OCDE y OIT aseguran que proteger a los autónomos es clave para salir de la crisis Las organizaciones internacionales OCDE y OIT advierten de que, para salvar la economía, hay que proteger a los negocios más pequeños. Un mensaje que valdría para todos los países del mundo, pero especialmente para España.

Las organizaciones internacionales llevan tiempo alertando de que la recuperación económica y la vuelta a esta «nueva normalidad» de la que ya hablan todos los gobiernos después de que logremos dominar la pandemia del COVID-19, va a ser lenta, y se hará muy difícil sin contar con los autónomos, el eslabón más débil de la economía, y también el más importante. 

Un reciente informe de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) advierte justamente de la trascendencia e impacto que tienen los autónomos y pequeños negocios de todo el mundo en el bienestar de sus respectivos países. Su cierre podría hacer un daño irreparable a la economía de todos los Estados y, al mismo tiempo, en ellos estaría la clave para salir cuanto antes de esta crisis.

En el informe, el organismo explica que «alrededor de 436 millones de empresas de los sectores más afectados en todo el mundo enfrentan un alto riesgo de experimentar graves perturbaciones» por esta pandemia.  Más de la mitad de estos negocios –unos 232 millones– están en el comercio al por menor y al por mayor, que ha sido uno de los sectores más afectados a nivel mundial. En este segmento, los autónomos, profesionales independientes y sus trabajadores representan el 45% del empleo mundial. En otras palabras: sólo teniendo en cuenta a los trabajadores por cuenta propia del comercio, y asegurando su supervivencia, podría salvarse alrededor de una cuarta parte del empleo mundial que ahora está en peligro.

Pero el informe va aún más allá: juntando a los autónomos y las pequeñas empresas, éstos representarían más del 70% del empleo mundial en el comercio al por menor y cerca del 60% de los servicios de hostelería y de restauración, «ilustrando la grave vulnerabilidad de estos sectores en la actual crisis económica». Esto significa que las pymes y trabajadores por cuenta propia representan la mayor parte del peso de dos de los sectores que más valor y empleo crean en la economía mundial. Por tanto, de cómo salgan ellos de esta crisis, dependerá también el futuro de la economía de prácticamente cualquier país.

Además, según la OIT, el 81% de los empleadores y el 66% de los autónomos a nivel mundial se encuentran en países que han tenido que cerrar sus negocios a causa de estados de alarma o similares medidas. Esto significa que la mayoría de los negocios capaces de crear empleo, de los que dependen millones de trabajadores y en los que se encuentran la mayor parte de los autónomos, se han visto sometidos a medidas de confinamiento que han podido poner en grave peligro sus recursos, su propia supervivencia y la de sus trabajadores. 

La solución está en los autónomos

En este sentido, el organismo internacional advierte de que «los cierres de los lugares de trabajo tienen repercusiones graves e inmediatas sobre las actividades corrientes de las empresas y de los trabajadores por cuenta propia, exponiéndolas a un riesgo elevado de insolvencia. Aun cuando se levanten las medidas de contención, las empresas y los trabajadores por cuenta propia que sobrevivan, seguirán afrontando desafíos, ya que se prevé que la recuperación sea incierta y lenta«.

El desafío es global y a todos los niveles. La situación va a ser todavía más compleja para aquellos sectores que se están viendo más afectados por la crisis, como la hostelería y restauración, la industria manufacturera, el comercio o las actividades inmobiliarias. Por eso, continúa la OIT, los Gobiernos de los distintos países deben centrarse en  poner medidas cuanto antes para que sobrevivan todos los autónomos y, especialmente, en poner soluciones para aquellos que forman parte indispensable de los sectores más perjudicados por la pandemia. 

La economía española depende aún más de los autónomos

Si bien la entidad hace referencia a un problema que es de todos los países, sin entrar en demasiadas diferencias por grado de desarrollo, cultura o afectación de la epidemia, también la Organización por la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), publicó un informe a finales de abril sobre el impacto de la pandemia en los negocios más pequeños, «Pequeñas, medianas y vulnerables”. En su estudio, la organización alerta no sólo de lo cruciales que son estas pymes, autónomos o micropymes para la economía de cualquier país del mundo, sino especialmente para la española. En los más pequeños estaría el problema, y también la solución.

