El emprendedor también necesita descanso. Su cuerpo y su familia se lo agradecerán

Una de las reivindicaciones tradicionales por parte de la mayor parte de activistas, sindicatos y, en general, cualquier persona que tenga un trabajo por cuenta ajena es la reducción de su jornada laboral con el objetivo de conciliar la vida familiar y laboral, reducir el estrés y aumentar la productividad. De hecho, numerosos estudios al respecto indican que una reducción de la jornada laboral propiciaría que la población estuviese más feliz y motivada.

Sin embargo, el emprendedor no trabaja cuarenta horas a la semana, sino mucho más. Mientras la mayoría de asalariados terminan su jornada de trabajo sin mayor preocupación, el emprendedor continúa trabajando con las preocupaciones propias de aquella persona que tiene que administrar y gestionar una empresa. Para el emprendedor no existe reivindicación que valga: reducir su jornada implica descuidar su proyecto empresarial, aunque ello vaya acompañado de un modo de vida menos saludable.

Es más, las personas emprendedoras rara vez se conforman con un solo proyecto. En la mayoría de ocasiones, y mientras el primero está todavía en fase embrionaria, el emprendedor ya está pensando en cómo será su segunda aventura empresarial. Y así sucesivamente. El emprendedor es incansable pero, al mismo tiempo, nuestras ambiciones pueden llegar a convertirse en nuestro peor enemigo.

Tan importante o más que trabajar y dedicar tiempo a nuestra empresa es descansar. Si queremos dedicar más tiempo del que deberíamos a sacar adelante nuestra empresa descuidaremos otros aspectos muy importantes de nuestra vida (seguro que mucho más importantes que nuestro proyecto) como nuestra salud, nuestra familia o nuestro nivel de productividad.

No es ningún secreto que trabajar sin descanso aumenta el riesgo de depresión, ataques al corazón y enfermedades cardiovasculares. Aún así, todavía son muchas las personas que necesitan estar en permanente conexión con su trabajo, pasando por alto incluso las horas de la comida o durmiendo mucho menos que las horas recomendadas.

Por este motivo, es importante acabar con este hábito tan poco saludable como contraproducente. Pero, sobre todo, es necesario que los trabajadores sigan el mismo camino. Más allá de los efectos en la salud, superar las 40 horas de trabajo semanal afecta a las funciones cognitivas: reduce su concentración, disminuye su habilidad para resolver problemas y ataca considerablemente a sus niveles de productividad.

Así que ya sabe: trabaje menos y descanse más: su cuerpo y su familia sin duda se lo agradecerán.

Fuente: Pymes y Autónomos (21/07/2014)