Emprender a los 17 y tener éxito Entrevista a Pau García-Milà, quien fundó su primera empresa a la edad de 17 años.

Pau García-Milà nació en Barcelona en 1987. Hoy le entrevistamos por ser uno de los jóvenes emprendedores más famosos de España. Fundó su primera empresa a la edad de 17 años, la cual fue posteriormente adquirida por una de las gigantes de las telecomunicaciones, Telefónica.

Este emprendedor ha sido reconocido como Innovador del Año por el prestigioso MIT TR-35 y ha sido galardonado con el premio FPdGI Princesa de Girona. Su trayectoria incluye la fundación de diversas empresas exitosas, como ‘eyeOS’ y ‘Ideafoster’, ambas adquiridas por grandes grupos empresariales.

Actualmente, está al frente de Founderz, un proyecto revolucionario que nació en 2020. Su objetivo es ofrecer una alternativa más actual y realista a la educación universitaria tradicional. Con una presencia internacional sólida y un equipo de más de 25 personas, Founderz ha transformado la educación en línea.

Además de su faceta como emprendedor, se ha introducido en el mundo de las redes sociales, ganando reconocimiento en plataformas como TikTok, donde comparte conocimientos sobre inteligencia artificial, iPhone y trucos de trabajo.

  •  ¿Cómo surgió la idea de emprender tan joven? 

Yo siempre digo que nunca elegí emprender. De hecho, creo que el concepto de emprendedor como profesión es un poco extraño. Imagina que alguien te dice: “Hola, soy Jorge, o María, y soy emprendedor”. Y te da una tarjeta de visita. Seguramente preguntarías: “Vale, pero, ¿de qué? ¿Qué has emprendido? ¿Has creado un proyecto? ¿Qué proyecto es?” Y te responderían: “No, me refiero a que soy emprendedor. Así, en general” jaja Bueno, pues para mí emprender nunca ha sido una profesión como tal. Creo que simplemente en un momento determinado te dedicas a intentar lanzar un proyecto; con un cargo que puede ser llevar la innovación de la empresa, las finanzas o el liderazgo, si actúas como director.

Cuando yo empecé, muy joven, nunca pensé “quiero emprender”. Tenía claro que quería hacer software y programar, que quería dedicarme a ello, y me choqué con que para poder vender lo que hacíamos necesitábamos montar una empresa. Entonces, la montamos. Y eso nos convirtió en emprendedores.

  • Has tenido éxito con proyectos como ‘eyeOS’ y ‘Ideafoster’, que fueron adquiridos por grandes empresas. ¿Qué pensaste al ver tus creaciones ser adquiridas? ¿Qué aprendiste de esas transiciones?

Creo que tener éxito muy joven, en el sentido económico, es peligroso. Muy poca gente joven está preparada para aprender a gestionar dinero y todo lo que conlleva. En mi caso, tuve suerte porque las dos veces que me llegó el éxito en el plano profesional pasó en momentos clave.

La primera vez fue cuando otro proyecto no estaba funcionando, así que pude vivir lo que era el éxito y el fracaso al mismo tiempo. Fue un buen recordatorio de que algo puede ir muy bien y lo siguiente no; y de que hay que tratar el éxito como lo que es: un momento puntual en la vida.

La segunda vez, con la venta de Ideafoster, vino cuando Anna y yo, que éramos los fundadores y además estamos casados, teníamos ya dos hijos. En ese momento teníamos una familia y una edad en la que ya piensas en el futuro, y en no quemarlo todo en dos años jaja

He tenido mucha suerte. No es lo mismo alguien que fracasa, fracasa y fracasa, y luego tiene éxito, sabiendo lo que significa que algo no vaya bien; a alguien que a la primera tiene éxito. Esa borrachera de éxito puede llevarte a tomar malas decisiones. Creo que el contexto me ayudó a tomar decisiones más correctas y tranquilas.

  • Ser nombrado Innovador del Año es un logro notable. ¿Cómo influyó este reconocimiento en tu carrera y en tus futuros proyectos? 

Hay dos reconocimientos que marcaron mi carrera, y los siguientes 10 años, con diferencia: premio a Innovador del Año, de la publicación del MIT TR-35, y ser nombrado ganador del premio Princesa de Girona.

