Los secretos de los triunfadores de las ‘start-ups’

Los emprendedores reclaman reformas fiscales, laborales y burocráticas para facilitar la creación de nuevos negocios. Las suyas son historias de éxito. Cuentan sus inicios con más o menos modestia, desde la comodidad que supone haber hecho de su start-up una empresa sólida y conocida. Pero todos ellos se encontraron con los mismos problemas cuando empezaron. Además del rechazo social («el primer escollo que tuve que salvar fueron las críticas de mi madre por abandonar un trabajo estable», apunta Gustavo García, consejero delegado de BuyVip), quienes tratan de montar un negocio en España deben lidiar con multitud de problemas.

¿Qué atractivos tiene España para los emprendedores de otros países? ¿Cómo podría mejorar las cosas el nuevo Gobierno para quienes quieran montar una compañía? La Fundación Rafael del Pino y Esade organizaron el pasado miércoles Start Up Spain, una mesa redonda en la que varios fundadores de empresas (nacionales y extranjeros) debatieron esas cuestiones. Aunque cada caso es un mundo, la mayoría de medidas que propusieron los ponentes para fomentar la creación de start-ups giraron en torno a tres aspectos: reforma laboral, beneficios fiscales y agilidad burocrática. Todo ello con una idea de fondo: en un país en el que el 85% del empleo lo crean las pymes, facilitar las cosas a los emprendedores debería ser la política número uno en la agenda de Mariano Rajoy.

«Los emprendedores son la única vía para generar puestos de trabajo, ya que el resto del tejido empresarial, por su madurez, tiende a destruir empleo», señaló Jesús Encinar, creador y consejero delegado de Idealista.com. «La Administración debe dejarnos hacer. Montar un negocio no ha de ser tan complicado. Tantas licencias no son necesarias, y no puede salir tan caro poner en marcha un pequeño negocio y ser autónomo».

Hay datos que ilustran las carencias del espíritu emprendedor español. Según un informe elaborado por Esade, solo dos de cada diez españoles piensan que las acciones y decisiones que toman serán determinantes para su futuro. En EE UU la proporción es de siete de cada diez. El miedo al fracaso fue una de las cuestiones que más veces se sacó a la palestra durante el evento. Y eso que, en opinión de García, hay muchas maneras de emprender. «También se puede hacer dentro de una empresa, desarrollando un proyecto específico. Hay que usar las compañías como un banco de pruebas, porque tienen más capacidad para resolver problemas», indicó.

En el actual contexto, el próximo Gobierno debe tomar decisiones, y pronto. Para Ana María Llopis, presidenta de Dia y fundadora y consejera delegada de Ideas4all, hay margen. «Parece casi insultante que no se haga un cambio de legislación en la política de proveedores de las Administraciones públicas. Es indecente exigir a las compañías que estén homologadas y tengan al menos tres años de vida», señaló la ejecutiva.

El alemán Michael Kleindl, fundador de Plenummedia, añadió un significativo apunte a esta aseveración. «En España hay un problema importante: los retrasos en los pagos. En Suiza, si no pagas, a las dos semanas te meten en la cárcel».

A por un ‘hub’ español

Joshua Novick, consejero delegado de Antevenio, incidió sobre los incentivos fiscales que deberían darse a la inversión extranjera. «Hay que atraer a empresas tecnológicas. Eso lo ha hecho muy bien Irlanda, donde han plantado sus sedes europeas multinacionales como Google o Facebook». Otro aspecto destacado por el neoyorquino: se debería facilitar la contratación extranjera. «Fichar a alguien de fuera ya no se ve como un trabajo que nos van a quitar, sino como una forma de aprendizaje para el equipo que le rodeará», apuntó al respecto Gustavo García.

Siguiendo con la visión de los emprendedores extranjeros acerca de la situación en España, Niklas Gustafson, fundador y consejero delegado de Conzumo, destacó una característica singular del país: su condición de puerta a los mercados suramericanos, «algo que no pasa en países como Francia o Italia». Otro elemento: «Cuando empiezas es muy importante el flujo de caja. Me parece disparatado tener que pagar el IVA de lo que facturas antes de cobrar las ventas». Y una crítica: «Sin el euro, España volvería a ser un país de bajo coste, como antes».

Para Encinar, España debería tratar de convertirse en un «paraíso digital», facilitando a las empresas su instalación en el país. Eso pasa, en su opinión y en la de todos los ponentes, por abaratar el despido. «Aquí hay no dos, sino tres velocidades: están los trabajadores temporales, los más desprotegidos; luego van los indefinidos, con mayor o menor compensación en caso de despido, y luego los indespedibles: funcionarios, liberados sindicales, etcétera».

François Derbaix, fundador de Toprural, fue más allá: «España se ha convertido en un país en el que las empresas no quieren tener empleados», sentenció.

El gran cambio: Ideas para atraer inversión

Reducir cuotas. Los autónomos españoles se cuentan entre los que más pagan por la cuota de autónomos: más de 200 euros, frente a los 12 que abonan en Reino Unido.

Reforma laboral. Lo más repetido a lo largo de la jornada. Tanto los emprendedores nacionales como los internacionales que participaron en el evento consideran que el despido es demasiado caro en España, lo que acaba repercutiendo en una menor contratación.

Mejoras fiscales. Varios ponentes se quejaron de que la financiación de particulares no desgrava. Con la actual escasez de crédito, la mayoría de start-ups empiezan con dinero de conocidos. El hecho de que no puedan desgravarse esa inversión, sobre todo en los casos en que no fructifican, actúa como un desincentivo.

Planes de opciones. Pagar salarios atractivos es algo de lo que una empresa que empieza debe prescindir. Ofrecer planes de opciones, actualmente prohibidos, sería una manera de lograr captar talento.

Compras a start-ups. Si las compañías estuvieran obligadas a efectuar, por ejemplo, tan solo un 2% de sus compras a empresas jóvenes, estas se multiplicarían notablemente.

Fuente: Cinco Dias (7/12/2011)