El control higiénico sanitario a las industrias alimentarias de Granada se salda con «óptimos resultados»

El balance de controles higiénico-sanitarios a las industrias alimentarias granadinas realizado a lo largo del año se ha saldado “con óptimos resultados´, según ha informado la concejala de Salud, Medio Ambiente y Consumo, Telesfora Ruiz, unas evaluaciones periódicas y permanentes que se centran en un amplio conjunto de variables como estado de las instalaciones, ciclo de producción y el propio autocontrol de la industria.

“En nuestra ciudad existen cincuenta industrias alimentarias de gran volumen de producción, fundamentalmente de cárnicas y lácteos, por cuanto el servicio de Salud del Ayuntamiento establece controles higiénico-sanitarios periódicos y permanentes a lo largo del año». Estos controles están dirigidos a comprobar las condiciones higiénicas de las instalaciones y el ciclo de producción del producto hasta su puesta en el mercado, incluyendo el sistema de autocontrol de la industria.

La concejala ha asegurado que la frecuencia de los controles se planifica en función del tamaño de la empresa, del volumen comercializado, de los riesgos sanitarios de los productos que se elaboran y/o comercializan, así como de las garantías de los sistemas de autocontrol de las mismas y del histórico de disconformidades y de sus reincidencias.

El catálogo de temas que se evalúan durante la inspección resulta muy amplio. Los técnicos municipales se centran en las condiciones higiénico-sanitarias de las salas, dependencias y cámaras de las industrias alimentarias; en las condiciones de funcionamiento y conservación de los diferentes equipos e instalaciones y en los procesos productivos y tratamientos (incluidos el envasado, embalado y almacenamiento).

Asimismo, la inspección municipal se centra en las materias primas, productos intermedios y productos finales; en la manipulación y prácticas correctas de higiene, en el control sanitario del personal que trabaja en las diferentes dependencias, y en la supervisión de los sistemas de autocontrol (Puntos Críticos de Control y Planes Generales de Higiene).

Por su parte, también son objeto del trabajo inspector los documentos de acompañamiento comercial de los alimentos; el etiquetado y rotulación de envases y embalajes, -tanto de materias primas, productos elaborados y productos comercializados-; los envases y embalajes utilizados, -en lo que se refiere a características, como en cuanto al uso y almacenamiento de los mismos- y por último, las autorizaciones administrativas obligatorias (RGSA) en función del tipo de actividad.

Además, en el transcurso de las inspecciones se realizan diferentes tomas de muestras de los productos terminados, unas muestras en las que se analizan aquellos parámetros que puedan hacer que el producto no sea apto para el consumo humano como pueden ser los Metales Pesados, Dioxinas, Plaguicidas, Micotoxinas, Bacillus Cereus y Enterobacteriaceas entre otras, así como alérgenos como el gluten.

“En el caso de las industrias que comercializan sus productos en terceros países se realiza una inspección de la partida antes de su envío y se emite el correspondiente certificado de exportación. El número de certificados emitido en estas industrias en un año oscila de 900 a 1.000”.

En materia sancionadora, durante el último año solamente se han incoado dos expedientes sancionadores de pequeñas deficiencias que han sido corregidas “ya que estas industrias han dado pronta y positiva respuesta a los controles realizados, y corregido las deficiencias detectadas”.

Fuente: Ideal (20/10/2015)