Estos dos reconocimientos, que llegaron bastante seguidos en un periodo de 3 años, marcaron todo lo que hoy sigo haciendo, más de 10 años después. Por ejemplo, ahora desde Founderz, cuando lanzamos nuevos programas, colaboramos con la Fundación Princesa de Girona. O, en el pasado, cuando he podido asistir a eventos de Premio al Innovador del año y he conocido a gente con la que después he terminado haciendo cosas juntos.

Al final estos premios, más allá de la foto y el premio en sí, son cosas que te acompañan, e incluso te diría que te ayudan a tomar buenas decisiones en ciertos momentos. Los llevas como una responsabilidad. Como una mochila que a veces te ayuda a volar, como un jetpack (esas mochilas que vuelan); pero que a veces también tiene piedras dentro, y ese peso te ayuda a pensar dos veces antes de echarte a correr sin saber lo que viene.

  • ‘Bananity’ cerró en 2015, y ‘Napsis’ fue un proyecto de IoT que no se presentó. ¿Puedes compartir lecciones clave que hayas aprendido de estas experiencias? 

Personalmente, siempre me he tomado el fracaso como lo que es: fracaso. Si te paras a pensarlo, la tasa, ya no de éxito, de supervivencia de empresas digitales o de innovaciones rondará el 20%. A veces nos olvidamos de que lo normal, lo ordinario, es el fracaso, y lo extraordinario es el éxito. Así que siempre me lo he tomado un poco así: “esto no ha funcionado, vayamos a por lo siguiente”.

Obviamente hay casos menos agradables que otros. En Bananity éramos ya un equipo cuando tuvimos que cerrar la empresa; pero dentro de la situación, que nunca es agradable, creo que siempre hemos intentado hacerlo todo de la mejor forma posible, o la menos mala. Hay muchas formas de cerrar un proyecto, y lo importante es aceptarlo y asumir tu responsabilidad cuando ves que algo no va bien. Parece que a algunos emprendedores se les olvida que es importante que todo el equipo se vaya con su indemnización, que cobren lo que tengan que cobrar, que queden libres para poder buscar otro empleo o pedir el paro. La alternativa, es dejar a gente dentro de un proyecto sin poder cobrar, pero tampoco irse, y esa incertidumbre provocada por malas decisiones sí es evitable.

En el caso de Napsis fue un fracaso más dulce porque aún no había nacido. Fue duro igualmente porque dedicamos tiempo y dinero en algo que no llegó a nacer; pero bueno, recuerdo que fue un fin de semana cuando vimos que el proyecto no volaría, y el mismo lunes empezamos lo siguiente. Y curiosamente lo siguiente fue Ideafoster, que funcionó muy bien. Así que nunca sabes si lo siguiente que empiezas es lo que te va a cambiar la vida.

  • Cuéntanos más sobre Founderz. ¿Cómo surgió la idea? ¿Cómo ha evolucionado Founderz desde su inicio en 2020 hasta ahora, especialmente con la presencia internacional y la participación de estudiantes de más de 20 países?

Founderz nació de un viaje. Viaje mental, pero también físico. Literalmente, estábamos viajando Anna y yo, y nos planteamos dónde nos gustaría emprender, en qué sector podíamos aportar algo positivo. Y nos dimos cuenta de que algo nos unía: los dos habíamos estudiado en escuelas de negocio. Anna fue antes de entrar en el mercado laboral y yo, cuando ya estaba trabajando, y había diferencias interesantes.

Vimos que en la primera etapa formativa (que suele acabar a los 16, a los 18, 22,24,…) tu foco es prepararte para el futuro; pero cuando ya eres adulto, tu foco ya no es el futuro, sino el presente. Crecer profesionalmente, montar una familia si es lo que quieres,… Y en esta etapa es más complicado encontrar formación realmente buena. Pero, eso es así, es necesario seguir formándose.

Mira ahora con la Inteligencia Artificial. Yo tengo 36 años y tres hijos, pero me quiero preparar para ser bueno en Inteligencia Artificial y descubrir todo el potencial que tiene. ¿Qué alternativas tengo? Una escuela de negocios presencial que, de entrada, no suele estar muy bien planteada para poder compaginarse con familia y trabajo, y que me va a costar 6.000€, 10.000€, o 15.000€. En el otro extremo, cursos online o vídeos de YouTube que van a servirme para aprender ciertas cosas, pero si lo que quiero es que me ayuden a seguir avanzando en mi carrera, ¿qué voy a enseñar? Un papel que pone que he visto unos vídeos, pero no que he aprendido algo.

