Nunca es demasiado tarde para dar un giro total a tu carrera

El trabajo para toda la vida es cosa del pasado. En el nuevo entorno laboral, y a pesar de las incertidumbres, cada vez más personas cambian no sólo de puesto o empresa, sino de sector e incluso de profesión.

La idea de un empleo para toda la vida está tan anticuada como el uso del fax. Los empleados tienen que estar preparados para actualizar sus currículos en cualquier momento de su carrera profesional.

Las ambiciones de un joven que acaba de salir de la universidad, por ejemplo, no tienen nada que ver con la de un mando intermedio de mediana edad, que tiene la suficiente confianza en sí mismo para renunciar a un empleo que no le satisface.

Por otra parte, aunque en principio puede resultar una experiencia desagradable, un despido puede ser un incentivo para el cambio a cualquier edad. ¿Cuándo podemos estar seguros de que podemos cambiar de empleo sin perder la confianza en nosotros mismos?

La época de estudiante

Cuando tenemos 20 años no tenemos muy claro lo que queremos hacer en la vida. Nicola Linkleter, directora gerente de la empresa de contrataciones Badenoch & Clark, asegura que «los estudiantes tienen que ser conscientes de que, aunque su primer empleo no será el trabajo de sus sueños, puede resultarles fundamental para adquirir experiencia. Éste les aportará la oportunidad de darse cuenta de que lo que más les gusta, suele ser lo que mejor saben hacer».

Aunque los tiempos han cambiado, y los miembros de la Generación Y (los de edades comprendidas entre los 18 y los 34 años) no suelen durar en un trabajo ni siquiera dos años, lo cierto es que la fidelidad sigue valorándose incluso cuando un empleado cambia de puesto dentro de una misma compañía, afrontando nuevas responsabilidades y desempeñando otras funciones.

Aun así, Ann Swain, consejera delegada de APSCo, un organismo especializado en contrataciones, reconoce que cuando hay pocas oportunidades de moverse a otros departamentos, es lógico que un empleado decida cambiar de compañía transcurrido un determinado tiempo.

Los grandes bancos y las consultoras son las opciones a las que más se recurre para un primer o un segundo empleo, si bien lasstart up también ofrecen la oportunidad de desarrollarse profesionalmente. «Los jóvenes que se incorporan al mercado laboral tienen que saber que una carrera no es una línea recta hasta la cima. Hay que reciclarse constantemente y ampliar conocimientos», asegura Linkleter.

El ecuador de la carrera

Entre los 30 y 40 años muchos profesionales buscan un cambio o tratan de reincorporarse a la vida laboral, por ejemplo en el caso de haberse tomado un tiempo para ocuparse del cuidado de los hijos. Aunque esta reinserción pueda resultar difícil, hay organismos que ofrecen apoyo profesional.

Harvard Business School ofrece un breve curso para los profesionales que quieren dar un impulso a su carrera o reincorporarse al trabajo. Y empresas como JPMorgan o Vodafone brindan contratos en prácticas para ayudar a los profesionales a regresar a la vida laboral.

En ciertos casos, puede que lo mejor sea reciclarse y cambiar por completo de actividad, aunque empezar desde cero puede tener repercusiones, empezando por las salariales. Si lo que queremos es cambiar de carrera profesional, necesitamos saber cuáles de nuestros conocimientos se pueden aplicar a otras áreas. «La mayor ventaja es que, en el ecuador de nuestra carrera, ya conocemos nuestras fortalezas y debilidades», opina Linkleter.

Por otra parte, un despido puede tener un enorme impacto emocional para un profesional de mediana edad, aunque al final resulte ser para mejorar. En opinión de Swain, «por muy buenos que seamos, cobrar siempre el subsidio de desempleo debilita nuestra confianza».

Linkleter cree que «la clave para encontrar un buen puesto de trabajo es saber en primer lugar qué es lo que no queremos. Es mejor no coger el primer trabajo que nos salga». Las empresas de contratación también pueden ayudarnos al ofrecer asesoramiento laboral.

Antes de la jubilación

Por su parte, para los profesionales que se acercan a la edad de jubilación, un puesto de consejero no ejecutivo o en una consultora representa una buena oportunidad de poner en práctica la experiencia y conocimientos que han adquirido a lo largo de toda su vida laboral.

Nuevas bases para una transformación profesional

– Tu respuesta eficaz al mercado laboral cambiante es convertirte en un nuevo tipo de profesional. Debes desarrollar competencias como la autonomía y la independencia; has de ser más emprendedor, sin olvidar las competencias que tienen que ver con el liderazgo y el dinamismo, el trabajo en equipo y la orientación a resultados.

– Desarrolla nuevos métodos de búsqueda de empleo. Tu mentalidad ha de ser la del profesional que vende sus servicios, y tu planteamiento en esta etapa no puede ser la de un parado, sino la de un profesional en transición. Debes seguir siendo visible y tratar de actualizar los conocimientos o conocer otros campos: diseña un plan de I+D, y trata de incorporar productos nuevos a tu oferta.

– Debes reconocer la necesidad de ser muy flexible. La ubicación geográfica o la disposición a moverte e incluso a cambiar de sector y de profesión tienen que ver con esto. Adopta nuevas fórmulas laborales, teniendo en cuenta los modelos de empleo independiente; del profesional multitarea; o de quienes diseñan un portfolio de carreras –identidades profesionales múltiples– haciéndolas compatibles.

Fuente: Expansión (28/10/2014)