Pasar de empleado a emprendedor

Si puedes escoger el momento de ser tu propio jefe en un sector que conoces a fondo, para aprovechar esta ventaja competitiva es fundamental que no descuides ningún aspecto administrativo y de gestión.

Montar un negocio porque no existe otra salida es habitual: el 29% de las start up que nacieron en 2013 fueron fruto de la necesidad de escapar del paro. Sin embargo, según la última edición del Informe GEM (Global Entrepreneurship Monitor), realizado en España por el Centro Internacional Santander Emprendimiento (Cise), la Red Española de Equipos Regionales GEM, la Fundación Rafael del Pino y Banco Santander, las garantías de que estos negocios superen los fatídicos cinco años de vida es inferior a la de aquellos que resultan de la experiencia y de una intención madurada en el tiempo.

Los emprendedores por necesidad no lo son por convicción, de manera que abandonarán su empeño en cuanto les surja una oportunidad por cuenta ajena o ante el menor contratiempo. Eso es menos frecuente entre los que pasan de empleados a emprendedores por decisión, no porque les acucie la supervivencia económica.

Es el caso de Juan Luis del Río: con veinte años de experiencia en el Grupo Zena, donde alcanzó un puesto de responsabilidad, hace un par de años que es franquiciado de Foster’s Hollywood, una de las enseñas de la firma, junto con Mariví Rubio, una de sus colegas de trabajo. Los cocineros Daniel Ochoa y Luis Moreno también dieron el paso: compartieron fogones en un restaurante de la sierra madrileña, y en noviembre de 2012 abrieron su propio establecimiento, Montia, en San Lorenzo del Escorial.

La experiencia suele aumentar la vida de un negocio, frente a los que nacen fruto de la necesidad

A todos ellos les sobraba experiencia en la primera fila del negocio, pero pasar a la trastienda de uno propio fue reto. Del Río dice, que en su caso, carecer de una cultura empresarial fue el mayor hándicap: «Lo más difícil ha sido vencer los miedos ante la inseguridad a la que nos enfrentábamos. Y, por supuesto, el desconocimiento de los trámites burocráticos que suponen la creación de un negocio. Conocíamos a fondo el funcionamiento de la franquicia, pero ignorábamos lo que se cocía detrás, lo que hacía posible abrir cada día».

La asesoría externa ha sido definitiva para estos jóvenes que han invertido 600.000 euros en la apertura de su Foster’s Hollywood en Getafe (Madrid). Hace un par de años, Ochoa y Moreno destinaron 60.000 euros a la puesta en marcha su restaurante Montia, que acaba de hacerse con un estrella Michelin y que en enero de este año ganó el Premio Revelación de Madrid Fusión.

Explica Ochoa que «una década de experiencia da cierta confianza para lanzarse a una aventura que llevábamos madurando un tiempo. Asimismo ayudó un préstamo de 28.000 euros que recibimos de Avalmadrid. Ahora está todo controlado. Pero al principio, la obra, en la que participamos, los permisos y todos los trámites administrativos, que dejamos a una asesoría, era demasiado y parecía descontrolado». Ante estas dificultades, este emprendedor comenta que «montar un restaurante es complicado y que no debería dejarse en manos de personas inexpertas. Cuando se huye hacia adelante conviene tener experiencia y conocer el ámbito en el que te metes».

Ángel Martín sabía de sobra dónde se metía cuando tras más de quince años trabajando en LeasePlan y dos más en una firma de subastas online de vehículo creó Buscococheporti.com, una web que facilita la búsqueda de un vehículo en función de las características del cliente.

Ana Moreno, su socia en esta empresa, proviene de un sector ajeno al renting lo que, en opinión de Martín, «resulta muy ventajoso, porque aporta una visión distinta». Añade que «si no eres el propietario de la empresa, puedes trabajar sin plantearte la supervivencia económica. Por eso, como emprendedor hay que tener cierta perspectiva: si únicamente piensas en la facturación para llegar a fin de mes, corres el peligro de descuidar el desarrollo del negocio».

La losa burocrática

«Eligen el momento más adecuado y conocen a fondo el objeto de negocio, por eso las garantías de éxito son mayores». Así define Carlos Pavón, socio director de IURE Emprendedores & Business, a los empleados que se convierten en emprendedores. No obstante, reconoce que carecen de formación burocrática para la puesta en marcha. Por eso, recomienda:

– Identificar los riesgos inherentes al negocio que se pretende emprender, de manera que pueda planificarse una estructura societaria óptima que los canalice.

– Reordenar la actividad con la creación de una sociedad independiente que no lastre el mal funcionamiento del resto.

– Constituir sociedades filiales para que la eventual morosidad garantice la continuidad de la empresa a través de su matriz.

– Flexibilizar el coste laboral y adecuarlo al volumen de facturación. De esta manera, tanto si hay una caída de las ventas como un aumento de las mismas, se puede ajustar al alza o a la baja la retribución de cada empleado.

Fuente: Expansión (12/12/2014)