El descubrimiento del ron granadino
El autor del blog gastronómico El Comidista, que publica El País, Mikel López Iturriaga, descubre hoy el ron motrileño.
En mi infinita ignorancia, siempre había visto el ron como un producto exclusivamente caribeño, americano o, en todo caso, canario. No tenía ni idea de que además de en Cuba, la República Dominicana o Venezuela, el licor también se produce en un rincón de la península. Granada lleva bebiendo su propio ron desde hace dos siglos, y continúa haciéndolo sin que buena parte del resto del país nos hayamos enterado.
.En la Costa Tropical de la provincia hubo una gran tradición de cultivo de la caña de azúcar, y en el pasado hubo hasta 30 pequeñas producciones de ron de las azucareras de la zona. Hoy, sólo una pequeña bodega familiar resiste al empuje de los Bacardi, Pampero o Negrita. Se trata de Ron Montero, fundada en 1963 en Motril por el miembro de una familia de industriales del azúcar de la zona, Francisco Montero Martín.
Hace poco tuve la ocasión de probarlo y me pareció buenísimo, al nivel de las mejores marcas caribeñas. No siendo ni mucho menos un experto en la materia, pensé que mi opinión no contaba demasiado, pero después supe que tiene más de un fans entre los entendidos. Lo que me llevó a preguntarme: ¿cómo es posible que una bebida de este calibre, que se lleva haciendo desde hace más de 40 años a la vuelta de la esquina, no sea más conocida en el resto de España?
«Ron Montero nació como la realización de un sueño de alguien que llevaba toda su vida trabajando con la caña de azúcar y sus alcoholes, mi tío abuelo», explica Andrea Martín Targa, la actual responsable de la bodega. «Hasta el año 2007 sólo trabajaban 3 personas, incluyendo el fundador. No había departamento de ventas ni de marketing. Él era soltero y sin hijos, y prefería vivir tranquilamente haciendo su ron sin complicarse con una expansión. Tenía –y sigue tiendo- un gran reconocimiento en la zona y alrededores, y eso era suficiente para él».
Respetando los principios fundacionales instaurados por su tío-abuelo, consistentes en fabricar un ron de alta calidad al mejor precio posible, Andrea está tratando de dar a conocer las virtudes de su marca fuera de su ámbito tradicional. A la pregunta de en qué se distingue un ron granadino de uno caribeño, responde: «Nos diferenciamos por la pureza de nuestros sabores a caña de azúcar y roble americano. Nada de esencias ni de envejecimientos acelerados. Utilizamos las mejores materias primas y envejecemos en barricas vírgenes, obteniendo un sabor muy característico y diferente al resto».
El ron granadino utiliza un sistema de barricas similar al de la crianza de los vinos de Jerez. Un porcentaje del líquido inicial de las más antiguas, las soleras, se conserva siempre, lo que da al ron un cuerpo «maduro y balanceado», según Martín Targa.
El fundador, Francisco Montero, ejerce como garante de esos rasgos característicos, asistiendo a las catas olfativas semanales de la empresa. «Él es una persona de fuertes principios y creo que, la manera en que mejor conseguimos ser fieles a su espíritu, es luchando porque el protagonista sea el ron y su calidad, no empujando el producto al mercado para conseguir grandes números», explica su sobrina nieta.
En ese sentido, han renunciado a cambiar la imagen de las botellas. Sólo han introducido pequeños retoques en sus etiquetas, que conservan hasta una de esas viejunas escenas de caza tan habituales en las casas españolas de los setenta. «Muchas veces nos dicen que por qué no hacemos un packaging más moderno, pero para nosotros es fundamental mantener nuestros orígenes. Renovarlo todo dispararía los precios, y lo importante está en el interior de la botella».
Donde sí estan dispuestos a innovar es en el uso de nuevos canales de promoción, como Internet o las redes sociales. «Son una vía de comunicación fundamental. Tenemos más de 3.600 amigos en Facebook que participan activamente, hemos renovado la web y tenemos en ciernes un nuevo proyecto que se desarrollará online. Estamos lejos de los grandes grupos: no tenemos sus medios, pero tampoco su filosofía ni sus expectativas de crecimiento. Ellos elaboran millones de botellas, nosotros no superamos los 250.000 litros. La red nos permite, si no competir en igualdad de condiciones, sí al menos tener más oportunidades».
Fuente: El Pais (17/01/2012)