Lírica: un bar de tapas y copas, tesoro oculto del Realejo

En el Realejo hay una atractiva y variada oferta de bares de tapas y tampoco escasean los locales donde tomar una copa. Lo que ya no abunda tanto son sitios donde se pueda hacer lo uno y lo otro, bares todoterreno en los que quienes entren al mediodía en busca de un refrigerio lo encontrarán, y bien suculento, pero en el que también sean bienvenidos los que, ya repuestos sus tejidos, suspiran por un trago largo.

Lírica cumple esta función, lo cual es una buena noticia. Muy tiquismiquis hay que ser para salir decepcionado tras probar sus bocados, que no se ciñen al guión clásico sino que buscan ir más allá, darle un toque de distinción original y exótico. Con la consumición, el cliente va a encontrarse con cosas finas como la tostadita de tomate casero con jamón, la carne en salsa ‘al estilo de la mamma’, el pollo con tres salsas o las tostas de sasiki con aguacate. Ya que se menciona el vino, ahí también se han esmerado. La bodega aún es escueta pero contiene referencias de varias denominaciones de origen, sin olvidarse de hacer patria y ofrecer caldos granadinos. El local no es nuevo. Lleva cosa de un año funcionando, pero su filosofía ha cambiado. Ahora está al cargo de Mariola y Javier, una pareja simpática y profesional que quiere darle alas al proyecto.

Porque Lírica, como ha quedado dicho, no es sólo un bar de tapas. En la barra, o en el salón que hay al fondo, se sirven copas en un ambiente relajado, no apalancado. La música suele ser más telón de fondo que protagonista, excepto cuando se decide que así lo sea. Porque entre las iniciativas de Lírica está la de organizar conciertos de pequeño formato.

Lírica está en el número 12 de la calle Palacios, un callejón cuyo acceso es menos difícil de lo que parece. Una buena opción es situarse en la Plaza de Santo Domingo e ir hacia la Plaza de los Campos. Al cabo de pocos pasos, frente al colegio mayor contiguo a la iglesia, hay unos escalones que bajan hacia una zona peatonal. Antes de bajar el primero, si se gira la vista a la izquierda, se ve un cartel del local, que para el caso ejerce el mismo papel que el faro para el navegante.