Generar ideas: el método divergente – convergente

Ser creativos no es una opción, sino una obligación. Esta sentencia, tan repetida hoy en día, se asume como una verdad incuestionable. Sin embargo, no todo el mundo comprende qué significa ser creativo, ni cómo se consigue. De hecho, la mayor parte de las personas tienen muchos prejuicios sobre el tema: “yo no soy creativo”, “ser creativo es cosa de gente joven”, “los creativos son extravagantes”… 

Nada más lejos de la realidad. Para Ken Robinson, “la creatividad es el proceso de generar ideas originales que tengan valor”. No quiero extenderme en comentar este concepto, sino centrarme en la primera parte de la definición: generar ideas originales. 

Lo primero es ser conscientes de la diferencia entre generar ideas y generar soluciones. Ambas son fases de un mismo proceso, la innovación. Innovar consiste en encontrar soluciones viables y diferentes a un problema dado. Generalmente, se asume que este proceso consta de seis fases: definición del objetivo, recopilación de los hechos, descripción del reto o problema, generación de ideas, generación de soluciones y selección de soluciones. 

Vemos cómo la generación de ideas es el paso previo a la generación de soluciones. Para encontrar soluciones viables primero debemos estimular nuestra imaginación, y concebir ideas que tal vez sean imposibles, disparatadas o extravagantes, pero que nos ayudarán a dar forma a esa gran idea original y valiosa que estamos buscando, y que siempre se refiere a un problema muy concreto –esto es muy importante no perderlo de vista-. 

Existen múltiples herramientas para ayudarnos a generar estas ideas. La que quiero presentar es el método divergente – convergente. 

Esta técnica consta de dos fases: 

1. La fase divergente. El objetivo es generar tantas ideas, opciones, conceptos… como sea posible en el contexto de un problema dado. Es decir, no soluciones posibles, sino ideas abstractas, viables o no, tan espontáneas como nos vayan surgiendo. Se puede hacer de múltiples formas, pero las dos más empleadas son: 

* Asociación libre: pensando en el reto, escribimos una columna con las 5 o 10 palabras clave que mejor lo definan, formando una columna. A partir de cada una, escribimos una segunda columna con el concepto que primero nos venga a la mente. Y seguidamente, desechando la primera columna, escribimos una tercera con otro concepto que rápidamente nos sugiera cada palabra de la segunda columna. Con las palabras sólo de la tercera columna, y dándonos un tiempo limitado para cada una -por ejemplo, 10 minutos-, vamos escribiendo en post-its las ideas que nos vayan surgiendo. Es importante no censurar en este paso ninguna idea, por ridícula que nos pueda parecer. No estamos buscando soluciones, sólo ideas. 

* Imagenación. No “imaginación”, no está mal escrito. Consiste en tomar las 5 o 10 palabras clave que habíamos escrito en nuestra primera columna del ejercicio anterior, y asignarles una imagen aleatoria a cada una. De un modo similar a la asociación libre, dedicando unos 10 minutos a reflexionar sobre cada concepto y la imagen que le ha tocado, escribimos en post-its las ideas que se nos vayan ocurriendo. 

2. La fase convergente. Una vez finalizada la fase anterior, tendremos una multitud de post-its con las ideas más diversas que hayamos podido generar. Este paso consiste, precisamente, en concretarlas, para reducirlas a una o pocas opciones. Esto se hace por medio de los mapas de afinidad. Se van agrupando y clasificando las ideas de los post-its en función de la similitud que presenten entre ellas. Por ejemplo, si estamos enfrentando un problema relativo a la mejora de la educación, podrían surgir agrupaciones en torno a ideas que tengan que ver con “castigos”, otras sobre “premios”… Una vez agrupadas por temas, tendremos unas pocas ideas síntesis de todas las anteriores.

Dos consideraciones adicionales:

– La primera es que este método puede repetirse tantas veces como deseemos, tomando como palabras clave para la segunda fase divergente las clasificaciones que hayamos hecho en la fase convergente precedente. 

– Puede realizarse en solitario o en grupos. Se recomienda la segunda opción, porque el intercambio libre de ideas estimula mucho la imaginación de los componentes. Es importante, entones, que ninguno censure las ideas de los demás, ni se ría de ellas, sino que el clima en que se desarrolle todo el proceso sea de la mayor confianza y comodidad posible.

Fuente: Qué aprendemos hoy (19/03/2013)