Empresarios de bata blanca en Granada

Medio centenar de compañías transforman la ciencia en negocio en el Parque Tecnológico de Granada

Uno pasa junto al Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud de Granada y ve grúas erizadas, solares en obras, edificios sueltos. Desde la autovía, da la sensación de que la crisis ha caído como un puño gigante sobre uno de los proyectos estratégicos más ambiciosos de la provincia. Pero es solo una apariencia: claro que la situación económica afecta al PTS, pero este es uno de los pocos rincones de Granada en los que el empleo ha crecido –en lugar de desangrarse– en los últimos dos años. Si uno araña un poco su superficie de cristal y cemento, se encuentra con grandes dosis de saber, innovación y talento. Con plantas de compañías que producen medicamentos, lentillas o aplicaciones telefónicas, pero también con pequeñas empresas en las que apenas media docena de personas se afanan por desarrollar los productos y servicios más variados e imaginativos.

El gerente de la Fundación Parque de Ciencias de la Salud, Jesús Quero, destaca que, a diferencia de las demás instalaciones similares en España, de carácter fundamentalmente industrial, el PTS de Granada se sustenta además sobre otros tres pilares: la asistencia sanitaria, la docencia y la investigación.

El futuro hospital está construido, a falta de ser equipado, y Salud mantiene su compromiso de abrirlo en 2012. En cuanto a los centros docentes, están en obras las facultades de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Granada. De momento, solo se enseña en el Complejo Multifuncional Avanzado de Simulación e Innovación Tecnológica (CMAT) del 061.

La actividad puramente científica está representada por distintos grupos dependientes de la Universidad o del CSIC, como el Centro de Investigación Biomédica, el Instituto de Parasitología y Biomedicina López Neyra, el Instituto de Medicina Legal, el Laboratorio de Estudios Cristalográficos, el Centro de Genómica e Investigación Oncológica o el Observatorio Andaluz de I+D+i en Prevención de Riesgos Laborales.

En cuanto al tejido empresarial, el PTS ha metido ‘goles’ muy importantes. Uno de ellos, la instalación de la farmacéutica Rovi, que fabrica en su planta granadina la bemiparina –un anticoagulante– que exporta a una treintena de países, y prevé construir también aquí su fábrica de producción de vacunas antigripales.

Otras farmacéuticas que han comprometido proyectos en Granada son Pfizer, que ha montado con la Junta y la UGR el Centro de Genómica e Investigación Oncológica (Genyo), y MSD (Merck, Sharp & Dohme), que promueve, con los mismos socios, el Centro de Excelencia en Investigación de Medicamentos Innovadores en Andalucía (Fundación Medina).

En los próximos meses se harán realidad las nuevas plantas de Master Diagnóstica –compañía líder en la creación de kits de diagnóstico del cáncer– y el Instituto Internacional de Flebología, una compañía que trata varices sin cirugía mediante una microespuma.

Barrera cultural

Pero, a juicio de Jesús Quero, el éxito de un PTS radica no tanto en su atractivo para empresas de fuera como en su capacidad de crear tejido industrial aplicando la investigación que realizan los científicos con raíces locales. Y para eso hay que vencer muchas barreras. La primera, cultural. «Cada vez menos, pero hasta hace poco cuando un profesor de universidad decía que iba a montar una empresa, lo primero que obtenía era el desdén intelectual de sus compañeros, que lo consideraban un pesetero», señala el gerente del parque. Otros obstáculos, igual de complicados de superar, son los administrativos (cómo compatibilizar el trabajo docente e investigador con el empresarial) y los financieros (cómo obtener financiación privada y subvenciones).

De ahí la importancia del Business Innovation Center (BIC) del parque, un complejo promovido por la Junta de Andalucía que actúa como incubadora de empresas recién nacidas, muchas de ellas spin-off de grupos de investigación. «El BIC-Granada se ha convertido en pocos años en ejemplo de lo que significa el nuevo modelo productivo que engloba investigación y empresa –señala Antonio Argüelles, delegado provincial de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta–. De hecho, hoy es un reclamo que despierta el interés de empresas de base tecnológica extranjeras que pretende instalarse en el PTS aprovechando ese intercambio constante entre empresa e investigación».

María Jesús González, su directora de Innovación y Tecnología, explica que el BIC asesora a los emprendedores para iniciar su andadura, les ayuda a hacer su plan de negocio y, si lo desean, aloja a las empresas ofreciéndoles, además de los espacios comunes, sus propias naves. Actualmente son unas 45. «Muchas son empresas pequeñitas pero con mucho valor, muy innovadoras», resume González. En principio, aquí tienen cabida las llamadas empresas con base tecnológica (EBT) o las empresas relacionadas con las ciencias de la vida y la salud, pero esas dos variables dan para mucho.

En el área de intersección entre ambos campos, por ejemplo, hay varias compañías de bioinformática. Cuando el pasado junio un laboratorio chino secuenció el genoma de la Escherichia Coli, la empresa granadina Era 7 tardó menos de 24 horas en colgar en Internet la anotación funcional de la temida bacteria, es decir, las claves de sus devastadores efectos sobre la salud humana. En el mismo sector se mueve Integromics, donde un equipo de 18 personas desarrolla aplicaciones informáticas específicas para laboratorios que permiten a los investigadores guardar, analizar y extraer datos tan extensos y complejos como los genomas de animales y plantas.

