Compartir, clave para la nueva economía del futuro
Mientras los científicos se debaten entre el «gen egoísta» (Richard Dawkins) y el «gen altruista» (Edward O. Wilson), la economía se está lanzando a explorar como nunca antes la geografía del dar y compartir. En cierto modo, es como una vuelta a los orígenes, antes de que se inventara el dinero, pero multiplicado hasta lo imposible con las nuevas tecnologías y con la ayuda impagable de las redes sociales.
Impossible da nombre precisamente a la red que aspira a romper las fronteras del altruismo. La impulsora no es otra que la modelo británica Lily Cole, que a sus 25 años tiene ya una larga trayectoria en defensa de las causas sociales y ecológicas. Como padrinos tiene al fundador de Wikipedia, Jimmy Wales, y a la economista y creadora de Ethical Markets, Hazel Henderson.
«Impossible nace a partir de una idea utópica… Podemos construir una ‘economía del don’ que funcione sin necesidad de dinero. Podemos hacer que la gratitud sea la nueva ‘moneda’ de cuño. Y creo que todo este será posible gracias a las redes sociales».
Hablamos con Lily Cole a su paso por la conferencia ‘El Futuro Compartido’ (‘The Shared Future’), recién celebrada en Londres bajo los auspicios de KweekWeek y The People who Share. Decenas de emprendedores de la nueva y de la vieja economía buscaron un territorio común y llegaron a la conclusión de que estamos decididamente en medio de un profundo cambio social, propiciado por las redes y propagado ya al mundo de las finanzas y de las empresas.
Financiación colectiva
En ‘The Shared Future’ se habló largo y tendido del ‘crowdfunding’, del ‘kickstarting’, del ‘coworking’ y demás tendencias que están transformando desde dentro la economía y que están teniendo un efecto multiplicador como respuesta a la crisis.
«Los cambios tardan tiempo en gestarse, pero una vez se ponen en marcha no hay manera de pararlos», vaticinó Eric Van der Kleij, de la aceleradora de empresas Level39. «En 10 años, el mundo no se parecerá nada a lo que tenemos ahora. Las plataformas colaborativas y P2P (entre particulares) serán un buen pedazo de la tarta económica. Los grandes bancos y otras instituciones desfasadas habrán caído por su propio peso».
Benita Matofska, colabora-jefa de ‘The People who Share’ habló del crecimiento imparable de la tendencia y de la pregunta obligada que todas las compañías deben hacerse ante la nueva tesitura: «¿Cuánto estamos dispuestos a compartir?». Según Matofska, la economía convencional será cada vez más «colaborativa» por necesidad, las redes tocarán todos los aspectos de nuestra vida y lo que hoy conocemos como «gift economy» se habrá incorporado como parte esencial a la nueva realidad social.
Con esa idea nace precisamente Impossible, que ha tenido sus dificultades económicas y técnicas para arrancar, pero que finalmente levantará el vuelo la próxima semana con un lema tan ingenuo como audaz: «Make a wish, take a wish, say thanks» («Formula un deseo, toma un deseo, di gracias»).
Con la espigada y pelirroja Lily Cole ya coincidimos cuando se manifestaba en las calles de Londres a los gritos de «¡No recortéis nuestro futuro!». La modelo británica, que figura en las listas de los jóvenes más ricos del Reino Unido, reconoce que el contraste entre el mundo de la moda y la realidad social que ha podido comprobar en sus viajes le hizo abrir los ojos.
Fue precisamente durante al viaje a un campo de refugiados entre Tailandia y Burma cuando concibió la idea de Impossible.com. «Descubrí cómo los lazos de comunidad y cooperación pueden ayudar a la gente a salir adelante. Al volver a mi ciudad me topé con la otra cara de la realidad: los londinenses conocen a un solo vecino por término medio. Hemos perdido algo fundamentalmente humano y no nos damos cuenta».
La red social del altruismo
En sus charlas con Muhammad Yunus y en sus encuentros con Jimmy Wales acabó fraguando el formato de Impossible, que aspira a ser algo así como «la red social del altruismo». El sistema ha rodado en fase beta en las universidades de Cambridge y Oxford y se propone llegar al máximo número de países.
«Nuestra idea va más allá de la economía compartida», explica Kwame Ferreira, que supo darle los ajustes técnicos necesarios a Impossible. «En vez del dinero, el tiempo es nuestro catalizador. Pero no somos un banco de tiempo. La gente pide un deseo y ofrece un ‘deseo’ sin esperar nada a cambio. Tú dices lo que te hace falta, y otra gente en tu área local se ofrece a ayudarte. Ese es el principio de la ‘gift economy’ que queremos respetar».
«Lo que tú des o recibas no tiene por qué ser recíproco», apostilla Lily Cole. «Si alguien te enseña español, no tienes necesariamente que darle algo a cambio. La única recompensa es la sensación que queda tras un acto generoso. En Impossible, quienes dan reciben a cambio un ‘gracias’: ésa será la única contrapartida, que no es poca».
Fuente: El Mundo (13/05/2013)