Dos emprendedores granadinos crean el primer dispositivo inteligente antirrobo para coches

Los emprendedores españoles saben lo importante que es que todos nos sintamos seguros cuando estacionamos nuestro vehículo en la calle.

Y es que, con la cantidad de robos que se producen y con las vacaciones de verano a la vuelta de la esquina, hacer uso de herramientas que impidan el hurto de los coches se convierte en algo muy importante para un sinfín de personas.

Este hecho ha llevado a los emprendedores granadinos Manuel Reinoso y Daniel Calandria a darle vida a CarCentinel, el primer dispositivo inteligente antirrobo para coches que se encarga de avisar al propietario del vehículo, en tiempo real y a través del teléfono móvil, de cualquier clase de incidencia injustificada.

Para saber si se está produciendo algún tipo de irregularidad, CarCentinel utiliza sensores de movimiento, los cuales le permiten detectar cualquier intrusión, impacto, vibración, intento de robo y, en general, toda clase de incidencias injustificadas que sufra el coche.

Tras un año y medio de trabajo, estos dos emprendedores españoles nacidos en la ciudad andaluza de Granada han hecho posible que, ahora, los propietarios de un vehículo puedan sentirse seguros en todo momento y recibir un aviso en el smartphone cuando alguien intenta robar su coche.

Una sencilla instalación

A pesar de encontrarnos ante un sistema antirrobo de lo más moderno y novedoso, la instalación de CarCentinel no resulta complicada. De hecho, para instalar el dispositivo tan solo es necesario ocultarlo en el interior del vehículo y gestionarlo a través del teléfono móvil.

Además, esta nueva herramienta también refleja el tiempo consumido en cada viaje, los kilómetros recorridos y el consumo real de combustible y permite bloquear el coche desde el teléfono móvil para que no pueda ser arrancado en caso de haber perdido la llave.

Nace así un proyecto emprendedor que nos demuestra no solo el gran potencial de los empresarios españoles, sino también la cantidad de cosas que faltan por inventar.

Fuente: El Economista (19/07/2014)