La digitalización empresarial: un desafío insoslayable para España

A principios del pasado mayo, en pleno estado de alarma, se lanzó por parte del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, a través de Red.es, un paquete de ayudas para la digitalización de pequeñas y medianas empresas (dentro del programa AceleraPyme), así como para la formación para el empleo en habilidades digitales, por un total de 70 millones de euros, con cargo a fondos europeos (FSE y Feder). La motivación esencialmente reparadora de estas ayudas debe también ponerse en relación con la adquisición de conocimientos relevantes para poder competir en mercados altamente digitalizados y la necesaria transformación empresarial que permita acelerar la productividad en múltiples sectores, especialmente de los servicios y compatibilizar ocupación y mejora del poder adquisitivo.

Evidentemente, la cuantía del paquete es muy limitada y por encima de la visibilidad del mismo probablemente debiera buscarse la efectividad de estas ayudas, que podrían beneficiarse de una mayor colaboración público-privada, particularmente con empresas y entidades que sean líderes en estos ámbitos en diferentes sectores de la actividad: desde la definición de metas, el diseño de los programas formativos con un elemento predefinido de inserción como es habitual en otros países de la UE, las fórmulas de financiación, propiciando la existencia de mecanismos de emulación con incentivos fiscales, en su caso, y los sistemas de evaluación y rentabilidad de las ayudas en el marco de la creación de valor propio de la actividad mercantil.

Formar en ciberseguridad, Big Data, web full stack, programación de videojuegos, diseño 3D y Realidad Virtual sin un anclaje integral en el ecosistema actual de empresas que hacen de tales ámbitos parte de su razón de ser es tal vez un empeño más costoso de lo que debiera serlo si así se hiciese. Por otro lado, es incuestionable el efecto incentivado que puede tener la financiación de proyectos de desarrollo experimental realizados por empresas sobre inteligencia artificial como machine learning; deep learning; neural networks, blockchain y otros que contempla la convocatoria, pero los proyectos presumiblemente serían más robustos en su concepción y vertebracion si tuviesen la contribución o el refrendo de un departamento de una escuela técnica superior, que proveería el rigor, el método y el soporte adecuados para que o bien la experimentación tuviese carácter realmente innovador o el itinerario de su aplicación práctica quedase acreditado para el beneficio de sus promotores, de la comunidad académica y de las Administraciones financiadoras.

Parecería por lo escrito hasta ahora que siendo una iniciativa valiosa y elogiable, podrían faltar criterios adecuados para la orientación, instrucción y difusión de las ayudas a la inmersión profesional en la órbita digital y en la digitalización de las pequeñas y medianas empresas en España.

Aunque no es descartable que se haya realizado, no consta un diagnóstico de la oportunidad en función de perfiles poblacionales entre los jóvenes potencialmente beneficiarios de las ayudas a la formación atendiendo a criterios de procedencia, diversidad y potencial, ni una identificación de sectores económicos preferenciales, aquellos potencialmente más proclives a incorporar a sus propuestas de valor las capacidades analíticas para la toma de decisiones y las palancas de mejora de eficiencia asociadas a las diferentes prácticas y tecnologías objeto del paquete de ayudas.

Fuente: El Economista