Networking: consejos para iniciar una conversación de negocios

Son muchos los eventos que suponen una gran oportunidad para hacer networking, darse a conocer, cerrar acuerdos comerciales, buscar inversores… Actividades útiles para cualquier empresario, pero sobre todo si se está empezando.

Sin embargo, son muchas también las ocasiones en las que, aún teniendo interés en hablar con alguien, no se atreve a dirigirse a esa persona. Se debe al miedo, a la vergüenza, pero también a la falta de técnica para comenzar a hablar con alguien.

Lo primero que hay que pensar es que sin dar ese primer paso nunca se va a poder profundizar en esa relación que tanto interesa. En el mundo de las relaciones sociales y los negocios a los adultos les pasa como a los adolescentes ligando: no se atreven a hablar con alguien por corte, y al final se quedan sin nada. En definitiva, hay que elegir entre la remota posibilidad de ser tomado por un caradura o un tonto o no iniciar ese contacto, explica Juanma Romero, periodista y experto en comunicación.

Comienzo en positivo

Iniciar una conversación con la técnica adecuada supone tener la mitad del camino medio hecho. Hay que entrar a la persona con un comentario positivo, no preguntando por un divorcio o por dinero perdido en una operación fallida.

No hay que ser acaparador, y hay que tratar que en la conversación aparezca más la palabra ‘tú’ que ‘yo’ o ‘nosotros’. Benjamin Disraeli, un magnifico conversador y conocedor del ser humano y su ego, decía: «háblale a un hombre de su persona y te escuchará horas enteras». No hay que monopolizar la conversación, ya que a la gente le gusta hablar más que escuchar. Encontrar un punto de interés para la otra persona permitirá que ya casi no haga falta ni hablar.

Hay que intentar no ser pesado, y no esperar demasiado para acabar la charla, pues es mejor que se queden con ganas de más a que piensen que «a ver cuándo acaba este pesado». Hay que procurar no acaparar a una persona o grupo durante mucho rato, sobre todo si es importante y hay más gente esperando su atención.

Y tampoco hay que atascarse en un único tema. La conversación no debe ser un discurso, ni centrarse en uno mismo. Hay que evitar parecer un pedante, un egocéntrico o un enterado. Y no hay que interrumpir cuando una persona cuente una noticia o una anécdota, por muy informado que se esté.

Una buena forma de terminar la conversación es asegurando que se tienen otras obligaciones. Es bueno finalizar ofreciendo algo valioso, como información de interés en un artículo o una web, conectando a esa persona con otra reunión, invitándole a visitar la empresa, o reconociendo su trabajo recordando lo interesante que resulta. Permite dejar un buen sabor de boca.

Fuente: El Economista (30/04/2015)