Las otras (múltiples) aplicaciones del ‘blockchain’ Logística, energía, banca, transporte y burocracia son solo algunas posibilidades.

La tecnología blockchain está detrás de Bitcoin, pero las criptomonedas sólo representan una de las muchas aplicaciones para la cadena de bloques. Su utilización cobra sentido cuando es posible beneficiarse de las ventajas y sortear sus inconvenientes y limitaciones, que los hay. Blockchain es una elegante solución de base de datos, distribuida y escalable, en la que varios actores independientes tienen acceso de forma segura. Pueden digitalizarse procesos de gestión global, con los participantes estrechamente colaborando, sin comprometer detalles de privacidad o confidencialidad, minimizando la intermediación y el coste por actividad

Un atractivo interesante es la inmutabilidad de los datos; una vez inscritos en el correspondiente bloque, es difícil volver a cambiarlos (irreversibilidad). Otro es su transparencia, proporcionando una vista única de la información a todos los participantes. Cuando hay que insertar contenidos en un nuevo bloque, se requiere el consenso de los actores del ecosistema, que ya tienen preparadas sus propuestas específicas. Al añadir el nuevo bloque a la cadena, la acción puede verificarse y tiene trazabilidad. Este proceso puede automatizarse completa o parcialmente, utilizando algoritmos apropiados.

Cada bloque dispone de una marca de tiempo y un enlace con el bloque anterior, además de información sobre la aplicación específica. Puede ser una lista de datos y operaciones o un segmento de código que puede ejecutarse. En el caso de Bitcoin, la información de un bloque incluiría múltiples transacciones con varios campos predefinidos (remitente, destinatario y cantidad a transferir). Cada bloque tiene un hash o identificador criptográfico único. Si se modifica la información, su hash cambia. El hash se determina con un algoritmo y depende de la información contenida en ese bloque. En Bitcoin, los mineros se encargan de encontrar nuevos hash para crear bloques; a cambio obtienen una retribución en criptomonedas.

En cada bloque también existe un registro que contiene el hash del bloque precedente, lo que posibilita la estructura secuenciada. Si alguien introduce un cambio no consensuado en la información, el hash cambiará y la cadena se romperá. Cambiar un hash significa tener que modificar todos los hash de los bloques existentes. Con los actores observando, es difícil que se pueda producir un fraude de esta índole. Después de 10 años de experiencia con blockchain, la mayoría de incidencias detectadas están relacionadas con el robo de claves o problemas derivados con la gestión en plataformas.

Se puede integrar código ejecutable en los bloques y desencadenar una acción automática cuando se produce un evento determinado. Por ejemplo, se podría implementar un contrato de futuros, activándose una operación de pago o compensación a vencimiento.

Una aplicación clara de blockchain está en logística. Maersk e IBM han anunciado una joint venture para digitalizar completamente la cadena de suministro con tecnología blockchain. Maersk es la empresa de transporte de contenedores mayor del mundo. Un barco portacontenedores en ruta puede estar asociado con varios miles de documentos (certificados de origen, listas de bultos, pólizas de seguro, certificados sanitarios, letras de crédito, etc). El coste administrativo puede representar hasta un 20% del envío de la mercancía. Un smart contract podría incluir toda la documentación necesaria, activando las operaciones y el pago de forma automática, a medida que las condiciones preestablecidas se van produciendo. También una filial logística de Samsung prevé en 2018 enviar cerca de 500,000 toneladas de carga aérea con un sistema de gestión blockchain.

Con el despliegue del IoT y la inteligencia artificial, las opciones para utilizar blockchain se multiplican. Una posibilidad interesante está en el campo de la energía. La compañía americana LO3 Energy tiene un sistema blockchain para que una comunidad de usuarios se conviertan en prosumers (consumen y producen). Cada usuario puede ver y decidir cuáles son sus fuentes de energía y sus suministradores, así como configurar su consumo bajo criterios específicos, además de conseguir créditos por su producción particular. La empresa ya opera en Brooklyn (Nueva York).

En el sector bancario y fintech, entidades como Barclays o Santander ya efectúan pruebas piloto con blockchain en distintos escenarios. Se pueden hacer transacciones de pago, gestión de préstamos, tramitación de remesas o implantar sistemas de soporte para backoffice. En el sector de seguros y el crowdfounding puede reducirse el peso de la intermediación.

También hay interés por parte de los Bancos Centrales para desarrollar ciertas actividades. Incluso podrían emitir moneda digital para ser utilizada por los clientes finales, operando una cuenta directa con la institución, con todo lo que eso implica.

En movilidad y transporte también se está avanzando. Los vehículos autónomos podrán autogestionar vía blockchain sus transacciones externas de forma automática (pago de parking y peajes, pago de combustible, cobro a pasajeros, etc). Cuando la carga de su batería esté baja, podrán utilizar smart contracts para participar en una subasta de combustible en tiempo real, con aquellas electrolineras en su radio de alcance, eligiendo la mejor opción.

En el marco gubernamental blockchain puede aligerar la carga burocrática y mejorar la experiencia del ciudadano con la administración. Estonia o Georgia que ya tienen avanzada la digitalización de sus gobiernos. Dubai ha anunciando recientemente que en 2020, la mayoría de sus documentos estarán almacenados con blockchain. Proporcionar mecanismos para el ejercicio de voto en procesos electorales es otra posibilidad. También se están haciendo pruebas con el registro de la propiedad y el catastro en Suecia, México o Brasil. Otra opción es gestionar impuestos vía blockchain, especialmente en países con poca infraestructura y necesidad de disminuir el fraude. Hay iniciativas e-notary para el desarrollo de contratos de compra-venta de activos, con documentos que incluyan toda la información relevante.

En definitiva, aún quedan cuestiones por resolver, pero blockchain evoluciona y su futuro parece prometedor. En cualquier caso, para conseguir su implantación exitosa en una aplicación hay un aspecto que no conviene olvidar: es una base de datos totalmente distribuida y la comunidad de actores que efectúa las tareas de gestión tiene que contar con un incentivo por su trabajo, ya sea una comisión u otro beneficio determinado. Hay aplicaciones que para esta tecnología encajan mejor y cobran sentido, pero muchas otras quedarán relegadas al olvido.

Fuente: Cinco Días