La fórmula comercial de las grandes ideas
La actividad comercial en régimen de franquicia es aquella que se realiza mediante un contrato por el cual una empresa -el franquiciador- cede a otra -el franquiciado-, en un mercado determinado y a cambio de una contraprestación financiera, el derecho a la explotación sobre un negocio que el primero viene desarrollando con suficiente experiencia, para comercializar determinados tipos de productos o servicios.
En Andalucía, esta fórmula de desarrollo empresarial tiene una importancia estratégica decisiva, juega un papel dinamizador en la economía y genera empleo. En los últimos años, ha experimentado un crecimiento mayor que en el resto de comunidades.
Así, respecto a las más de 1.200 enseñas que operan a nivel nacional, las andaluzas representan casi un 11%. Estas cifras sitúan a la comunidad en el cuarto puesto nacional en términos cuantitativos, con 131. A la cabeza se encuentran la Comunidad de Madrid, con 330; Cataluña, con 301, y la Comunidad Valenciana, que, con 134, casi iguala en número a Andalucía.
Por provincias, Málaga y Sevilla acaparan la gran mayoría, con más de un 60% del total, seguidas por Córdoba y de un grupo bastante homogéneo conformado por Jaén, Cádiz y Granada. Las cadenas con central en Málaga, Sevilla y Córdoba ocupan las tres primeras posiciones en cifra de negocio, acaparando entre las tres más del 70% de la facturación total de la franquicia andaluza.
Alianza empresarial
La franquicia es un sistema de alianza empresarial que implica, en primer lugar, el uso de una denominación común y otros derechos de propiedad intelectual, y una presentación uniforme de los locales o medios de transporte. En segundo lugar, conlleva la comunicación por el franquiciador de unos conocimientos o ‘know-how’. Por último, comprende la prestación continua de una asistencia técnica durante la vigencia del acuerdo.
Por ello, se ha denominado a la franquicia como la ‘fórmula empresarial de las grandes ideas’, ya que ofrece al empresario franquiciador la posibilidad de expandir su concepto de negocio rápidamente y al franquiciado, emprender un negocio de éxito constatado.
Buscar el origen de la franquicia en España supone remontarse a la década de los 50 del siglo pasado, cuando se produce la entrada de las primeras firmas, principalmente francesas, dedicadas el sector del equipamiento personal, y americanas, con comida rápida. De forma paralela, el propio desarrollo de la distribución alimenticia hizo surgir cadenas que se convertirían en el germen de muchas de las líneas franquiciadas que se conocen hoy.
Pero el desconocimiento de este modelo, tanto a nivel empresarial como popular, marcó un proceso de asentamiento que se prolongó durante años, por lo que no fue hasta la década de los 80 cuando comenzó el verdadero desarrollo de la franquicia, convirtiéndose en una fórmula de gran éxito. En la actualidad, en sectores como hostelería y restauración, servicios o confección y moda, se encuentra ampliamente asentada.
Fuente: Junta de Andalucía (24/09/2010)