Así que nos planteamos arreglarlo. Pensamos que si éramos capaces de crear una experiencia educativa online que pusiese a mucha gente en un mismo programa, pero con una experiencia de calidad y parecida a estar en un grupo más pequeño de alumnos, podría ser algo bastante único. Y ahí es cuando planteamos la idea original de Founderz.

Nos centramos inicialmente en educación para emprendedores, pero, poco a poco, nos fuimos dando cuenta de que el sector donde más interés podría haber era el que llamamos el de las profesiones del futuro. Profesiones que hace un año no existían, o que eran muy diferentes a lo que hoy se espera de ellas. Por ejemplo, la Inteligencia Artificial existe desde hace 20 años, pero en el último año, con la llegada de la IA generativa al público general, ha cambiado radicalmente su curso. Y con esa decisión, la de centrarnos en las profesiones del futuro, es cuando empezamos a crecer.

  • Has estado emprendiendo durante 18 años, pero solo llevas dos en el mundo de las redes sociales. ¿Cómo equilibras tu papel como empresario con tu faceta como creador de contenido en plataformas como TikTok? 

La verdad es que es un poco shock. Alguna vez ha venido algún chaval diciéndome “te veo en TikTok, eres TikToker”. Y es como: “Más o menos, no me dedico a esto, llevo 18 años dedicándome a otra cosa”. Y la respuesta es: “Ya, pero para mí eres TikToker”. Y lo digo como algo super positivo. Vas haciendo cosas, algunas van bien y otras no, pero realmente en los 16 años antes de empezar con estos vídeos, ya había hecho muchas cosas de comunicación: tele, radio, artículos, blogs. La comunicación siempre me ha encantado.

Ahora he vivido lo que es que de repente algo vaya muy, muy bien; y, ojo, para cada uno muy bien es una cosa distinta. En mi caso, recuerdo cuando recibí la notificación de que había llegado a 200 millones de reproducciones, e hice la reflexión de: “creo que nunca en mi vida había hecho algo que llegara al 3% de eso”. Y te das cuenta de que cuando algo va bien, lo que estás haciendo no es muy diferente a lo que has hecho otras veces, y hay que aceptar que hay un componente que no controlas tú. Será suerte, será estar en el momento correcto con el contenido correcto; pero las ganas que he puesto en esto no son mayores a las que he puesto en cosas que no han funcionado. Y creo que la mentalidad debe ser esa: hoy hay algo que te va bien y mañana no, y no pasa nada.

Pero sí que fue un shock bastante grande cuando empezó a crecer. La idea de los vídeos nació porque quería contar cosas que a veces parecen muy técnicas y son realmente fáciles de entender. Y lo de En 1 minuto salió como una forma de decirle a la gente “intentaré ser breve y no enrollarme porque sé que todos vamos a tope”. Así empezó todo.

  • ¿Cuáles son tus planes y metas para el futuro, tanto en el ámbito empresarial como en tu presencia en redes sociales? 

En la parte profesional, la dirección está clarísima. Founderz es, de lejos, el proyecto del que he sido parte del equipo fundador y he estado involucrado al 100%, que tengo la sensación de que más lejos puede llegar. Estamos trabajando en cambiar cómo funciona la educación online, y eso son palabras mayores. Además, el proyecto viene acompañado de un equipo que siente los colores, que es parte de la misión de cambiar las cosas. Y cuando sumas una misión que te gusta, con un equipo que la vive igual o más intensamente que tú, solo pueden pasar cosas buenas. Y creo que en Founderz lo tenemos.

En la parte de comunicación no sé qué pasará. Yo continuaré haciendo esto hasta que la gente se canse. Y, si pasa, pues puede que lo siga haciendo porque a mí me llena, o puede que cambie de cosa. Pero ahora mismo lo hago sin mucha presión, y eso es lo que me gusta. Hace no mucho, en la gala Forbes de Best Content Creators 2023 (lista en la que estoy este año), otro creador de contenido me hizo un comentario que me encantó. Me dijo: “creo que eres el único de la lista que trabaja”. Y yo: “Bueno, creo que todos trabajamos, solo que el resto solo trabaja de esto”. Fue en un momento en el que me vio respondiendo a un correo o programando algo, y me dijo “No, pero en serio, eres el único porque para mí esto no es un trabajo”. Y, claro, para mí la creación de contenido tampoco lo es, es un hobby que me encanta. Y ojalá siempre sea así, ojalá siempre tenga otro trabajo y otro proyecto, porque si se profesionalizara, no sé si me gustaría tanto.

Fuente: Cinco Días