El origen granadino del ‘pionono’, el dulce con nombre de Papa que arrasa en Internet

Es una de las canciones virales del verano: «Caramelo de chocolate, empápame así, como un pionono de vitrina, enróllame así, con azúcar en polvo, endúlzame. Y es que tú eres mi rey, qué lindo eres tú, eres mi bebé, mi bebito Fiu Fiu, (Qué lindo eres tú, eres mi bebé, mi bebito fiu fiu)».

Durante las últimas semanas, este tema ha corrido como la pólvora a través de las redes sociales. Se trata de una canción parodia que versiona la famosa ‘Stan’ de Eminem junto a la cantante Dido. El productor Tito Silva la ha convertido en un éxito de Internet poniendo como letra los mensajes privados que intercambiaron el expresidente peruano Martín Vizcarra y otra política del país con la que le estaba siendo infiel a su mujer.

Dejando a un lado el escándalo político y amoroso, la mayoría de la gente ha reparado en uno de esos versos del estribillo. En concreto, a aquel en el que se hace referencia a un ‘pionono’, un término que ha generado un gran debate. Para los que no sepan su significado, la RAE explica que es un «dulce de pequeño tamaño hecho con un bizcocho borracho enrollado sobre sí mismo y coronado con una crema tostada». Sin embargo, son muchas las dudas que existen sobre el verdadero origen de este dulce. Las despejamos.

El verdadero origen del ‘pionono’

La mayoría de las personas que han entonado este pegadizo ‘mi bebito fiu fiu’ desconocen que ese ‘pionono de vitrina’ es un dulce creado en España. Se considera que su artífice fue Ceferino Isla, un repostero descendiente de la familia Isla, oriundos de Rincón de Isla, en la provincia de Cantabria, algunos de cuyos miembros bajaron durante la Reconquista a liberar la ciudad de Sevilla, en donde acabaron estableciéndose.

En el siglo XIX, exactamente en el año 1897, Ceferino Isla crea una pequeña pastelería en la calle Real del municipio granadino de Santa Fe. El hombre nunca imaginó que más de un siglo después, su nombre y su dulcería iban a perdurar en el tiempo hasta nuestros días. Y es que fue en ese local, en el que hoy en día se encuentra ubicada la pastelería Casa Ysla, en el que Ceferino popularizó un postre que había descubierto algunos años antes, cuando trabajaba como aprendiz en otro obrador. Allí fue donde descubrió la fórmula de ese pionono que acabaría siendo todo un éxito.

Un dulce para homenajear al Papa

Ceferino, que era muy devoto de la Virgen, quiso rendir homenaje al Papa que en 1858 había proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción de María. Su nombre era Pio IX y fue el último Papa Rey, el Papa bajo cuyo pontificado los Estados Pontificios pasaron a formar parte de la nueva Italia que surgía con la reunificación. Así, dichos estados quedaron reducidos a la mínima expresión: la actual Ciudad del Vaticano. Ceferino decidió de este modo ponerle al dulce que había creado el nombre de este pontífice, Pio IX, en italiano Pio Nono.

El repostero no solo se inspiró en su nombre sino que decidió otorgarle al dulce un aspecto que recordase al de la figura papal: de forma cilíndrica y algo rechoncha, revestido con un balandrán blanco, esa canastilla en donde se deposita el bizcocho humedecido. Finalmente se corona con una crema azucarada y tostada con la que quería simbolizar el solideo con el que el Papa cubre su cabeza.

En 1916, el Duque de San Pedro de Galatino invitó al Rey Alfonso XIII a su finca en Láchar, en la Vega de Granada, donde decidió obsequiarle con unos piononos para merendar. El monarca quedó impresionado por el delicioso sabor de este postre aún inédito para él y decidió obsequiar a Casa Ysla con el título de proveedores oficiales de la Real Casa. Esta condición es la que justifica que el escudo de la pastelería esté rubricado con la corona real, aquella de cinco puntas. Este rótulo y el escudo tuvieron que ser retirados de la balconada de la confitería más tarde, durante la llegada de la II República a nuestro país.

Los ingredientes del ‘pionono’

Esta es su historia, pero… ¿cuáles son sus ingredientes? Para elaborar unos buenos piononos, se necesita una docena de yemas de huevo, doce claras de huevo, medio litro de leche, una copa de ron, una corteza de limón, 400 gramos de almidón, 500 gramos de azúcar, cuatro huevos y un poco de canela.

Como se puede comprobar, los piononos son un producto muy calórico, por lo que debe consumirse con prudencia. En cuanto al huevo, aunque tiene mala fama por ser fuente de colesterol, realmente ejecuta una labor muy importante en la función cerebral y en la memoria y contiene proteínas que mejoran la visión y la salud visual. Sin duda, se trata de un dulce que ha tenido y sigue teniendo consecuencias históricas para la repostería granadina y andaluza.

Fuente: El Economista