Emprender en España ¿Una decisión o falta de opción?

Estamos familiarizados con el estereotipo del emprendedor como una persona joven que tomó la difícil decisión de emprender y con ello ganar libertad financiera, de horarios y todo un mundo comercial por explorar.

Esta es la imagen que los medios, la cultura digital y el relato comercial han alimentado. Sin embargo, en 2022 la realidad en España resulta mucho menos glamurosa, más pragmática y bastante más dura respecto al emprendimiento. Según el informe GEM´21 publicado por el observatorio del emprendimiento en España, el perfil del emprendedor en nuestro país está conformado por individuos de 42 años de media mientras que los jóvenes entre 18 y 24 años representan el 21,7% del total en 2020.

Parece que estamos tan deslumbrados con la imagen ideal del joven con éxito que no nos damos cuenta que el verdadero músculo emprendedor en España lo conforman personas maduras, con experiencia, conocimientos y bagaje profesional. Al desgranar el citado estudio, podemos entender que la mayor parte de los emprendedores no lo hace para mejorar sus capacidades financieras si no que el 72% lo hace por falta de trabajo, lo que refleja el verdadero drama al que se enfrentan los profesionales con mayor edad.

Llegados al punto, ¿emprender es una decisión o una falta de opción? Por lo que parece, con la edad es lo segundo, mientras que para los segmentos entre los 18 y 24 años el miedo al fracaso es su principal barrera convirtiéndolos en los menos interesados en emprender. Esto hace cuestionar si la cultura del triunfo, la del pelotazo y la del éxito nos ha hecho mucho más daño que el evidente.

En general hoy en día equivocarse, cometer errores y en definitiva fracasar en la empresa española es un factor vergonzante, penalizado y evitado por todos sus miembros. Mientras tanto, en las culturas con una mayor riqueza emprendedora, el fracaso es uno de los factores más valiosos porque conlleva un aprendizaje vital y por lo tanto es un valor a futuro.

Por último, existe otro mito que dice que «emprendedor» se nace. Que es una actitud frente a la vida cuando en realidad es tan solo una opción que conlleva mucho más riesgo. Nunca me han gustado los mitos porque desvirtúan la realidad construyendo una imagen idílica.

Como hemos visto, esta imagen puede hacer que otros muchos rechacen la opción de crear empresa por miedo a no alcanzar un éxito idealizado. De igual modo, adoptar un estilo de vida irreal estereotipado hace que muchos jóvenes se decidan por opciones más sencillas y seguras, mientras que la fuerza laboral senior se ve abocada a crear sus propios puestos de trabajo al ser imposible encontrar uno.

La falta de confianza endémica no se limita al éxito, también al entorno. Según el informe la confianza a la hora de emprender está en estrecho vínculo con nuestras capacidades frente al entorno. En España existe una gran falta de confianza en los demás, incluido el Gobierno, con la única excepción de la propia familia. Leemos cada día como se proponen ayudas y estímulos a los emprendedores, pero a veces una ayuda sencillamente proviene de eliminar barreras administrativas y burocráticas. Los estímulos económicos, no deberían consistir solo en gastar, sino dejar de cobrar por adelantado impuestos sobre lo facturado y no sobre lo cobrado.

Emprender es siempre complejo, nunca seguro y siempre estimulante. Es una decisión que proviene del análisis del entorno y nuestras estimaciones individuales y por lo que parece en España, quien tiene más probabilidad de crear nuevas empresas son los senior, aunque me pregunto si no es tanto una decisión personal, sino más bien un último recurso.