Emprendimiento en 2015: España se encuentra en el buen camino

En la última década hemos visto como el interés por el emprendimiento ha aumentado en toda Europa. No sólo entre la ciudadanía sino también entre las Administraciones públicas y los Gobiernos, quienes reconocen el papel que las nuevas empresas y las pymes innovadoras desempeñan como dinamizadoras del crecimiento y de la creación de empleo. 

España no ha sido ajena a este movimiento y se ha mejorado sustancialmente el reconocimiento social del emprendimiento. Aún debemos aceptar el fracaso como parte del proceso, darle más valor al éxito de quienes triunfan y fomentar los valores asociados a la iniciativa emprendedora desde los primeros niveles educativos, pero estamos en el camino adecuado para consolidar una cultura propicia para la innovación y la iniciativa empresarial.

Los proyectos innovadores, de los que cada día tenemos más ejemplos en España, surgen de la combinación del trabajo y el talento de personas con perfiles muy diferentes. Para que esto ocurra son esenciales espacios físicos -incubadoras y viveros de empresas; espacios de coworking; etc.-, eventos de todo tipo, redes de colaboración público-privada y repercusión mediática. Se trata, en definitiva, de lograr la densidad necesaria para que se generen proyectos con potencial de manera espontánea y de que todo lo que ocurre se visibilice y sirva de estímulo a otras personas.

Emprendimiento caótico

El crecimiento de todos estos elementos es exponencial en España y la buena noticia es que está teniendo lugar con la participación de iniciativas privadas, grandes empresas y el sector público de forma bastante equilibrada. Esta explosión de actividad en torno al emprendimiento está siendo un tanto caótica y probablemente 2015 seguirá siendo un año de entropía creciente pero, poco a poco, los ecosistemas que están desarrollándose en distintas ciudades españolas irán estabilizándose, tendiendo a ser más ordenados y estableciendo interconexiones entre ellos.

La gran carencia a día de hoy es la falta de una información clara sobre lo que ocurre en cada ciudad. Es difícil saber, especialmente si no se está inmerso en el mundo emprendedor, dónde y cuándo tienen lugar las distintas actividades o con quién hablar para resolver un tema concreto.

Otra pieza esencial en todo este proceso es el talento. Estamos viendo como crean empresas tanto profesionales con experiencia y formación como jóvenes que suplen la falta de experiencia con su mayor creatividad, capacidad de innovación y sensibilidad hacia los cambios tecnológicos. Sin embargo, sigue habiendo un desajuste entre las necesidades de una empresa del siglo XXI y la cualificación del capital humano.

Conectividad e Internet

Internet ha cambiado el mundo y va a seguir haciéndolo en los próximos años. La conectividad de multitud de dispositivos en cualquier momento y lugar está dando lugar a un crecimiento exponencial de la información y revolucionando la forma en la que actuamos en el ámbito personal y profesional. Las oportunidades de negocio que esto genera son infinitas y la rapidez con la que se pueden ensayar y validar modelos empresariales hace que sea el campo de mayor potencial y crecimiento a día de hoy.

En el ámbito educativo veremos cambios importantes en los próximos años para adaptarnos a esta realidad pero, mientras, tendremos que seguir impulsando iniciativas de formación no reglada que suplan el desacople y aumenten la empleabilidad y autoempleo, especialmente de los jóvenes.

Probablemente el factor que más condiciona hoy la actividad emprendedora en España es el desempleo. No se trata sólo de que haya muchas personas obligadas a emprender por falta de ofertas en el mercado laboral. Desde el punto de vista de la creación de empresas, el principal problema es la falta de recursos económicos propios para invertir en las etapas iniciales de cualquier proyecto y la consecuencia es que la mayoría de las personas que emprenden están más preocupadas en buscar financiación que clientes, que han de ser la base sobre la que construir su empresa.

Las entidades que apoyamos a los emprendedores tenemos el reto de ayudar a construir proyectos viables comercialmente que puedan ser puestos en marcha con los recursos disponibles en cada caso. Pese a los cambios introducidos por la Ley de apoyo a emprendedores, los costes de emprender son elevados en comparación con otros países europeos, por lo que es inviable la puesta en marcha de proyectos técnicamente viables, especialmente si los impulsan personas que parten del desempleo y la precariedad.

La inversión privada -y también la pública- a la búsqueda de proyectos de alto potencial es creciente pero gran parte de la actividad emprendedora en España no responde al perfil de una empresa invertible: aquélla que es capaz de hacer crecer los ingresos manteniendo un crecimiento lineal de los gastos.

Falta de recursos

Por otra parte, proyectos que sí pueden ser invertibles necesitan un grado de madurez previo, para el que hacen falta recursos de los que no disponen muchos emprendedores. Esta circunstancia la están paliando en cierta medida algunos business angels y fondos públicos, pero el acceso a ellos para los no iniciados es complejo por la inmadurez del ecosistema emprendedor y la falta de experiencia.

Válidos tanto para proyectos simplemente viables como para los potencialmente invertibles, las plataformas de financiación colectiva (crowdfunding) y de préstamos entre particulares están cobrando cada vez más fuerza como alternativas de financiación. Han surgido muchas con enfoques variados y, probablemente, habrá una concentración que permita incrementar su efectividad, pero hay alternativas para cualquier tipo de proyecto. En definitiva, 2015 será un año en el que seguiremos viendo crecer la actividad emprendedora en España, con ecosistemas cada vez más maduros capaces de generar proyectos innovadores y globales.

Fuente: El Economista (10/03/2015)