¿Hay en España buenos programadores para emprender?

La polémica la comenzó Enrique Dans, la continuaron David Bonilla y José Manuel Beas y, entre muchos más, intentaron aportar ayer algún tipo de solución.

Todo empezó el pasado 1 de junio, cuando Enrique Dans, profesor del IE, escribió un artículo titulado El programador perdido, en el que señalaba la dificultad de encontrar en España buenos programadores que, además, quisiesen emprender: «Que un emprendedor encuentre al programador adecuado para convertir sus ideas en código ejecutable es una proeza», aseguraba.

¿Puede un emprendedor encontrar a un buen programador?

Dans iba incluso más allá: «En España, las personas de verdad capaces de convertirse en el alma de un proyecto y transformar su esencia e ideas en código, esos participantes esenciales a los que se entregan acciones para asegurar que permanecen en él, prácticamente no existen. Pero no, no es porque se les pague poco: es que no se encuentran ni debajo de las piedras. El concepto y consideración social del programador como tal es sencillamente erróneo».

«Si quieres un buen programador, págalo»

Este artículo provocó, apenas tres días después, una respuesta de David Bonilla y otra de José Manuel Beas. El primero criticaba los argumentos de Dans refiriéndose a «la falacia del programador perdido» yendo al grano: «Si quieres encontrar un buen programador, básicamente sólo tienes que hacer una cosa: pagarlo. Conozco a más de un CEO que afirma que no pueden permitirse ofrecer más de 33.000€ por ese gran programador que andan buscando desesperadamente, a pesar de que les intentes convencer de que sus posibilidades aumentarían exponencialmente si ofrecieran 40.000. Es hora de que alguien les diga la verdad: si permites que tu proyecto se pare o pierda time-to-market por 7.000€ al año, o eres un CEO de mierda o lo es tu proyecto. Deja de ‘jugar a las empresas’ y despierta. Esto es la vida real, no el mundo falso y seguro de tu hoja Excel».

Por su parte, José Manuel Beas, aunque más tranquilo, también criticaba la visión de Dans: «Supongo que Enrique ya ha descartado la manera más obvia de reclutar a programadores: buscar una empresa con un producto exitoso y bien construido y fichar a sus programadores. Esto siempre ha funcionado… aunque sea algo caro de entrada. (…) Pero vamos, Enrique, lo siento, ¿dónde buscas que no encuentras? Yo, a poco que me despiste, estoy rodeado de más TALENTO que en toda Indra junta (por poner un ejemplo cualquiera). Pero, ¡ojo!, talento con mayúsculas, no ese de cartón-piedra que hay ahora en todos los powerpoints de emprendedores».

Un reto: debatir entre todos

Sin embargo, y para que todo aquello no fuese una polémica esteril, Beas lanzaba un reto a ambos: «Os propongo que juntemos a todos los buenos programadores que podamos y a todos los empresarios (de startup o no) que podamos y les demos tiempo para hablar entre ellos».

Y así fue. Bajo el epígrafe #debate10, ayer se reunieron en Madrid hasta 14 profesionales del sector, entre programadores y desarrolladores, que ofrecieron su visión al respecto. Entre ellos se encontraba gente como Sebas Muriel (Tuenti), Luis Rivera (Okuri Ventures, Tetuan Valley y Startup Spain), Raúl Mata (FDI Internet&mobile), Raúl Jiménez (minube), Diego Mariño (Ducksboard), Agustín Cuenca (ASPgems), Nuño López-Coronado (coches.com), Pablo Rodríguez (Genializa y Betabeers), Pablo Almunia (business angel y fundador de UEIA), Daniel Brandi (etece.com) y Pablo Ruiz Múzquiz (kaleidos).

Emprendedores Vs. programadores: condenados a entenderse

Enrique Dans comenzó el debate aludiendo a la «falta de entendimiento» y encontronazo entre emprendedores y programadores, y, polémicas aparte, señaló la necesidad de «que todos trabajen juntos».

Por su parte, David Bonilla comenzó su intervención con una pregunta referida a la programación: «¿Hay talento en España? Sí que lo hay, pero la pregunta no es esa. La pregunta es: ¿Hay suficiente talento en España? No, no lo hay. Pero ni lo hay en España, ni en Silicon Valley ni en ningún otro sitio». Para Bonilla, parte de esta culpa viene de la formación: «El mundo y las necesidades de las empresas van mucho más deprisa que la formación de las universidades».

En cualquier caso, y volviendo al tema original, ¿qué hay que hacer para que un programador se involucre en un proyecto emprendedor? David Bonilla lo tiene claro, y señaló tres aspectos:

– Un proyecto sólido: «Un proyecto sólido tiene un buen plan de negocio, de marketing…».

– Reconocimiento: «Cuando me ofrecen el 3% de un proyecto que aún no ha nacido, para mí eso no vale nada. Muchos emprendedores se aferran a su idea, pero cualquier programador sabe que una idea sin implementar vale 0».

– Sensibilidad: «Hay que tener sensibilidad para saber en qué consiste programar. A un programador no le convences poniéndole un futbolín en una oficina o una nevera llena, sino dándole un ambiente creativo. programar es una actividad intelectual, y ninguna actividad intelectual puede rendir trabajando ocho horas diarias».

«Ahora parece que si no emprendes, eres tonto»

Además, criticó levemente parte del entorno social que rodea a los emprendedores: «Ahora mismo parece que si no emprendes, eres tonto. Conozco a profesionales con un talento enorme que no quieren emprender. Cuando a un emprendedor le dices que no quieres acciones, sino sueldo, te llama pesetero, pero no se dan cuenta de que un programador tiene todo el derecho del mundo a no emprender».

«Una startup no es un buen sitio para un programador»

Otra de las visiones interesantes fue la de Agustín Cuenca, fundador y CEO de ASPgems, que fue contundente: «Lo de que no hay buenos programadores en España es un bulo; lo que pasa es que muchas veces las personas de negocio buscan a programadores que entiendan que hay que dar cuenta de unos resultados. Es decir, que buscan a un programador barato».

Para Cuenca, uno de los mayores problemas para los desarrolladores es la falta de desafío: «Trabajar en una startup es hacer el mismo proyecto 18 meses, y el proyecto mola 3 meses, pero no más. Un programador necesita un desafío, necesita un ecosistema creativo. Por eso, estoy convencido de que una startup no es un buen sitio para un programador».

Fuente: Expansión (09/08/2012)