De entre todos los países del mundo, el nuestro destaca por ser uno de los más vulnerables a esta crisis. España es uno de los países desarrollados con más papeletas para entrar en una profunda crisis si el Gobierno no ayuda a los autónomos y pequeños empresarios. Los expertos nacionales e internacionales han pasado de apuntar a un crecimiento de casi el 2% de nuestro PIB, a una caída del 8%. Estos cambios de estimación se han dado en menos de dos meses.

No es de extrañar teniendo en cuenta, según los datos que se desprenden del estudio, que hay tres factores que harían de nuestro país, uno de los más vulnerables en comparación a los demás Estados desarrollados. Por un lado, que las micro y pequeñas empresas componen la inmensa mayoría de nuestro tejido empresarial. Son también las que más aportan a la economía real,  las que más empleo crean y, además, están concentradas en los sectores más perjudicados por el parón a raíz del COVID-19 (turismo, hostelería o comercio, entre otros).

Por si todo esto fuera poco, España es también uno de los países en los que más restricciones de actividad se han implementado. Eso nos podría dar una ventaja a nivel sanitario, pero también podría perjudicar, y mucho, a la economía del país si la situación se alarga más de la cuenta. De hecho, según la propia OCDE, los pequeños negocios «están particularmente en riesgo de fallar debido a medidas de bloqueo prolongado por el coronavirus (COVID-19). Éstas -las pymes- representan el 75% de todos los trabajos en los sectores directamente afectados«.

España: un país de micronegocios, los más vulnerables

En el caso de España, el organismo asegura que hay 2,63 millones de empresas, de las que más del 99% son micropymes y pymes de entre 0 y 249 empleados, y apenas el 0,1% de los negocios serían grandes compañías. 

En cuanto a su impacto que tienen estos pequeños negocios, según la OCDE alrededor del 60% del valor aportado a la economía corresponde a las pymes.  

Y en el caso de España, buena parte del valor que se aporta no sólo es que dependa del segmento conocido como «pequeñas y medianas empresas» sino que, además, es especialmente importante en el subsegmento de «microempresas», es decir, negocios de menos de 10 empleados.

Según las infografías de la OCDE, los micronegocios representan el 24%, haciendo de nuestro país uno de los que más peso apoyan en los negocios más pequeños de todo el tejido empresarial, sólo superado por unos pocos países como Estonia o Italia.

Como problema añadido, estos micronegocios, que representan una porción tan importante de nuestra economía, no sólo son los más débiles y suelen estar en sectores especialmente perjudicados, sino que además, son los que más problemas de acceso a financiación tienen. Por tanto, son estas microrempresas «las más expuestas a la falta de liquidez», añaden desde la OCDE.

Al igual que el informe de la OIT, el estudio de la organización que representa a los países más desarrollados destaca también que “los sectores económicos que se van a ver más afectados por las medidas de cierre representan el 40% del empleo total en promedio en los países”.

Los sectores más importantes y también los más perjudicados

El COVID-19 ha afectado a todos los países, aunque no a todos en la misma medida. La economía de algunos países puede sobrevivir sin turismo extranjero. Sin embargo, no sería el caso del nuestro, porque el sol y playa es para España, lo que el petróleo para Arabia Saudí o la tecnología para Japón.

Que las fronteras internacionales sigan cerradas durante mucho tiempo va a ser un mazazo para la economía española. Muchos sectores que, directa o indirectamente, dependen del turismo auguran una lenta recuperación. Serían, por ejemplo, los hosteleros de algunas zonas costeras a los que no les será suficiente el turismo interno; los hoteles; los guías turísticos -20.000 autónomos-; algunos apartamentos turísticos que tampoco pueden vivir sólo del cliente español o agencias de viajes, además de todos los sectores que dependen de ellos.

