Proyectos empresariales que quieren cambiar el mundo

Las buenas causas que mueven a los empresarios sociales son una oportunidad laboral que precisa de todo tipo de perfiles profesionales. Pero no todo es filantropía: estrategia y rentabilidad son sus bases.

Las empresas sociales aún están empezando a despertar en España. El rasgo que diferencia a estos emprendedores de los demás es la motivación. No les mueve solo la búsqueda de un beneficio económico o una salida profesional, lo que quieren es lograr un cambio social. Según el informe del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) en nuestro país sólo un 0,5% de la población adulta está involucrada en tareas de este tipo.Cifras muy lejanas al más del 2% de Estados Unidos, Reino Unido o Finlandia. Sin embargo, la tendencia general apunta a un incremento.

Cómo son

El perfil de estos innovadores tiene unas características propias. Para Otilia de la Fuente, directora general de la Universidad Europea de Madrid, “es, sobre todo, la ilusión. Están llenos de fuerza y con muchas ganas de dar notoriedad a sus causas con el fin de generar cambios. Suelen tener estudios universitarios pero, ante todo, son personas con valores muy fuertes como el liderazgo, la creatividad, la honradez y la coherencia”.

No obstante, sacar adelante una empresa social requiere otras cualidades. Ante todo, son personas perseverantes y dispuestas a redefinir y readaptar su idea, ponerla a prueba y luego difundirla hasta que se constituya en un nuevo patrón para la sociedad en su conjunto.

La parte de gestión y estrategia empresarial es fundamental. Necesitan profesionales expertos en estas materias, así como en el área financiera. Su objetivo no es ganar dinero, pero precisan recursos para tener libertad de actuación. Por eso, la calidad de sus productos y servicios son clave para lograr la rentabilidad que buscan y necesitan.

Infinitas posibilidades para coser

A Puntadas es una empresa de inserción laboral que da trabajo y un futuro profesional a mujeres en riesgo de exclusión social. Comenzó en 2011, pero sus inicios se remontan a un taller de formación textil en 2007 en el centro penitenciario de Villena (Alicante). Rosa Escandell, una de sus fundadoras y con amplia experiencia en empresas sociales, señala que “además de tener acuerdos con grupos como Pikolinos o La Oca, un logro del que nos sentimos orgullosas es la creación de Malas Meninas. Una marca reconocida a nivel nacional, con la que nos estamos labrando un nombre de prestigio y calidad en la moda”.

En salud hay que invertir en prevención

Jordi Martí es ingeniero bioquímico y desde hace mucho ha dirigido su carrera profesional hacia el sector de la salud. En concreto está convencido de que “hay enfermedades que se pueden prevenir con un diagnóstico precoz”. Por este motivo puso en marcha DBS Screening, una empresa que comenzó a funcionar en 2010 y para la que innovó y desarrolló un sistema de diagnóstico sanguíneo precoz tanto para enfermedades infecciosas, no transmisibles o crónicas. En su puesta en marcha y expansión ha contado con el apoyo de la red Ashoka y de momento ya está en Brasil y pronto en Guatemala e India.

Conventos convertidos en hoteles

“Queríamos crear puestos de trabajo para personas con discapacidad intelectual y, a la vez, dar utilidad a los conventos de la congregación de las Hermanas Franciscanas que han quedado vacíos. De esta manera proyectamos los hoteles en el interior de Mallorca”. Así resume Boni Martínez cómo surgió la iniciativa de estos alojamientos sociales que comenzaron a funcionar a finales de 2011. El coordinador del proyecto, que opta a uno de los premios del Programa de Emprendimiento Social de la Caixa, destaca que “ya damos trabajo a 16 personas, pero esperamos llegar a los 30 profesionales”.

Internet seguro para la infancia

“La educación ha cambiado, las nuevas tecnologías forman parte de nuestra vida y necesitamos aprender a darles un buen uso”, comenta Miguel Comín, uno de los integrantes de la Fundación Alia2 y creador de herramientas tecnológicas dirigidas a la red. Esta asociación da trabajo a 20 profesionales de perfiles muy distintos: jóvenes licenciados, profesionales con experiencia en el mundo de empresa, así como padres y personas jubiladas. El interés de todos ellos es coordinar esfuerzos para prevenir los abusos y la explotación sexual infantil y acortar la brecha digital entre padres e hijos.

Fuente: Expansión (04/05/2012)