La ruralización toma fuerza como condición para emprender un negocio El asentamiento del teletrabajo, el crecimiento del 'e-commerce' y el impulso del sector logístico hacen que abrir un negocio fuera de las grandes ciudades sea una oportunidad más rentable que antes de la pandemia.

Ante el aluvión de malas noticias relacionadas con la crisis económica del coronavirus, ver un rayo de luz entre tantos nubarrones que alumbre nuevas oportunidades de negocio parece imposible. No obstante, esa posibilidad, según apuntan las principales asociaciones de empresarios y autónomos, existe: es un momento idóneo para emprender en pequeños núcleos de población. De hecho, especialistas en el sector señalan que es una tendencia que parece, a raíz del estado de alarma, estar despegando por fin. Y que lo haga ahora no es en absoluto casual.

Prueba de ello son las centenas de consultas que ha recibido la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) durante el último mes. «La semana pasada, por ejemplo, recibimos 93 llamadas telefónicas de interesados que querían capitalizar el paro para montar un negocio en su pueblo. Está claro que viene una crisis muy grande y, como sucedió en 2008, es más fácil crear tu propio empleo que encontrarlo», explica Mayte Mazuelas, vicepresidenta de ATA. La ruralización por motivos laborales ha estado presente en las últimas décadas, especialmente en sectores primarios. Ahora, matiza Mazuelas, se está ampliando a otros oficios, como startups tecnológicas, gracias a la fuerza que han adoptado durante el confinamiento el e-commerce, el teletrabajo y el sector logístico. «La gente ha visto estos meses que puede realizar proyectos, por ejemplo, de arquitectura desde casa. O gestionar reuniones por videoconferencia. Y esto les hace plantearse irse a vivir a zonas más tranquilas y baratas que la gran ciudad, también para abrir un negocio», asegura Mazuelas.

De ser España vaciada a convertirse en nudos logísticos

Si se puede hablar de triunfadores durante el confinamiento, el e-commerce lidera el pódium. Las restricciones de movilidad provocaron que las compras por Internet crecieran un 50% y que muchas personas perdieran el miedo y comprasen por primera vez en su vida por esta vía, incluso productos perecederos de primera necesidad. La tendencia continúa tras la nueva normalidad y Google España ya prevé que en los próximos tres años el comercio electrónico representará el 20% del sector comercio. Ese incremento, según varios estudios, estará relacionado con la compra de productos de proximidad, lo que beneficiará especialmente a los elaborados en las zonas rurales. Algunas empresas locales ya han experimentado los beneficios de esta tendencia, como Despelta, un negocio de harinas en Palazuelos (Sigüenza) que ha multiplicado los últimos meses sus ventas por 100 gracias a su tienda online y a Correos Market, el market place que, desde su inauguración hace un año, les ayuda a distribuir sus pruductos por toda España. «Hemos pasado de 15 pedidos diarios a 140. La gente nos da las gracias por hacerles llegar la harina a sus casas», cuenta Carlos Moreno, uno de los socios del negocio.

El alquiler, el principal ahorro

La tendencia del teletrabajo también ha trastocado, tímidamente, la demanda inmobiliaria. Ahora, estar cerca del trabajo no es una prioridad, por lo que los compradores o arrendatarios han comenzado a demandar zonas periféricas donde el alquiler, por regla general, es más asequible. Por ejemplo, el servicer inmobiliario Servihabitat afirma que las búsquedas de casas en las provincias limítrofes de Madrid se han disparado: un 240% en Segovia y un 100% en el caso de Guadalajara. Aunque los expertos señalan que aún es pronto para aseverar que estas búsquedas seguirán al alza en el futuro, la posibilidad para un emprendedor de teletrabajar, por ejemplo, desde un entorno rural bien comunicado puede suponer un ahorro en el alquiler de más de la mitad, lo que le permitiría reinvertir ese capital en ampliar su negocio. También es más fácil encontrar viviendas grandes con zonas contiguas o integradas (garajes, por ejemplo) donde montar ese negocio, lo que también reduce costes. A este ahorro se le suman otros, como la tarifa plana de autónomos en el medio rural (más baja y más duradera) las ayudas estatales o autonómicas que permiten reducir costes, de gran ayuda en momentos de crisis cuando las entidades financieras reduzcan la concesión de créditos.

Estas oportunidades han despertado el interés de los jóvenes hasta 35 años de vivir en un pueblo que, según una encuesta realizada por la inmobiliaria Aldeas Abandonadas del pasado mayo, ha crecido un 50% desde 2017. Por otro lado, los empresarios y emprendedores de entre 45 y 50 años que han reservado casas en un pueblo para montar un negocio a través de esta inmobiliaria han crecido durante el estado de alarma un 200%. «No damos abasto, el teléfono no ha dejado de sonar en los últimos meses. La gente nos pregunta sobre sus planes de negocio, que principalmente están relacionados con el sector primario. Pero también hay más gente que quiere trasladar su empresa al mundo rural para seguir trabajando online«, cuenta Elvira Fafian, gerente de la inmobiliaria. Otros motivos, apunta, que buscan estos clientes son la reducción del estrés y un mayor contacto con la naturaleza, que se traduce en «una mejor calidad de vida».

Oportunidades de negocio que fijan población

Otra de las ventajas que señalan tanto Mazuelas como Fafian son los nichos de mercado que no están cubiertos en las zonas despobladas. Un ejemplo son los negocios relacionados con la atención a personas mayores, el colectivo mayoritario en estos entornos. «El emprendimiento rural, además de ser una oportunidad laboral gracias a las nuevas tendencias, es una forma de fijar población en la España despoblada. Es una cadena: si alguien monta una industria, luego es más fácil montar un bar, una clínica fisioterapéutica e incluso una guardería», explica la vicepresidenta de ATA.

En los últimos años también han nacido proyectos que conectan a empresas y entidades rurales entre ellas para apoyarse y generar más empleo, como la Red de Ayuntamientos Rurales Emprendedores de la patronal UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos). Estos movimientos también son una oportunidad para los emprendedores que deseen probar suerte en el mundo rural.

Fuente: El País