El temor a la pandemia se ha sumado al Estado de Alarma y ha provocado que miles de autónomos que viven del turismo extranjero hayan tenido una avalancha de cancelaciones de «todas las reservas efectuadas hasta septiembre. Nuestra vuelta a la normalidad no llegará cuando termine el Estado de Alarma. Dependemos casi al 70% -incluso más en islas y zonas costeras- del turista extranjero. Por tanto, que España vuelva a funcionar no significa que los autónomos del turismo podamos volver a trabajar. Eso dependerá del ritmo de la pandemia en otros países como Estados Unidos, México, Argentina u otros del centro de Europa. El problema se alargará hasta septiembre en nuestro sector, con casi total seguridad» lamentó Carlos Ortega, presidente de la asociación de guías turísticos APIT de canarias, uno de los sectores más afectados por el Estado de Alarma que, además, estuvo mucho tiempo sin poder acceder a la prestación por Cese de Actividad extraordinario.

También  el cierre de los restaurantes y cafeterías ha desplomado también las ventas de muchos agricultores y ganaderos que les suministraban. Éste es sólo un ejemplo de cómo los problemas del turismo, en España, se convertirán tarde o temprano en un problema para la mayoría de los sectores.

Un problema que es global no puede solucionarse sólo con medidas a nivel nacional .Costará mucho que todo vuelva a la normalidad para los autónomos de la hostelería, pequeños hostales, comerciantes, guías turísticos y demás actividades. Más aún cuando los touroperadores de los que dependen en gran medida, ya que son los que traen a sus potenciales clientes hasta España, están desviando a los turistas hacia otras zonas.  El daño es incalculable para un país que vive del turismo y para tantos sectores que dependen del turista británico, alemán, latinoamericano o estadounidense, entre otros muchos.

Posibles soluciones que pasan por los autónomos

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) propone en su informe una serie de medidas generales que deberían adoptar todos los países, aunque en diferente grado según el contexto y composición de su tejido empresarial. En el caso de España, por su elevado número de autónomos y pequeños negocios -y, sobre todo, por el peso económico y laboral que éstos tienen-, parece especialmente importante agilizar los procesos para optar a ayudas y prestaciones y dar soluciones eficaces de liquidez para todos y cada uno de ellos.

Se trata de una «combinación de medidas de apoyo financiero directo y garantías de préstamo para evitar cargar a las empresas con excesiva deuda (pero condicionadas a la retención de los trabajadores). Es por lo tanto esencial prepararse para identificar y extender los recursos financieros a fin de hacer frente a la demanda elevada de líneas de crédito. Para las pequeñas empresas, la microfinanza y las instituciones financieras semiformales pueden constituir un medio para llegar a las empresas y a los trabajadores por cuenta propia que operan en la economía informal» proponen desde la OIT.

Además, según el organismo internacional, los Gobiernos deben seguir acelerando la ayuda a las empresas y a los trabajadores.» Deben primar la simplificación y agilización de los procesos para acceder a las prestaciones por desempleo, extender el apoyo a los trabajadores por cuenta propia y facilitar el acceso al crédito y a las garantías de préstamo a las empresas, sobre todo a las pequeñas. En la medida de lo posible, los canales administrativos existentes –pero simplificados– deberían utilizarse, tales como las relaciones bancarias o los sistemas de seguridad social a fin de proporcionar un acceso rápido y eficiente a los fondos de apoyo». 

Por último y de cara a la desescalada , las políticas deberían estar dirigidas a ofrecer información oportuna sobre el estado de las medidas de contención y de las estrategias de salida del confinamiento. Esta última «debería basarse en el diálogo social, a fin de garantizar que la reapertura de los lugares de trabajo tenga lugar con todas las garantías de seguridad para los trabajadores y los consumidores. En numerosos sectores será necesario que los gobiernos coordinen la distribución de los insumos esenciales a las empresas y las ayuden a reorientar su producción hacia el sector de la salud y de los productos y servicios esenciales», concluyen desde la Organización Internacional del Trabajo.

Fuente: Autónomos y Emprendedor