El sector hortofrutícola estudia en Berlín cómo competir en un mercado más abierto que nunca

En la puerta principal del Messe Berlín, donde se celebra estos días Fruit Logistica -el encuentro mundial más importante del sector hortofrutícola- tan solo hay espacio para un gran cartel comercial que preside la entrada al recinto. Este año ese inmenso anuncio es de Marruecos, que muestra una foto sugerente de sus productos. A muchos agricultores de la Costa granadina se les cambió la cara al verlo.

El mapa de los competidores está en plena ebullición y ahora la gran preocupación son los países del Arco Mediterráneo y el terreno que puedan comer en Europa. Especialmente la producción marroquí es la que trae de cabeza al sector, que siente que se está reproduciendo una situación que se dio hace unos años, cuando los españoles fueron para los holandeses lo que ahora son para ellos los marroquíes, alguien incómodo que viene pisando fuerte y pidiendo a gritos ganar cada vez más espacio en el mercado europeo.

Además de para reforzar la relación con los clientes extranjeros, los profesionales del sector hortofrutícola de la Costa aprovechan Fruit Logistica para mirar con lupa a sus grandes competidores, aprender de los avances ajenos y aferrarse a sus puntos fuertes para seguir en la lucha. El debate sobre si entra excesivo producto marroquí en Europa, sobre las malas condiciones laborales que se aplican allí y qué soluciones pueden plantearse ante este nuevo problema que les acecha está sobre la mesa de los expositores que este año ha montado el sector agrícola del litoral Tropical.

El gerente de Ecohal, Alfonso Zamora, asociación que unifica a empresas privadas comercializadoras de la Costa granadina, lo tiene claro. «No se le pueden poner puertas al campo», resume para expresar que la competencia de Marruecos es «imparable» y que es mejor no mirar hacia otro lado y actuar. «Como la entrada a Europa de terceros países no está cerrada y parece que se podría llegar al libre mercado, tenemos que pensar qué va a hacer Granada ante esto. O te adaptas, o mueres y tenemos que saber que ahora estamos jugando con una baraja nueva». Desde Ecohal ven bien las posibilidades de que las empresas costeras se vayan a producir a Marruecos como un complemento o que comercialicen productos de allí.

Las cooperativas tienen una visión diferente de este asunto. Desde Granada-La Palma son conscientes de que Marruecos puede hacerles daño y se aferran al valor añadido de la frescura que pueden ofrecer los agricultores costeros, cuyos productos llegan a Europa en menos tiempo que los marroquíes. Además también piensan en la calidad por encima de todo, algo que llega casi a ser una sana obsesión. «Queremos que se cumplan los cupos de entrada de producto establecidos y que se les exijan las mismas garantías sanitarias y de condiciones laborales que aplicamos nosotros», expresa Pedro Ruiz, presidente de esta cooperativa. Ruiz apunta que ellos son muy críticos por cómo están los que trabajan allí las tierras, «que cobran cinco euros al día, menos de lo que cobra aquí un agricultor por hora que gana más de seis euros». Además añaden que no se plantean irse a producir allí: «Nuestra producción es aquí donde debe estar», aclaran.

Más garantías

Fulgencio Torres, gerente de la cooperativa El Grupo pide también que se cumplan a rajatabla los convenios con Marruecos y expone que la trazabilidad y la seguridad y salud del producto debe ser exigida a todos por igual. «Podríamos llegar a comercializar algo de producto marroquí, puntualmente, pero no irnos a producir allí. Debemos controlar nuestros canales, porque si no, esto va a ser imparable». La presidenta de Faeca, María del Carmen Álvarez, también presente en la feria, apuntó que además que en Marruecos hay que tener la vista puesta en otros países como Dubai o Egipto, que también han empezado a hacer la competencia a los productores provinciales.

La cooperativa Granada-La Palma organizó ayer una expedición por la feria para que sus agricultores -el amplio grupo que han asistido a Fruit Logistica- conocieran cómo son sus competidores y se concienciaran de que «la calidad es el camino». Primero estuvieron en el stand de Marruecos, que fue el que observaron con más detenimiento. Tocaron los cherrys, el producto estrella que ellos producen, y se dieron cuenta de que tienen un rival fuerte a batir. Por un lado, veían que desde el país marroquí también están apostando por dar calidad, imagen, por entrar por los ojos. Aunque otros observaron algunos defectos en los tomates de los expositores. Además visitaron los stand de Holanda, el gran gigante, un competidor consolidado y potentísimo. Allí vieron diferentes formas de envasar el cherry y alabaron el brillo de algunos que parecían de juguete.

También recorrieron la producción de Italia, de Francia, de Israel y de una cooperativa francesa que es muy similar a ellos. «¿Veis por qué os insistimos tanto con que hay que cuidar la calidad», decía uno de los responsables a los agricultores que son ahora más conscientes que antes de que tienen que ofrecer un producto de excelencia, de diez, para no quedarse atrás en el mercado hortofrutícola.

Fuente: Ideal (11/02/2011)