En el ámbito farmacéutico, Neuron Bio es una de las compañías más potentes, con 45 trabajadores: también es una extensión de la universidad, aunque en este caso de la Autónoma de Madrid, a través de su presidente, el catedrático Fernando Valdivieso. Su división farmacéutica trabaja en la producción de un fármaco que proteja el cerebro de la enfermedad de Alzheimer mediante la regulación de los niveles de colesterol. Por el momento, la nueva estatina se ha mostrado eficaz en las pruebas con animales y Neuron confía en completar los test en humanos a lo largo de 2012. La división alimentaria de la compañía, Innofoods, ofrece servicios de I+D a la industria agroalimentaria, por ejemplo, para evaluar la seguridad de un ingrediente, reducir la en grasa de algún producto o eliminar un residuo.

En este mismo campo, una de las filiales del grupo Biot –Biotmicrogen, también surgida de la UGR– centra su actividad en el desarrollo de microorganismos probióticos y alimentos funcionales.

Rekom Biotech (4 empleados) produce proteínas de naturaleza antigénica que sirven como materia prima para elaborar dispositivos de diagnóstico de enfermedades infecciosas en humanos y animales que emplean en hospitales.

Lorgen, con 9 trabajadores fijos, es una de las empresas más veteranas y conocidas del parque. Entre sus productos y servicios, señala su directora técnica, Carmen Entrala, el diagnóstico y consejo genético o las pruebas de identificación humana, tales como pruebas de paternidad, identificación genética de hijos adoptados o la determinación precoz del sexo fetal. Uno de sus próximos objetivos es diagnosticar el síndrome de Down a las 7 u 8 semanas de gestación, pero tiene otros muchos en cartera, desde los tratamientos personalizados contra el cáncer hasta la detección precoz del fracaso escolar.

En Bioprocesa Technologies, 3 personas investigan con el ambicioso fin de «revolucionar la formulación del mundo de la cosmética y los tratamientos para la aceleración de la recuperación de la fatiga muscular», indica su responsable, Jesús Sánchez. Entre sus productos estrella, los productos faciales y corporales de la línea Ozeania, a base de ozono, y el aceite de masaje para deportistas.

Una firma asociada pero no localizada en el PTS es WeSapiens.org, una comunidad abierta de conocimiento que ofrece materiales educativos interactivos, multilingües y rigurosos para estudiantes universitarios. Se trata de un servicio gratuito, que se financia por la publicidad. Los contenidos del portal están traducidos a doce idiomas y son aportados por docentes y expertos de diferentes áreas de las Ciencias de la Vida y de la Tierra, aunque está abierto a nuevas disciplinas. Su jefa de contenidos, Cristina Ruiz, subraya que todos los materiales son validados por otros expertos. Una de sus herramientas más interesantes es el microscopio virtual, que permite al usuario hacer cálculos, giros, superposición, mezcla y comparación de muestras, mediciones lineales y angulares, ver un mapa de navegación a tiempo real, y localizar y seleccionar ítems para compartir con otros usuarios de la red.

También cine

Algunas son empresas basadas en tecnologías de la información y la comunicación, sin ninguna relación con las ciencias de la salud. Es el caso de Forware, que fabrica «productos que evitan la fuga de información en las empresas, algo que sucede a menudo en épocas de crisis por los despidos de personal, o en épocas de bonanza cuando los empleados se mueven de una empresa a otra», explica José Luis Castillo. «Nuestros productos permiten disparar una ‘bala de plata’ a cualquier empleado, de forma que ya no pueda acceder a los ficheros de la empresa, aunque los hubiera copiado y guardado en el cajón de su casa». Forware tiene 12 empleados, casi todos ingenieros, y se instaló en 2008 en el PTS.

Doolphy, por su parte, se dedica al desarrollo del software online de gestión de proyectos inteligentes en distintos sectores. Uno de los productos estrella de esta firma de 9 empleados es el Smart Planner, un asistente de planificación inteligente, señala Rosa Alnasser.

DSISpain, otra spin-off de la UGR, despliega una amplia actividad en el campo de la investigación, la información y los estudios de mercado, el desarrollo de páginas web a medida, sistemas de reserva y tiendas virtuales. «Es una empresa pionera a nivel nacional en implantar la tarifa plana en el desarrollo web, donde el cliente por una pequeña cuota mensual, puede contar con presencia en internet con dominio propio, actualizaciones de contenido, soporte de correo electrónico y todo un equipo detrás», explica Rayko Lorenzo, uno de sus fundadores.

En el PTS también hay representantes del mundo de la imagen: por ejemplo, aquí tiene su origen la productora de animación Kandor Graphics. La compañía 3Adver Dimension, asociada al parque, se dedica a convertir series y películas normales en imágenes en 3D. «Trabajamos fundamentalmente para el extranjero porque en España hay pocas televisiones en 3D», explica el físico Antonio Béjar. Sus principales clientes son productoras y cadenas de televisión de países extranjeros –Israel, Finlandia o Hong Kong–, pero también la poderosa industria cinematográfica india, el llamado ‘Bollywood’. Béjar creó un proceso automático de visión artificial que le permite también dar profundidad a imágenes planas para televisiones especiales que no precisan gafas, una técnica cada vez más requerida en el mundo de la publicidad. Su próximo proyecto es abrir un portal de internet en el que cualquiera pueda, por menos de un euro, transformar sus fotos familiares en imágenes 3D. La plantilla –dos trabajadores y dos socios– está a punto de duplicarse.

Y estos son solo algunos ejemplos de cómo la ciencia se convierte en negocio. Por el BIC han pasado unas 70 empresas desde 2004 y ahora hay 45. Algunas se van porque se cumple el plazo de su contrato, de tres años ampliable a cinco. «Las empresas bio tienen más dificultades para lanzar un producto al mercado, porque el proceso de investigación y aprobación de un medicamento o un producto alimentario es muy largo –señala María Jesús González, su directora científica–. Unas vienen y otras se van, pero aquí siempre hay vidilla».

Fuente: Ideal (15/10/2011)