El número de emprendedores en España supera los niveles previos a la crisis Seis de cada cien personas se lanzan a la aventura de ser empresario.

La crisis económica ha sido la principal preocupación y ha marcando el día a día de los españoles durante el último decenio. La falta de empleo en los años más duros de la crisis y la escasez de contratos óptimos después de éstos ha propiciado que, poco a poco, cada vez, más ciudadanos se planteen convertirse en empresarios y desarrollar un nuevo negocio. Así lo refleja el Informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) España 2017- 2018, cuyos datos muestran que el número de emprendedores en España ha crecido hasta situarse en el 6,2%, un índice que supera por primera vez los datos alcanzados en 2008.

El incremento, que con respecto al año anterior supone un 1% más, se ha dado homogéneamente, tanto en emprendedores nacientes -personas que aún no han pagado salarios por más de 3 meses-, como en nuevos emprendedores -quienes han pagado salarios entre 3 y 42 meses-. Si se compara con la media internacional, los datos sitúan a España por debajo de ésta, en cuanto a porcentaje de emprendedores potenciales y en fase inicial. Sin embargo, no ocurre lo mismo con quienes ya son emprendedores consolidados, cuya tasa se posiciona por encima de la media europea y de países como Reino Unido, Japón o Alemania. También a su favor destaca el índice de abandono, que en esta ocasión coloca a España por debajo de Estados Unidos o Corea.

Si bien los datos aún pueden mejorarse, y el informe alienta a que así sea, no hay que menospreciar el esfuerzo de los españoles que tratan de crear nuevas oportunidades para sí mismos y para los demás. Así lo refleja la Real Academia Española (RAE), que en su definición reconoce la acción de emprender como «acometer y comenzar una obra, un negocio o un empeño, especialmente si encierran dificultad y peligro». Y es que, si la crisis económica ha impulsado a muchos a embarcarse en la aventura de ser empresario, también aumenta el nivel de dificultad para superar la misma con éxito. De hecho, el 43,6% de los encuestados por el Informe GEM reconoce que el miedo al fracaso es en sí un obstáculo para tomar la iniciativa de emprender. Mario Valles, un potencial emprendedor de 25 años reconoce que “la falta de recursos como conocimientos y sobre todo económicos” son factores que frenan a quienes quieren dar un paso hacia delante. Sin embargo, de entre quienes ya se han involucrado en un proyecto el porcentaje desciende hasta el 34,6%. Sobre este fenómeno Mario Valles, asegura que “el miedo empieza a desaparecer cuando el proyecto ya está en marcha porque la ilusión se impone al temor, pero siempre existe ese miedo”.

Este temor al fracaso y la inseguridad económica podría relacionarse con la edad de quienes emprenden, pues en 2017 la media se situó en 40 años, mientras que el 33,3% tenían entre 35 y 44 años. El resultado puede asociarse, entre otros factores, a la experiencias de vida y laborales adquiridas con los años, la posible tenencia de ahorros para poner en marcha un negocio o la necesidad de asumir responsabilidades como una hipoteca, el mantenimiento de la vivienda, la familia, etc. Sin embargo, si el colectivo por debajo de 24 años es el que menos emprende, también es el que menos índice de abandono presenta en los casos de quienes sí dan el paso. Otra característica que define el perfil radiografiado es el género. La población emprendedora en fase inicial sigue liderada por los hombres, que representan el 55,1% frente al 44,9% de las mujeres. Sin embargo, la brecha entre hombres y mujeres con iniciativa empresarial se ha ido reduciendo progresivamente desde el año 2013.

En definitiva, el mensaje que trasladan los datos del Informe GEM es que los españoles cada vez tienen más ganas de innovar y emprender y que, a su vez, el número de quienes se atreven a hacerlo aumenta. Por eso hay que cuidar a las personas con ideas e “ilusión” y una forma de hacerlo es “facilitar desde las administraciones la andadura de las empresas emergentes” y “formar desde los colegios e institutos a los jóvenes” para que no existan carencias de conocimientos y miedo al fracaso.

Fuente: La Razón