La responsabilidad social corporativa como pilar estratégico de la empresa A la preocupación por el medio ambiente se suman acciones para mejorar el entorno social, laboral o la relación con clientes, accionistas y proveedores

Las empresas ya no ven la responsabilidad social corporativa (RSC) como una carga sino como una oportunidad. Se han dado cuenta de que las acciones encaminadas a mejorar la relación con su entorno se han convertido en un pilar estratégico gracias al cual impulsar su reputación y, por ende, su negocio. Así lo pusieron ayer de manifiesto los ponentes del desayuno informativo organizado por Grupo Joly, con el patrocinio de Hidralia, bajo el título de Responsabilidad Social Corporativa: Integración laboral y desarrollo sostenible.

Quedó atrás el tiempo en el que las empresas incorporaban esta iniciativa como algo meramente cosmético, para aparentar una preocupación por el entorno que realmente no tenían con el único objetivo de lograr un contrato o no ver deteriorada su imagen. Ahora la mentalidad es otra: las compañías velan por el impacto de su actividad en sus grupos de interés conscientes de que ello les generará oportunidades en el futuro.

«Si las empresas propician que sus empleados puedan conciliarsu vida laboral y familiar o que hagan carrera profesional, tendrá en ellos a la mayor fuerza de ventas que pudiera imaginar porque se sentirán orgullosos de pertenecer a una enseña así», analizó Susana Guitar, miembro del Consejo Empresarial de Estrategias y Competitividad de la patronal andaluza CEA. «Para Hidralia, la RSC tiene una vertiente estratégica importantísima, está implantada en nuestro ADN, no sólo desde el punto de vista medioambiental, sino cada vez más desde la óptica social: no permitiremos que ninguna persona necesitada se quede sin suministro de agua», abundó Matilde Mancha, directora de Concesiones en Andalucía Occidental de Hidralia, empresa dedicada a la gestión integral del agua.

A esta idea se sumó Felipe Medina, director de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) en la Zona Sur, que insistió en que «impregnar de estos valores a cualquier empresa hace que mejore la relación con sus stakeholders: clientes, proveedores, trabajadores… y, por tanto, se proyecte una imagen única y positiva». Ignasi Fainé, director de RSC de Agbar, fue un paso más allá y explicó que estas acciones han ido evolucionando a lo largo de los años. Así, si en un principio abarcaban iniciativas relacionadas con «el medio ambiente, los empleados, los clientes o los accionistas, hoy el foco está en la gobernanza, la cadena de valor y los temas sociales».

Esta madurez de la RSC también la puso de manifiesto Concha Yoldi, presidenta de la Fundación Persan, que recordó que ésta se creó para la integración laboral de inmigrantes, pero que ahora se encuentra en una segunda fase en la que no sólo se dirige a este colectivo, sino a «todos aquéllos que lo necesitan». Asimismo, subrayó su entusiasmo por integrar la RSC en todas las áreas de la empresa y todos los grupos de interés. «Gracias a esta nueva visión hemos reducido las quejas de los clientes, tenemos empleados más satisfechos, ayudamos a la sociedad y cuidamos el medio ambiente con cero vertidos desde nuestras instalaciones», resumió.

Para la directora gerente de la Fundación Bequal, Marta Val, si una empresa hace las cosas bien para un colectivo como el de las personas discapacitadas, «también ganará enteros ante el resto de la población». Su organización cuenta con una acreditación que determina el grado de compromiso de las organizaciones con los discapacitados, que ya ha sido concedida a muchas empresas españolas. «Las compañías que dejan de lado a este colectivo están perdiendo oportunidades de negocio porque se trata de cuatro millones de españoles», reseñó.

Las primeras ideas de RSC surgieron a principios del siglo XX, pero no fue hasta finales cuando se desarrollaron de manera formal. Así lo explicó Rafael Salgueiro, consultor y profesor de Administración de Empresas de la Universidad de Sevilla, para quien lo fundamental de esta estrategia es que sea «absolutamente voluntaria». «Cada empresa debe buscar su camino y el Estado debe permanecer al margen; el Gobierno quiere incorporar ahora la RSC a la adjudicación de contratos públicos, algo que es un disparate, ya que debería limitarse a no meter sus manazas en estos asuntos», sentenció.

Pero implantar un modelo óptimo no es tan fácil, pues debe impregnar de forma transversal a toda la organización. Los expertos coincidieron en que deben implicarse desde los directivos hasta los trabajadores, así como todos los departamentos. «En Hidralia, la plana directiva tiene un bonus asociado a las metas de RSC, y los operarios que están en la calle reciben cursos de ética para tener empatía con los clientes», ejemplificó Matilde Mancha. «Las empresas están acostumbradas a trabajar en silos, pero la RSC no es cosa de una sola persona o un área; igual que había departamentos de Calidad o de I+D+i que ahora están desapareciendo porque esos conceptos están arraigando en toda la organización, con la RSC debe pasar lo mismo», apuntó Ignasi Fainé. «Sería feliz si mi puesto de director de RSC desapareciera porque significaría que lo habríamos logrado», aseguró.

Además de esa transversalidad, los ponentes también subrayaron la importancia de marcarse objetivos medibles y realistas. «No se puede aparentar; hay que ajustarse a los recursos que se tienen y proponerse unas metas a medio y largo plazo», indicó Felipe Medina, cuya asociación debutará en esto de la RSC de la mano de un programa enfocado a los niños, que busca mejorar la imagen de la empresa desde la infancia. «Directivos y empresarios irán a las escuelas a explicar qué son las empresas y cuál es su importancia para la sociedad», avanzó.

«Hay que bajar la RSC del póster a la realidad», indicó Fainé, a lo que Marta Val añadió que «hay que llevarla del power point al excel». Con esto hicieron hincapié en la necesidad de establecer objetivos que sean cuantificables en aspectos sociales y económicos, y en términos de riesgo y oportunidad. «Hay que medir el impacto que tiene la RSC en la cuenta de resultados, así como demostrar que es un atributo para la competitividad de las empresas», sentenció Susana Guitar, de la CEA, que apuntó lo complejo que es que las pymes, «el principal tejido productivo de Andalucía», asuman la RSC.

Fuente: Granada hoy (19/03/2015)