Innovación de pura cepa

El vino vive una revolución. El sector acusa la crisis y las ventas están estancadas. Incluso descienden en hostelería. Mientras, los grandes grupos cada vez acaparan mayor cuota de mercado. Es momento de innovar. Algunos destacan por ello.

El mundo del vino es profundamente clásico. Quizá sea porque su elaboración es algo ancestral, por la importancia de la tradición (incluso de la familia) en su proceso de producción o por el ritual y el halo de distinción que envuelve su consumo. Y esto se refleja en los productos. ¿Cuántas marcas conoces que incluyan las palabras ‘castillo’, ‘marqués’, ‘viña’, ‘señorío’…? Por no hablar de las botellas y sus etiquetas, casi siempre con los mismos colores (burdeos, morado, blanco…) y tipografías (letras doradas). Sin embargo, cada vez son más las bodegas que están explorando caminos distintos, tratando de desmarcarse y buscando la manera de destacar en un mercado que también está notando los efectos de la crisis.

Un negocio duro

Según el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, en España se consumieron 288,3 millones de litros de vino con denominación de origen en 2010, un 2,7% menos que el año anterior. Esto se tradujo en 1.360,2 millones de euros (-3,4%). La clave de este descenso estuvo en la ventas en hostelería.

Si bien la facturación se mantuvo estable en la distribución, en el canal horeca el mercado se redujo tanto en volumen (-5,9%) como en valor (-5,6%). Parece que la crisis y las campañas acerca de la peligrosa mezcla de alcohol y carretera han retraído claramente su consumo en comidas y cenas fuera de casa. Y en las ventas más allá de nuestras fronteras, aunque el total del mercado creció (+15,6% el volumen y +10% en valor), el vino con denominación de origen (D.O.) está estancado.

El Observatorio del Mercado del Vino (OEMV) cifra la exportación de dichos vinos en 828,2 millones de euros en 2010, un 1% más que el año anterior, saliendo de España casi la misma cantidad de vino que en 2009 (325,5 millones de litros, un 0,3% menos que el ejercicio previo).

No obstante, las cifras fueron mejores en los vinos sin D.O. y los no tranquilos, es decir, cavas, aromatizados, de aguja o de licor. Cabe destacar que los cavas, supusieron 360,3 millones de euros, creciendo un 7,4%. Y eso a pesar de haber vendido menos litros que en 2009 (-2,1%). Por eso, no basta con seguir las líneas convencionales para crecer o sobrevivir. Más aún cuando los cinco primeros grupos del sector (J. García Carrión, Arco, Domecq, Torres y Félix Solís) acaparan un 28% del mercado, según el estudio El vino en cifras, elaborado por Wines from Spain, del ICEX. Pero hay formas de desafiar el establishment, actuando sobre algunas vertientes del negocio:

La calidad del vino. Como es lógico, la primera innovación viene de la mano de los propios vinos. Todas las bodegas buscan elaborar los mejores productos y distinguirse de los demás por su calidad. Además, muchos fabricantes están tratando de revestir sus vinos con nuevas cualidades. Aquí encajan el vino de producción ecológica, sin alcohol, funcional, vegano y kosher.

Innovar en los envases. Muchos fabricantes están rompiendo la monotonía del embotellado tradicional, apostanto por botellas con colores y formas distintos (serigrafiadas, plateadas, con forma de bote de perfume o de una antigua frasca de vino) o incorporando etiquetas en las que prima el diseño, a veces incluso con la firma de afamados modistas. Hasta las hay que se han decidido a lanzar vinos en lata, como si se tratase de un refresco.

Más canales de venta. El vino tiene dos canales clásicos: a través de la hostelería o de la distribución organizada, bien sean en grandes superficies o en tiendas convencionales y gourmet, a las que llegan mediante empresas comercializadoras. Sin embargo, hoy en día es evidente la importancia que tienen las tiendas online y casi todas las bodegas están desarrollando este canal. Además, existe la posibilidad de la venta directa telefónica o por catálogo.

Negocios tangenciales. Se trata de actividades relacionadas con el vino, como el enoturismo. Esto incluye las visitas guiadas a bodegas, los cursos y catas o la puesta en marcha de restaurantes, hoteles y spas. Aquí se enmarca la fiebre por la construcción de bodegas diseñadas por renombrados arquitectos. También la investigación y desarrollo de elementos funcionales a partir de la uva para su aplicación a la industria alimenticia, cosmética y farmacéutica.

Nuevos mercados. Aunque antes hemos visto que el comportamiento de las exportaciones de vino con D.O. no fue todo lo bueno que cabría esperar en 2010, las bodegas consultadas coinciden en resaltar la relevancia de dos mercados: EE UU y Asia. Y dentro de éste último, China. Algunos productores ya cuentan con filiales en estos países y todos son conscientes de que hay que estar en Oriente para el momento en que la cultura del vino empiece a arraigar.

Fuente: Emprendedores.es (5/01/2012)