Seis pasos para sacar el máximo partido a los enfados

Los enfados están considerados habitualmente como algo malo, como un acto explosivo que no tiene ningún tipo de ventaja. De hecho, hay gente que trata de no enfadarse nunca.

Sin embargo, enfadarse tiene algunas ventajas: la temperatura aumenta, la atención se concentra en un objetivo concreto (la causa del enfado), la energía se dispara, la respiración se acelera… bien utilizadas, son actitudes que pueden ayudar en el objetivo, estando más despiertos, atentos y capaces, según señala Beatriz Fernández, profesora del Método Grinberg, en un artículo en Infojobs.

El problema llega cuando se pierde el control, convirtiéndo al enfadado en víctima de la ira, destacando solo la rabia. Pero se puede utilizar esta fuerza para ser más efectivo, expresarse con determinación, poner límites, o decir ‘NO’ a algo (o ‘Sí’). La experta señala seis pasos para sacar el máximo partido de los enfados y gestionarlos con eficacia.

1. Prestar atención al cuerpo

Hay que notar las tensiones que se crean en las diferentes zonas, y en como cambia la respiración.

2. Seleccionar la parte del cuerpo más tensa

Hay que localizar cuál es la parte del cuerpo que está acumulando más tensión, y centrarse en notar cómo se crea (contracción de mandíbulas, se cierra el pecho, nudo en el estómago…)

3. Exagerar el esfuerzo

Una vez centrado en una parte del cuerpo, hay que exagerar ese esfuerzo, ya sea contrayendo más las mandíbulas o haciendo más fuerte el nudo del estómago.

4. Relajación

Cuando la contracción o el esfuerzo sean intensos, hay que relajar esa parte del cuerpo. No poco a poco, sino de una vez, soltando de golpe todo el esfuerzo.

5. Respiración profunda

Hay que respirar profundamente, y asegurarse de que el cuerpo esté relajado. Hay que tener más energía, y estar más despierto y concentrado.

6. Tomar decisiones

Por último, hay que pensar de nuevo en la situación que ha provocado el enfado, y decidir la decisión que se quiere tomar. Si se mantiene la relajación, se nota como se actúa con mayor determinación, claridad y contundencia, haciendo eficaz el enfado.

Fuente: El Economista (13/06/2014)