Empujar el carro de la exportación para las Pymes

Las ayudas fiscales se agradecen, pero no bastan. Para salir al exterior, las pequeñas empresas necesitan también asesoría comercial, crédito barato y la colaboración de aduanas y embajadas.

Con el consumo interno deprimido y la necesidad de aplicar drásticos recortes para alejar a España del epicentro de la crisis del euro, la única posibilidad que existe de reanimar en algo la economía es impulsar la exportación de las pymes, que representan el grueso del tejido empresarial español. ¿Pero qué ayudas en favor de este segmento que sean compatibles con el mercado común europeo podrían darse que no se hayan dado ya?

«Salgan o no al exterior, las empresas que de acuerdo a la normativa del impuesto sobre sociedades pueden considerarse pymes, porque facturan menos de 11 millones de euros al año, tienen una serie de ventajas fiscales que reducen su tributación», comenta Miguel Ángel Ferrer, socio director general de Arrabe Asesores.

La principal consiste en un impuesto del 25% sobre los primeros 300.000 euros de beneficio y un 30% sobre el resto, mientras que las empresas grandes tributan al 30% sobre todo el resultado. Estos tipos se pueden reducir hasta el 20% sobre los primeros 300.000 y el 25% sobre el resto si, además, la compañía ha aumentado o mantenido su plantilla en relación al ejercicio 2008, siempre que sus ventas sean inferiores a 5 millones y la media anual de trabajadores esté entre 1 y 25.

«Desde luego que es una reducción importante en la tributación de estas empresas, sin embargo, hay que tener en cuenta que la tendencia generalizada en estos tiempos de crisis es tener pérdidas, y en ese sentido, el impacto directo es cero», advierte Ferrer.

Por eso, el fiscalista sostiene que lo que realmente sería de utilidad para las pequeñas empresas es una rebaja en la imposición indirecta, en concreto del IVA. «Una rebaja en la imposición directa lo único que rebajaría sería los costes fiscales de las compañías que ya están ganando dinero. En cambio, una rebaja indirecta, como beneficiaría a todas por igual, sí que puede ayudar a generar ganancias a una empresa con problemas, lo que se traduciría en empleo y bienestar a largo plazo», explica.

Ferrer destaca, además, que una rebaja generalizada del IVA no vulneraría el Tratado de la UE, ya que los Estados miembros tienen soberanía con respecto a los tipos impositivos en esta materia. «De hecho, estos son totalmente diferentes en la mayoría de los países». En cuanto a la envergadura que debería tener esta rebaja, precisa que uno o dos puntos porcentuales aliviaría muchísimo las tensiones de tesorería de las empresas.

Cepyme, por su parte, propone la firma de un mayor número de convenios para evitar la doble imposición y la renegociación de los que por su antigüedad ya quedaron obsoletos. «También es importante que se vigile su aplicación porque muchas veces los funcionarios de aduanas ignoran su existencia y provocan que los exportadores se vean envueltos en una serie de reclamaciones», dice Gabriela Uriarte, directora de relaciones internacionales de la confederación.

Cepyme propone también la creación de una ventanilla única o un portal web en que se expliquen de manera sencilla y detallada los regímenes fiscales vigentes en otros países como China o Brasil. «Hay una falta absoluta de información sobre los pasos que debe seguir una pyme interesada en exportar», advierte Uriarte. Backup365, una compañía de siete empleados que hace copias de seguridad a través de internet, corrobora esta situación. Ante la caída del mercado interno, hace un año empezó a prestar servicios a industrias españolas en EE UU, América Latina y el norte de Europa. Más que ayudas fiscales, que ve poco probables en este momento, agradecería facilidades para encontrar clientes en el extranjero. «Las oficinas comerciales de las embajadas deberían contar con un mecanismo que nos permita canalizar nuestra oferta y contactar con posibles clientes», afirma Óscar Ruiz, gerente de la compañía, con sede en Madrid.

Según un estudio de los economistas Paloma Almodóvar y Alan M. Rugman, todavía en fase de realización en la Henley Business School de la Universidad de Reading, las pymes españolas del sector manufacturero que se embarcan en procesos de internacionalización pasan por cuatro fases. En la primera experimentan un gran aumento de ventas, seguramente por un pedido no esperado del extranjero, una moda transitoria o el aprovechamiento de un contacto que facilita la transacción comercial. Este éxito inesperado genera lo que los autores de la investigación llaman una born global illusion, es decir, la empresa creerá que tiene potencial para seguir internacionalizándose sin tener suficiente experiencia, recursos ni ventajas competitivas consolidadas.

En la segunda fase, la falta de tecnología propia, conocimientos específicos y habilidades de gestión y marketing conllevará una serie de errores que afectarán la cuenta de resultados. En la tercera, si cuenta con recursos previos o el Gobierno implementa mecanismos de apoyo o financiación, podrá aprender y adaptarse a los mercados extranjeros. Finalmente, si no es cuidadosa y sigue expandiéndose a más países, alcanzará un punto de sobreinternacionalización en el que los costes de coordinación y control afectarán a los resultados.

«Las ayudas no deben centrarse únicamente en favorecer la creación de pymes sino que deben tratar de evitar la segunda fase, que se produce durante los tres primeros años de vida de la empresa», explica Almodóvar. En ese sentido, recomienda la creación de un servicio de asesoramiento gratuito para que la compañía se internacionalice de la manera más segura posible y facilitar el acceso a crédito en condiciones especiales, así como subvenciones a la I+D+i.

Las propuestas del Club de Exportadores

El Club de Exportadores prepara una propuesta de posibles incentivos fiscales a las pymes, en el marco de las normas europeas, que hará llegar en breve al Gobierno. Aquí va un adelanto:

1. Estímulos: incentivos para servicios de consultoría relativos a la creación y expansión de su negocio, así como para la participación en ferias comerciales (gastos de alquiler, montaje y gestión del estand de hasta dos millones por empresa).

2. Crédito: incentivos para la financiación de los costes de adquisición de derechos de propiedad industrial de hasta 5 millones de euros por compañía.

3. Inversión: el Reglamento General de Exención por Categorías (RGEC) de la UE prevé ayudas de hasta el 10% o el 20% de los costes subvencionables relativos a inversiones materiales o inmateriales, así como costes salariales, en función de si la empresa es mediana o pequeña.

4. Empleo: reducción de las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social, otorgamiento de subvenciones por la contratación de jóvenes y otros colectivos especialmente afectados por el paro y reducción del tipo general del impuesto de sociedades, en línea con lo que han hecho recientemente países vecinos.

Fuente: Cinco Dias (07/02/2012)