¿Qué tienes que estudiar para ser emprendedor?

Crear un negocio propio requiere mucho más que tener una idea brillante y muchas ganas de trabajar. La puesta en marcha de una empresa implica gestionar áreas muy distantes unas de otras. La mayoría de los emprendedores se centra en contabilidad, fiscalidad o recursos humanos, pero formarse en idiomas, calidad, márketing, nuevas tecnologías o comercio exterior es también fundamental.

Tengo una idea, hago un estudio de mercado, un plan de negocio, busco financiación y comienzo a funcionar. Esta es la escueta recapitulación que hacen muchas personas que quieren convertirse en sus propios jefes. El resultado: fracaso. Y es que la aventura empresarial no es una improvisación y un derroche de motivación y coraje. Embarcarse en esta cruzada requiere mucha preparación.

Alejandro Suárez, emprendedor e inversor privado en start ups, recuerda que “crear una empresa es algo muy serio para el que no todo el mundo sirve. La motivación es un plus, pero no asegura que el proyecto llegue a buen término”. Por tanto la formación es fundamental. Beatriz Zafra, directora de formación del Consejo de Cámaras, afirma que “el éxito depende del querer (actitudes), del poder (los recursos) y del saber (conocimientos y aptitudes)”. Asimismo también reconoce que “la falta de formación e información hace que los emprendedores no sean conscientes de todo lo que conlleva crear un negocio”.

Por su parte, David Alva, presidente de la Confederación española de jóvenes emprendedores (Ceaje), explica que “contamos con la generación de emprendedores mejor formada de todos los tiempos. El nivel de los nuevos empresarios ha aumentado considerablemente en los últimos años. Según nuestro último estudio más del 70% de éstos jóvenes cuentan con una titulación media o superior. Más del 45% tiene estudios superiores”.

Es cierto que los profesionales se preocupan cada vez más por adquirir los conocimientos y habilidades que saben que van a necesitar, pero también es verdad que creen demasiado en sus cualidades y las sobrevaloran.

Las materias más recurrentes

Cuando se habla de formarse, las principales materias están relacionadas con la gestión empresarial: área financiera, fiscal, legal y márketing y ventas.

“Se ve que muchas veces los emprendedores tienen grandes conocimientos de sus áreas de negocio pero no de cómo gestionar su empresa”, comenta Zafra. Quién puntualiza que “es necesaria una formación con la que los emprendedores puedan adquirir los conocimientos, competencias y habilidades necesarias para una gestión eficaz, eficiente e innovadora de su proyecto”. Por eso, y dependiendo del perfil de cada emprendedor, los cursos que más se demandan son los relacionados con gestión empresarial, recursos humanos, contabilidad, prevención de riesgos laborales, protección de datos o gestión de compras.

Asignaturas olvidadas

El área de márketing y ventas es uno de los campos que a priori no se visualizan como esenciales y, sin embargo, es crucial. Al fin y al cabo, una empresa vive de vender, por tanto cuidar esta área no es algo que se pueda dejar para más adelante. José Luis Pérez Plá, profesor de márketing estratégico de la Esic, explica que “es una materia que hay que cuidar y manejar desde antes de la puesta en marcha”. El emprendedor debe implicarse y conocer todas las formas y medios para comercializar su producto.

La formación y la mejora de los idiomas es otra de las asignaturas pendientes. Para Alva, “en tiempos de crisis, la internacionalización empresarial puede ser una buena oportunidad para el empresario, por lo que es necesario un buen conocimiento de los idiomas”. Ligado con este campo, los expertos también recuerdan que aprender cómo llevar a cabo un plan de internacionalización es una materia que se debe abordar desde los primeros momentos, pero que, por desgracia, no se estudia hasta que la firma ya se ha consolidado.

A la hora de hablar de I+D+i y Nuevas Tecnologías, Alva dice que “la situación actual refleja una cultura de la innovación incipiente pero no consolidada. La sociedad tiene un concepto muy sesgado en relación con la investigación y la tecnología, ligada aún a agentes muy concretos como las universidades, centros de investigación o grandes empresas. También es necesario profundizar e irse actualizando en el conocimiento y usabilidad de las redes sociales”.

Fuente: Expansión (16/02/2012)