Emprender, ¿actitud o necesidad?

Begoña Puente, profesora del departamento de Dirección y Organización de Personas analiza la diferencia entre emprendedor y empresario. 

Recientemente se han publicado los datos de altas en el Régimen de Autónomos de la Seguridad Social, desde que entró en vigor la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven 2013-2016 del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Según éstos más de 20.000 jóvenes aparecen como nuevos autónomos. Las valoraciones realizadas desde el Ministerio son “… se ha ganado una batalla al desánimo … porque aporta confianza …”. Emprender es empezar algo que exige esfuerzo y trabajo. Para empezar algo existe un mínimo de requisitos previos:.

◦Una idea de actividad o negocio. Un área en el que poder desarrollar unas acciones que producen unos resultados fruto de unos conocimientos y un trabajo.

◦Una necesidad interna de desarrollo profesional con sentido de autonomía en el ejercicio de la misma. Es decir, sentirse dueño de la actividad en todos sus ámbitos.

◦Un espíritu de riesgo, incertidumbre y creatividad. Con unas dosis de sentido de libertad.

◦Un estudio riguroso previo de la realidad, de un análisis profundo de escenario de futuro en el que desarrollar la actividad.

◦Una motivación de logro, de sacrificio y de autocontrol en el desarrollo de dicho ejercicio.

◦Una necesidad de trabajar, de hacer, desde las perspectivas anteriores. 

No obstante, en la realidad que contemplamos se antepone este último requerimiento a todos los anteriores; es decir, se antepone la necesidad de supervivencia a la condición previa de la actitud para emprender. Y este hecho merece de gran respeto, puesto que conlleva también un gran riesgo. 

Aquí conviene que diferenciar dos ideas. Por un lado, la diferencia entre ser emprendedor y ser empresario —ya que si bien es cierto que lo uno puede llevar a lo otro, no tiene porque ser así en todos los casos; es más, si así ocurriera, se necesitar´´ia tiempo para poder emprender una actividad que permita ofrecer trabajo a personas— y, por otro, está la diferencia entre ser autónomo y ser emprendedor. Aquí, la lógica racional es la misma que la anterior, es decir, no todos los autónomos son emprendedores. En muchos casos, es la fórmula de relación laboral establecida por parte de sus “empleadores”. 

De las cifras inicialmente señaladas una cuestión más es bien cierta: los jóvenes, muchos jóvenes nos están mostrando una actitud proactiva frente a la situación de crisis actual. Pudiendo optar por una respuesta reactiva, es decir, quedarse a la espera de respuestas por parte de terceros en cuanto a su futuro y actualidad laboral, deciden empezar por su cuenta con esfuerzo y trabajo. Y con mucho riesgo.

Realmente estamos viviendo un cambio de valores en nuestra sociedad. Sin entrar en discursos políticos, recordamos que la responsabilidad de un gobierno de un país es la de atender al bien estado de los ciudadanos, contemplando que se cumplan los derechos fundamentales de los mismos, y generar las oportunidades para conseguirlo. Da la sensación que esta responsabilidad se ha trasladado a los ciudadanos, por cuanto son éstos los que deben luchar para conseguir los derechos fundamentales con un sentimiento de desprotección. 

Ahora mismo podríamos decir que la sociedad española, y la sociedad joven española es una sociedad muy responsable, ya que ejercita este compromiso de manera unilateral, sin quedarse a la espera de soluciones que difícilmente parece que lleguen. Y así, los jóvenes emprenden. 

Desde el Ministerio de Empleo y Seguridad Social se señala que nuestro país empieza a destacar en la Unión Europea … «en coraje a la hora de emprender negocios”. Coraje es lo que muestran todos los jóvenes que emprenden en la actualidad una actividad en nuestro país, y coraje es todo lo que llevan en la maleta los que emprenden una actividad fuera de nuestro país.

Fuente: El País (10/05/2013)