El ocaso de la formación tradicional

Me comentaba recientemente el responsable de formación de una de las grandes multinacionales españolas que a lo largo del año 2009 habían impartido 1.600.000 horas de formación.

Ante mi sorpresa, y sin querer hacer números, la cifra resulta escalofriante cuando, por otra parte, hay una queja constante del escaso impacto de la formación adquirida al puesto de trabajo.

La aparición de nuevas y poderosas herramientas de aprendizaje (TICS), los constantes cambios a los que se ven sometidas las compañías y la constatación de la poca rentabilidad que se obtiene con la formación han llevado a las empresas a plantearse dos reflexiones fundamentales:

1. No se puede seguir impartiendo horas por horas de formación.

2. Se necesita adecuar las capacidades de las personas a las tareas que han de desempeñar en su puesto de trabajo.

Estas reflexiones han de llevar a las empresas a ser mas innovadores en el diseño e implantación de sus acciones de formación; cambiando incluso el concepto de formación y desarrollo por el de aprendizaje y mejora continua. De esta forma, los antiguos departamentos de formación deberán de convertirse en verdaderos creadores de valor para la organización mas allá, de ser los administradores de la impartición de cursos.

Las nuevas alternativas

En línea con la nueva demanda de las organizaciones habrá que introducir el concepto de aprendizaje de modelos como sustituto de la formación tradicional. Esta opción persigue tres objetivos:

1. Orientar el proceso de gestión y desarrollo de los aprendizajes a la obtención de resultados y a la medición de su impacto.

2. Potenciar el talento para generar valor logrando que la formación/aprendizaje pase de ser un gasto a ser una inversión.

3. Personalizar los aprendizajes y aprender de los resultados, orientándolos hacia la mejora continua.

En definitiva, se adopta un nuevo enfoque que estimula la participación generalizada de mandos y trabajadores, en la generación y mejora de competencias específicas. Solo un sistema de aprendizaje que permita generar impacto podrá formar parte de un sistema productivo que compita globalmente y que dependa de la evolución constante del conocimiento.

Fuente: Expansión (07/03/2012)