«En este país no se permite el fracaso empresarial»
Sin las empresas, no habrá ni recuperación económica ni creación de empleo. Este es el mensaje que Luis Aribayos, nuevo secretario general de la CGE, quiere que cale hondo en la sociedad granadina, desterrando la mala imagen de los empresarios como culpables de todos los males de la crisis.
-¿Qué papel va a jugar en la patronal?
-El papel va a seguir siendo el de representación y el de defender los intereses de los empresarios de la provincia en un momento tan complicado como este. Es fundamental que seamos capaces de frenar la sangría de empresas de la provincia. Ese es el objetivo fundamental de esta organización. Ahora, como objetivo específico, intentaré que se dé a conocer a la población el trabajo que se lleva a cabo desde la CGE y desde las asociaciones que la componen. Además, una tarea especialmente crítica es cambiar la valoración de la figura del empresario. En este país el empresario tiene mala imagen y, mientras no seamos capaces de cambiar esto, es imposible que se recupere la economía. Quienes generan empleo son los empresarios y en Granada tenemos un déficit en el número de empresas, en la densidad empresarial por habitante. Pero para que exista una cultura emprendedora, la sociedad tiene que percibir al empresario como algo distinto.
-La crisis ha jugado en contra de ese cambio de imagen, porque los empresarios son los que crean empleo pero ahora son los que están destruyéndolo…
-Es difícil cambiar esa imagen, pero es la única salida. Los empresarios ahora mismo están cerrando sus empresas y están perdiendo todo lo que han apostado en ellas. En Granada se han cerrado 3.400 empresas desde 2007. Y en este país no existe la responsabilidad limitada sobre las sociedades. Cuando fracasa una empresa, el responsable es el administrador. Si una empresa tiene deudas porque ha dejado de vender y entra en un concurso, cumpliendo escrupulosamente la ley, la Seguridad Social y Hacienda embargan todos los bienes del administrador. En este país no se permite el fracaso. Tú montas una empresa, no te va bien y esa losa te persigue el resto de tu vida. El fracaso hace casi imposible que se vuelva a emprender.
-¿Los empresarios también son víctimas de la crisis?
-Los datos están ahí: dos terceras partes de las empresas de Andalucía están en pérdidas. En Granada hay 250 empresas en concurso, y ningún empresario tiene ganas de estar en un procedimiento en el cual su patrimonio se va a venir abajo.
-¿Cómo cambia la situación la nueva reforma laboral?
-Creemos que es muy beneficiosa, porque lo que prioriza es la supervivencia de la empresa. En muchos casos las empresas tienen que ir a concurso porque no pueden despedir o ajustar su plantilla para adaptarse a la nueva situación. La nueva reforma sí que permite ajustar esas plantillas, llegando a acuerdos de reducciones de sueldos o de jornadas… La clave es que la empresa siga sobreviviendo. Despedir a los trabajadores y cerrar tienen que ser las últimas opciones. Probablemente si hubiera habido más flexibilidad, se habrían perdido menos puestos de trabajo. En cuanto dejemos de perder empresas, empezaremos a recuperar empleo.
-Los sindicatos aseguran que esta reforma no creará empleo, que sólo sirve para dificultar la negociación colectiva y deteriorar las condiciones laborales…
-En cuanto a la negociación colectiva, con la reforma prevalecen los convenios de empresas por encima de los sectoriales, lo que creemos que tendrá un efecto tremendamente positivo, porque cada empresa vive circunstancias muy específicas. Ahora se pueden negociar en el ámbito de cada empresa las condiciones con el fin de que mantenga el trabajo y se mantenga la empresa. ¿Que eso produce una bajada de los salarios? Pues es un mal menor al despido. Esa es la gran ventaja de esta reforma laboral, permitir la flexibilidad para que lo último sea el despido y el cierre de la empresa. Ahora mismo lo que hay que procurar es que la empresa y los trabajadores continúen, aunque sea a costa de sacrificios. Y los trabajadores por supuesto que están haciendo sacrificios, pero las empresas también, porque están en pérdidas. Las empresas que están vivas hoy en día están viviendo de sus fondos propios, se están comiendo lo que tenían guardado.
-¿La reforma es suficiente por sí sola para sacarnos de la crisis?
-No es la solución a la crisis, es una herramienta. Si ahora tuviéramos que priorizar algo, la clave para la supervivencia de las empresas es la financiación. Mientras no fluya el dinero a las empresas es absolutamente imposible que la economía se recupere. De todos modos, la reforma laboral era algo necesario para adecuarse a la normativa europea, unificando los criterios laborales de los países miembro. Si estamos compitiendo con Francia y Alemania, debemos acercarnos a su normativa laboral.
-¿Siguen los bancos sin dar créditos a las empresas granadinas? ¿La última reforma puede contribuir a paliar esa situación?
-El tema de la financiación es algo absolutamente vital y además tiene mucha relación con el sector público. En los datos oficiales se puede ver cómo nos hemos ido endeudando todos hasta 2007, pero desde entonces el sector privado se ha ajustado. Por el contrario, las administraciones públicas han seguido el camino contrario, lo que significa que el sector privado está financiándolas. Aquí seguimos aumentando el crédito al sector público. Por ejemplo, ahora lo ha hecho para pagar a proveedores.
-Pero, al margen del endeudamiento, ¿el plan de pagos es una buena noticia para las empresas?
-Es una noticia magnífica. Era absolutamente prioritario, porque al fin y al cabo hace que vuelva a fluir el dinero. La administración debe dinero a las empresas y esas empresas, a su vez, deben dinero a otras. El plan de pagos es el primer paso para frenar la sangría de empresas. Necesitamos financiación, ya sea porque los bancos presten dinero o porque tus deudores te paguen.
-¿Qué consecuencias puede tener la nacionalización de empresas españolas por parte de Argentina o Bolivia? ¿Cómo afecta eso a la externacionalización de empresas granadinas?
-Desde luego, la pérdida de la seguridad jurídica es un factor fundamental a la hora de dirigir inversiones y eso se notará a corto plazo. A nivel de pequeñas empresas con operaciones comerciales puede que no afecte tanto. Pero sin duda es un factor negativo, un freno a la inversión en otros países.
Fuente: Granada hoy (07/05/2012)