Los ganaderos de la raza ovina lojeña analizan la implantación del cordero marroquí

La Asociación de Ganaderos y Criadores de la Raza Ovina Lojeña ha impulsado un proyecto de investigación con la Universidad de Rabat y la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para impulsar la cría y comercialización del cordero lojeño en Marruecos.

El elevado coste de las barreras arancelarias ha llevado al Gobierno marroquí a plantear a la asociación ganadera la cría de esta raza autóctona en sus explotaciones.

El presidente de la Raza Ovina Lojeña, Juan Antonio Moreno, ha afirmado que 15 de los 52 ganaderos de esta asociación están interesados en esta propuesta, que deberá concretarse en próximas visitas a Marruecos, sobre todo, en lo relacionado con las explotaciones a utilizar y el tipo de arrendamientos.

Moreno, que ha participado recientemente en una misión comercial en Marruecos, ha anunciado que la asociación formará parte de un programa de desarrollo dirigido a estudiar las característica de esta raza autóctona que nace y crece en un ambiente de total libertad en la sierra.

Durante los 100 primeros días de vida, el cordero lojeño se desplaza junto a la madre, campando por la sierra y durmiendo en plena naturaleza.

Los ganaderos de la sierra explican que «estos animales tienen una proporción muy alta de carne en relación al hueso, por lo que apenas tiene agua. Es una carne trabajada y con sabor especial a flora de la que se alimenta durante la primavera», según Moreno.

De forma paralela esta asociación está impulsando nuevas acciones dirigidas a dar a conocer el cordero de Loja, como la salazón de su carne, muy apreciada en el mercado japonés, o el queso artesanal de la oveja lojeña.

El presidente de la Asociación de la Raza Ovina Lojeña ha destacado la apuesta de este colectivo por obtener la etiqueta «Calidad Rural», que se sumará a la certificación ecológica de la raza, ya presente en el 80% de las explotaciones.

El 80% de las explotaciones de la raza ovina lojeña cuentan con la certificación ecológica. Frente a la ganadería extensiva, la lojeña, explica, tiene un impacto ambiental mínimo.

«Casi la totalidad del consumo de nuestro producto se hace en el propio territorio y al ser su producción totalmente ecológica, el aporte de grano se realiza desde comarcas cercanas, frente a la ganadería extensiva que requiere de la importación desde países lejanos», según el presidente de la asociación.

Lo normal es que cada oveja produzca un kilo de queso, por lo que sus socios se plantean recuperar esta técnica artesanal que, en cualquier caso, dependerá de la normativa del sector.

Esta iniciativa se sumaría a la puesta en marcha de una planta de compostaje a partir del estiércol de este animal junto a los residuos del olivar y de los hortofrutícolas.

Fuente: La Opinión de Granada (18/07/2011)