Las tres inteligencias que deben tener los nuevos directivos

Las formas de trabajar han cambiado. La tecnología y la automatización de numerosos procesos están provocando cambios importantes en el funcionamiento interno de las compañías, como un mayor ahorro de costes y mayores márgenes. Y al mismo tiempo, exigen un nuevo perfil de directivo que ejerza otro estilo de liderazgo.

‘Top-down’ y ‘bottom-up’ son dos estrategias de comunicación y procesamiento de información. Los términos, sin embargo, son también aplicables para explicar como ha cambiado en los últimos años la gestión del liderazgo. Se está pasando de un modelo arriba-abajo basado en órdenes e instrucciones, con un jefe que atemorizaba al equipo, a otro de abajo-arriba, que reclama al directivo que escuche más a su equipo.

«El directivo del futuro, además de guiar e influir en su equipo, debe crear un clima de trabajo que transmita motivación, ilusión y pasión por el proyecto», explica Marta Díaz Barrera, fundadora de Talentoscopio. «Debe crear un entorno que aúne el pensamiento estratégico, con el analítico y el enfoque social con el colaborativo».

«El nuevo estilio de liderazgo reclama humidad y respeto, inspiración y desarrollo de los profesionales, porque en el epicentro están las personas», insiste Díaz Barrera. «Cuando el talento es tenido en cuenta se multiplican los beneficios en todos los aspectos, en términos de retención de empleados, de resultados o de incremento de facturación, innovación y creatividad», sentencia.

Este nuevo directivo posee tres rasgos que le definen.

1. Inteligencia emocional

Ya lo explicaba Goleman en los años 90, y con el giro del mercado laboral está de nuevo de plena actualidad. Permite tomar conciencia de las emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar presiones y frustraciones, acentuar la capacidad para trabajar en equipo, aumentar la empatía y deliberar y convivir con los demás en un ambiente armónico.

2. Inteligencia cultural

Habilidad para reconocer, leer y adaptarse a otras culturas, detalles o cosas a veces imperceptibles, de manera que la efectividad no se vea comprometida al tratar con personas de otros países, y con herramientas para negociar más y mejor con gente de otras nacionalidades.

3. Inteligencia generacional

Para saber encauzar el talento de cada una de las generaciones que integran el equipo (Generación X y Millennials), para evitar conflictos entre distintas maneras de pensar.

Fuente: El Economista (30/06/2015)