Sin ser experto y sin tener una idea original… pero con éxito

Quizá pienses que sin ser un verdadero experto y sin tener una idea que a nadie más se le haya ocurrido jamás llegarás a ningún sitio. No es así. Un punto de ignorancia que impulsa la creatividad y adaptar de forma original ciertas ocurrencias te permitirán realizar tu proyecto. 

Resulta muy difícil, por no decir imposible, ser el autor de una idea única en su especie; una ocurrencia genial que nadie más ha podido discurrir. 

Si esta fuera la condición sine qua non para ser emprendedor, apenas habría un puñado de creadores de nuevas empresas en todo el mundo. 

Lo cierto es que la mayor parte de emprendedores con éxito no empezaron su aventura empresarial con una idea verdaderamente inédita y extraordinaria. Normalmente la originalidad está en mejorar o adaptar algo que ya existía. 

La importancia capital de la idea única es un mito en el que los emprendedores no creen. 

Y a este mito se suma el de la necesidad de ser un grandísimo experto en el sector en el que te has metido. Un cierto grado de ignorancia te permitirá abordar los problemas y decidirte por soluciones que otros –quizá más expertos– no han llegado a considerar. 

Algunas veces, lo que se pueden considerar preguntas estúpidas sobre un tema son en realidad esfuerzos eficaces por comprender realmente una cuestión. Esa visión del que llega desde fuera, y su inquietud, permiten ver en ocasiones oportunidades y matices que «los que ya están dentro» no pueden apreciar. 

Un valor relativo

Por lo que se refiere a la necesidad de una idea original para emprender Didac Lee, fundador y CEO de Inspirit, asegura que «hay que desmitificar el valor de ésta. Lo que importa es la ejecución». 

Lee opina que, más que inventar se trata de adaptar conceptos que funcionan en el sector que has escogido para emprender: «No es realmente necesario crear algo absolutamente nuevo para generar una empresa innovadora». 

Javier Andrés, fundador de Tiketea, también cree que la idea está sobrevalorada: «En realidad vale menos de un 5%. En todos los blogs de emprendedores te regalan multitud de innovaciones todos los días. Siempre es mejor invertir en un buen equipo con una mala idea que en una buena ocurrencia con un grupo de profesionales pésimo». 

Yago Arbeloa, presidente en Hello.es y de la Asociación de Inversores y Emprendedores de Internet, considera que «la idea es importante, porque marca el mercado, pero no resulta determinante». Coincide en que lo que importa es la ejecución, y eso lo marca el equipo: «La diferencia nunca está en el modelo sino en la ejecución, aunque la idea sea verdaderamente original». 

Javier Echaleku, CEO de Kuombo, asegura que «una ocurrencia original siempre muta. Muchos proyectos nacen sobre la base de una idea y terminan siendo otra cosa. El quid de la cuestión es que no te enamores de la idea principal, sino que seas capaz de aceptar que va cambiando». 

Sobre el otro mito, el de la necesidad imperiosa de ser experto, Didac Lee cita la célebre frase del poeta, novelista, y pintor francés Jean Cocteau: «Lo consiguieron porque no sabían que era imposible». Lee cree que, cuanta más innovación, menos sirve la experiencia: «La ventaja de ser ignorante es que vas con menos prejuicios, y el grado de transformación que alcanzas es mucho mayor. La inocencia, la inconsciencia y un punto de temeridad son ingredientes básicos para la innovación». 

Javier Echaleku opina que conocer el mercado en el que te mueves hace más fácil desarrollar un proyecto, aunque estés mucho más condicionado. Añade que «un empresario debe saber rodearse de un equipo que le permita dominar un sector determinado. Tu trabajo en ese sentido es gestionar personas adecuadamente». 

Javier Andrés tampoco considera que sea necesario ser experto: «La ventaja de no serlo es que no das por sentadas ciertas cosas. Se te ocurren ideas que un experto en ese sector nunca habría planteado. Pero, al tiempo, es necesario que tengas ciertas palancas clave en un determinado negocio. Siempre tardarás más en llegar a una solución si no eres experto». 

Yago Arbeloa recuerda que, «normalmente, el emprendedor empieza en un sector que conoce, pero puede ser que no sepa nada o que venga de otra industria». Aquí no se trata tanto de ser un experto como de detectar necesidades que nadie haya identificado antes.

Fuente: Expansión (11/03/2013)