. Lo llaman el Hub.
«Nuestra idea es conseguir que el cliente tenga en sus primeros diez minutos en el lobby del hotel una sensación agradable que le invite a quedarse un rato y tomarse un café», apunta Eva Ziegler, directora mundial de las marcas Le Méridien y W Hotels, también propiedad de la cadena Starwood. «Las habitaciones también están decoradas con mucho estilo, e incluso los ascensores emiten sonidos sugerentes para estimular la conversación», apunta Ziegler.
La ejecutiva reconoce que, además de querer gustar a los clientes, la apuesta por el arte es un medio más de llamar la atención de la gente que pasa junto al hotel. En este sentido, la colorida puerta de Le Méridien Barcelona, diseñada por el fotógrafo catalán Joan Fontcuberta, no deja indiferente a ningún transeúnte. Ya dentro del lobby, un proyector pasa una y otra vez imágenes de gente andando e interactuando en diferentes ciudades. Quienes opten por las escaleras en vez del ascensor descubrirán una larga hilera de platos colgantes: Sopa Gaudí, un montaje de Jaume Amigó.
De forma paralela a la decoración, la cadena pretende estimular el desarrollo de tertulias en las salas del hotel. Como la que tuvo lugar hace una semana, con Ferran Adrià y Richard Florida como invitados estrella de un debate centrado en la aplicación de ideas creativas a las diferentes esferas de la sociedad.
La cadena estadounidense se ha hecho con una extensa nómina de artistas para introducir piezas en sus establecimientos. Bajo la filosofía de combinar autores autóctonos e internacionales, entre sus colaboradores destacan nombres como Jérôme Sans, An Xiaotong, Markus Kreiss y Lucy & George Orta.
Diversidad y adaptación cultural
Uno de los desafíos de proyectos como el de la cadena Le Méridien, perteneciente al grupo Starwood, que ha puesto en marcha una serie de exposiciones y experiencias artísticas en los hoteles que tiene repartidos por todo el mundo, es su adaptación a los usos y costumbres de las poblaciones en las que opera.
Para ello, se ha optado por la combinación de artistas locales con otros de reconocido prestigio internacional. El resultado, comentan desde la firma, ha sido satisfactorio en Oriente Próximo, Estambul y otros emplazamientos.
Lo que la cadena no modifica, eso sí, son las líneas estilísticas de sus hoteles. Estén en Asia, Europa o América, en todos ellos se huele la misma esencia al llegar al vestíbulo. Las camas son las mismas, como también lo son la gama de servicios disponibles para los clientes. Sí queda sujeto a modificación, en cualquier caso, el menú del desayuno, un aspecto en el que la cadena pone especial cuidado. En España, el plato estrella son los huevos revueltos. Y el café, la otra piedra angular de su oferta gastronómica.
Fuente: Cinco Dias (28/12/2012)