Oportunidades de negocio en la Costa gracias al turismo de cruceros La línea marítima Motril-Melilla ha impulsado la vida del Varadero y la naviera se antoja como una salida laboral
Al turismo de cruceros, que este año da su mayor salto en la historia quintuplicando las cifras del año anterior, hay que sumar la puesta en marcha de la línea marítima Motril-Melilla, por lo que los vecinos de la playa ya están acostumbrados en estos meses a ver estos ingentes barcos varados a pocos metros de sus casas, con el sueño que suponen para tantas personas.
Una de ellas es Antonio, que acaba de enrolarse como marinero y que afronta esta nueva etapa con muchísima ilusión. Cambia completamente de profesión a sus más de 40 años y estará separado de su familia durante dos meses, pero cree que la experiencia merecerá la pena.
También Rubén ha echado el currículum por si hay alguna oportunidad en el área de seguridad de la naviera. Son muchos los que ven esta nueva línea como una oportunidad de trabajo. De momento, ya se han creado 17 empleos, según Díaz Sol, sin contar con el medio centenar de operarios que ha estado realizando las tareas de adaptación de las instalaciones de la Autoridad Portuaria a las necesidades de Armas. Además, son muchas las empresas que han puesto ya sus ojos en la nueva oportunidad que supone el turismo de cruceros. Algunas se han movido rápido para llevarse una parte de la tajada de las excursiones, aunque si bien es cierto aún sigue siendo una empresa de Málaga la que se dedica a enseñar la Costa Tropical.
Algunos emprendedores están trabajando en la financiación de sus proyectos para poder ofrecer recursos a los cruceristas, tanto online como presencialmente, dar a conocer las maravillas locales y que el cliente quede encantado.
Por su parte, los comerciantes de Motril andan un poco rezagados y aún no se creen que los pasajeros de estos cruceros sean la panacea para sus problemas. Desde el Ayuntamiento y Motrilport les han pedido su colaboración para estar atentos a las necesidades de este tipo de cliente, tales como disponer de prensa internacional (algo que hasta hace poco no se daba en Motril) o abrir en horarios no habituales. En este sentido, todavía queda mucho por hacer, ya que una parte importante de estos comercios son franquicias de grandes cadenas que no tiene por qué entender de favores especiales.
La Oficina de Turismo de la ciudad sí es, junto a Motrilport, de los organismo que sí han echado el resto. En principio, hubo incluso una serie de voluntarios de una academia de inglés que se ofrecieron ejercer de cicerone gratuito a los cruceristas, sin embargo, el proyecto no llegó a cuajar.
Como consecuencia de ello, a los pasajeros que se decantan por pulular por Motril a veces se les ve desorientados sin saber muy bien por dónde ir o que lugares son dignos de visitar. A ello se suma la dificultad de que el público que viene, en su mayoría ingleses, tiene unos horarios distintos a los nuestros. Y mientras que a las 10 de la mañana están buscando dónde tomarse una cerveza en un bar, los motrileños tienen sus cafeterías localizadas para arrancar el día con el café y las tostadas.
El reloj además juega en contra y a mediodía estos clientes se convierten en calabaza. Son pocos los que se pierden el almuerzo contratado con el barco, por lo que el tiempo es oro y la oportunidad de que consuman en Motril, una ciudad donde sin contar con la agricultura, no hay ahora mismo sectores que tiren del carro de la crisis, se deja escapar cada vez que zarpa un nuevo barco con destino a otra ciudad.
Fuente: Granada Hoy (31/07/2011)