Negocios para ‘singles’, una multitud Los solteros se han convertido en un grupo codiciado por aquellos emprendedores que se dedican a analizar las tendencias sociales y las necesidades que se derivan de ellas.

Poner en contacto a singles que tienen intereses comunes es uno de los grandes filones de negocio. Aparecen ideas como ScientificMatch, que utiliza el ADN de los clientes para asegurar las búsquedas. Esta compañía usa tres componentes básicos para conseguir la mayor eficacia: química personal, valores y preferencias personales. Mucho más prosaico, Cleenbox se ocupa de la recogida, lavado y entrega puntual y personalizada de ropa, para ofrecer un servicio de calidad a quien no desea ocuparse de esto.

Los contactos para singles pueden ir desde los gustos literarios hasta la afinidad que determina el ADN de los usuarios. La compañía de supermercados británica ASDA ha creado un servicio para contactar a los singles sobre la base de sus hábitos de compra y consumo. Según una encuesta de ASDA basada en las opiniones de 10.000 usuarios, un 71% de los hombres consideran el supermercado el lugar más adecuado para conocer a su pareja. Mucho mejor que un bar o cualquier pub.

Esta fiebre por facilitar contactos de todo tipo entre singles lleva a crear “industrias paralelas”. La seguridad de los solteros que utilizan este tipo de servicios genera asimismo nuevos negocios. Es el caso de Secure Singles, una compañía estadounidense que permite a sus clientes almacenar información de aquellas personas a las que tiene previsto conocer. La idea es que, antes de acudir a cualquier cita, el usuario pueda informar a familiares, amigos, o incluso a las autoridades, para prevenir posibles disgustos. Secure Singles ofrece asimismo información detallada sobre el contacto ptencial.

Los singles son asimismo un público objetivo para nuevas fórmulas de hacer turismo. Una de las más audaces es la que propone Reality Village, que forma parte de la compañía Bravo Club, propiedad de Alpitour, uno de los mayores operadores de viajes de Italia. Se trata de unas vacaciones tipo reality show inspiradas en el programa de televisión de Gran Hermano. Una gran villa acoge a 180 turistas escogidos a través de un casting que forman seis equipos que compiten en numerosos retos. Y todo se graba. Aquí no hay premios. Los participantes pagan por pasar así sus vacaciones, y los precios oscilan entre los 1.000 y 1500 euros.

En este sentido, el touroperador belga Wasteels ha creado una división llamada Club Tours, que permite a determinados segmentos de público –los singles son un objetivo específico– crear paquetes de viaje adaptados milimétricamente a cada grupo demográfico.

Fuente: Expansión (06/06/2012)