Dos emprendedores vinculados a Granada apuestan por combinar la fabricación in situ de cerveza con tapas de calidad y talleres, cursos y catas.

Todo empezó por casualidad. Guillermo e Irene regalaron al padre de ésta un kit para hacer cerveza con motivo de Reyes y, a raíz de su uso, resultó que fueron ellos los que salieron entusiasmados. Les encantó aquello de idear sus propias recetas, de experimentar con diferentes ingredientes y de dar a probar el resultado a la familia. De esto hace ya más de tres años, tiempo en el que esta pareja de microbiólogos formados en Granada ha dejado de ver aquella experiencia como un simple hobby a entenderla como una oportunidad de negocio. «Nos encantó arremangarnos e innovar, y queríamos dedicarnos a esto de manera profesional», asegura Guillermo Herrera, impulsor junto a Irene Dorado del proyecto Alegría, con el que pretenden acercar la cultura cervecera a los consumidores a través de pubs en los que se fabrica en vivo y en directo su propia cerveza.

«Nos dimos cuenta de que en España se consumía mucha cerveza, pero había menos conocimiento de sus propiedades y variedad que en otros países como Alemania, Inglaterra, Bélgica o EEUU», insisten. De ahí que pensaran en montar un negocio tipo brewpub, es decir, un bar donde producir y consumir cerveza artesanal, además de realizar talleres, cursos, catas y maridajes para intentar que los clientes aprendan de esta bebida.

Su proyecto se fraguó en Granada, concretamente en un pueblo situado al pie de Sierra Nevada, Nigüelas, donde estos dos emprendedores empezaron a vivir hace seis años. Guillermo es valenciano e Irene madrileña, pero eligieron la Universidad de Granada para realizar su tesis doctoral sobre Ecología Microbiana, que están a punto de terminar. Hoy por hoy, sin embargo, se han trasladado a Valencia para darle un impulso a su iniciativa. Y es que han resultado elegidos para participar en el programa Lanzadera, auspiciado por el empresario Juan Roig, presidente de Mercadona. Gracias a éste, recibirán cursos formativos, económicos y estructurales para convertir su idea en una realidad productiva, y también tendrán acceso a una financiación de hasta 200.000 euros, con un préstamo sin garantías ni avales. A cambio, los únicos requisitos que tienen que cumplir es dedicarse en exclusiva a su proyecto e instalarse físicamente en la sede de Lanzadera, en Valencia.

La esencia de Alegría radica en que el consumidor ve cómo se elabora la cerveza delante de sus ojos -siempre con una mampara de cristal que separe físicamente la zona de producción de la de consumo- y en que la bebida que se toma es de alta calidad. «Al no necesitar transporte ni estar sometida a cambios de luz y temperatura, su sabor y aroma llegan al cliente en condiciones óptimas», explica Guillermo.

Junto a esto, otra de las especificidades de estos brewpubs será que exportarán a otros lugares de España la cultura de la tapa que existe en Granada. «Estamos empeñados en elaborar tapas de calidad que estén a la altura de la cerveza que hacemos para servirla de forma gratuita al pedir la bebida», añade el emprendedor. Éste será, sin duda, uno de los puntos fuertes del negocio, ya que los precios «serán muy razonables y encima llevarán incluida la tapa», afirma. La media pinta costará entre 2 y 2,5 euros, mientras que la pinta rondará los 3,5 euros. Estos importes son sensiblemente más reducidos que los que se ofrecen en otras microcervecerías por el ahorro que consiguen en el embotellado y el transporte.

Alegría necesita una inversión inicial de entre 100.000 y 200.000 euros, dependiendo de la zona de Valencia que elijan para instalar su primer brewpub y de la maquinaria y licencias que requiera el proceso. «Estamos buscando local y queremos tenerlo abierto antes de Navidad para, así, contar con una clientela importante de cara a la primavera-verano del año que viene con la que empezar a hacer cursos, concursos y otras actividades», avanza Guillermo. En función que cómo evolucione esta experiencia, los emprendedores se plantean contar con otro local en Granada a medio plazo. Prevén generar cuatro empleos a lo largo del primer año, ya que necesitarán cocineros y camareros para su establecimiento, mientras que ellos dos seguirán dedicándose a diseñar y producir nuevas cervezas. «Podríamos hacer infinidad de recetas, pero hemos preferido empezar por cuatro que ya tenemos afianzadas y que están inspiradas en cervezas de éxito de otros países», avanza Guillermo. Junto a éstas -ver texto adjunto-, ya tienen otras dos en fase de prueba.

Antes de contar con ese pub propio, los emprendedores han querido ir testando el mercado con la venta de sus cervezas propias a restaurantes, hoteles y otro tipo de establecimientos tanto de la Comunidad Valenciana como de Madrid. «Ahora se encarga de su elaboración una fábrica externa, a la espera de que montemos nuestro propio bar», aclara.

Fuente: El Almería (30/06/2014)