Qué hacer si tu empresa está en venta… ¿Te vas o te quedas?

Puedes quejarte, permanecer en tu puesto, dar lo mejor de ti o huir. En cualquier caso, empezar a prepararte para un futuro profesional incierto marcará el rumbo de tu nueva carrera.

Movimientos internos poco habituales y que los jefes se interesen por datos como el número de empleados o la dimensión de algunos departamentos son algunas de las alertas que avisan de que algo está pasando en tu empresa. Miguel Ruiz, managing partner de Talent-Up, añade que la información en prensa, redes sociales y en medios de comunicación en general son otros de los canales que pueden anticipar la venta de una organización: «En esos momentos no se puede prever nada. El profesional es quien debe gestionarlo de manera que se convierta en una oportunidad».

Algo está pasando

Entre las circunstancias que pueden ser motivo de preocupación Genoveva Vera, coach y experta en liderazgo, destaca, junto con los ineludibles rumores, «la reducción de pedidos o de nuevos proyectos»; e Ignacio Belinchón, director de People Excellence, invita a observar a los comités de dirección, como una de las pistas más que evidentes: «Cuando salen de un comité con gesto alicaído, enfurruñado y de mal humor, algo ha sucedido. También cuando se ve a gente encorbatada, incluso extranjera y el CEO está histérico, hiperactivo o muy presionado… algo pasa».

Esconder la cabeza como una avestruz o salir huyendo como una cebra no son opciones válidas. Belinchón recuerda una expresión en inglés, wait and see, «espera y veremos lo que ocurre. Salir por la puerta corriendo puede llevarte a perder oportunidades en el mejor de los casos, y a perder tu indemnización en el peor». Por esta razón, ante situaciones que anticipan un cambio empresarial, Pilar Tortosa, socia directora de Arctos, recomienda «ser especialmente efectivos en nuestro trabajo, tratando de evitar chismorreos y corrillos, manteniendo un low profile: el que destaca demasiado o quiere hacerse el imprescindible, hasta puede ser objeto de comparación con su jefe y ser molesto». Vera tampoco tiene ninguna duda: «Es el momento de hacerte visible y necesario, en el caso de que desees mantener tu puesto. Trabajar bien no es suficiente si, además, eres un empleado que siempre se está quejando».

La cautela, como en todo proceso de cambio, es tu mejor aliada. Recuerda que, llegado el momento, no tienes por qué aceptar un puesto que no deseas, «bien porque no te sientes preparado u origina un desorden en tu vida. Ello puede provocar un molestar que llevará a la desmotivación y perjudicar los resultados de la empresa», opina Vera.

Los jefes suelen ser las personas que más información tienen sobre el estado de la empresa

Al contrario que la prudencia, la incertidumbre te generará un estrés… evitable. Según Ruiz, «comentar con el jefe tus sospechas es la salida más profesional, los rumores no ayudan. Hay que tener en cuenta que estos procesos de cambio tienen una duración que oscila entre los cuatro meses y un año». Como afirma Vera, «los jefes suelen ser las personas que más información tienen sobre la marcha de la empresa, aunque deberían ser los propios directivos los que hablaran con los empleados para informarles de la situación crítica. Al final todo se va sabiendo». No te pongas una venda en los ojos. Como dice Tortosa, «muchas veces nos montamos historias basadas en síntomas aislados o comentarios desafortunados. Lo mejor es ser claro, exponer que tu única intención es ser transparente».

Gestión del cambio

Los procesos de transformación no resultan agradables, pero sí pueden ser el mejor detonante para el cambio. Aunque Belinchón afirma que «un profesional debe estar siempre explorando el mercado», y Ruiz añade que «no hay que esperar una fase de este tipo para decidirte a gestionar tu carrera», Vera reconoce que «a veces estas situaciones suelen facilitar nuevas oportunidades a muchos profesionales que se sienten ‘encarcelados’ en puestos de trabajo y en empresas en las que no son felices. Esto les permite ejercer cambios en su vida que son mucho más beneficiosos, les devuelve la satisfacción y la motivación laboral. Los cierres y los recortes han hecho que muchos profesionales se reinventen «.

Apto para todos los públicos

Para los mayores de 50 años y para los que presumen de estar en su mejor momento profesional al margen de su edad, pensar antes de dar el primer paso resulta definitivo. Pilar Tortosa, socia directora de Arctos, explica que «si llevas muchos años en la empresa, conviene ser reflexivo y pensar que siempre puede haber oportunidades y, por otro lado, que la experiencia es un grado en el mercado. Si superas los 50 años es algo más difícil, pero siempre podrás ser útil aportando un valor añadido a muchos puestos, así como iniciativas de negocio individual». Los más jóvenes o aquellos que tengan poca antigüedad en la compañía, tampoco deben precipitarse. «Hay que tener calma. Aunque puede ser bueno ir tanteando el mercado. Cuando las sospechas sean claras y haya fechas concretas, puedes comenzar una búsqueda sin comentarlo internamente, al menos, para comparar con otras opciones», añade Tortosa. En cualquier caso siempre es bueno permanecer alerta ante los cambios. Genoveva Vera, ‘coach’ y experta en liderazgo, llama la atención sobre los ‘globos sonda’ «que suelen ir soltando los directivos para que la noticia de un cambio no caiga de golpe y que la gente se pueda ir preparando para lo que pueda venir». Aconseja a los jefes tratar estos casos «con mucha habilidad, para que la desmotivación y la frustración no afecte demasiado a la salud psicofisiológica del empleado».

Fuente: Expansión (16/10/2015)